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Editorial
Quién ronda a El Malecón
Es importante que entonces se estableciera una especie de manual sobre la rigurosidad en el acatamiento de las normas urbanísticas en dicho sector, así sus representantes afirmen que allí “no hay nada diferente a lo permitido”.
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Viernes, 28 de Enero de 2022

El Paseo de Los Próceres o El Malecón es un lugar emblemático de Cúcuta que está convirtiéndose en tierra de nadie sin dios ni ley, en donde el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y las normas sobre el espacio público se volvieron rey de burlas.

Es urgente ponerle orden a este lugar que nació para darle una cara amable a las riberas del río Pamplonita y que fuera inaugurado el 17 de julio de 1983.

Pero lo grave es que estando ya muy cerca de cumplir los 40 años, hoy esté convertido en un sitio en el que la informalidad urbanística y los abusos con el espacio público, están al orden del día.

Y si nos damos cuenta, dichas enfermedades son las mismas que pululan por diferentes sectores de la capital de Norte de Santander, luego entonces la conclusión es que la ciudad  padece de estos males porque no ha habido quien los controle ni los contenga. Un hecho evidente de que las cosas pasan y los organismos gubernamentales encargados de ejercer las funciones o no se dan cuenta o están desfasados,  fue el que encontró La Opinión cuando estuvo averiguando en la Alcaldía algunos datos concretos sobre El Malecón.

No se sabe por qué razón, pero lo cierto del caso es que allá en el Palacio Municipal desconocen a ciencia cierta cuántos negocios funcionan allá en ese punto de la avenida Los Libertadores, en donde en anteriores mandatos se entregaron los espacios para ser administrados por particulares.

Lo que no se conoce con exactitud, y la alcaldía lo confirma, es bajo qué modalidad se concedieron por lo menos 59 locales para su operación, cuál fue el área exacta que se entregó en comodato y por cuánto tiempo.

Ese limbo es riesgoso, por lo que debe entrar a aclararse qué fue lo que realmente se hizo durante los gobiernos de los exalcaldes Ramiro Suárez, Donamaris Ramírez y César Rojas, para que de esta manera se proceda a poner orden en la casa.

Y en ese proceso es igualmente importante que las tarifas de los impuestos correspondan al de negocios localizados en un punto tan importante desde el punto de vista turístico y comercial, y contribuyan en consecuencia al fisco municipal. 

Planeación Municipal ha indicado que le puso la lupa al problema, pero esto no puede tratarse dentro de una simple acción de ‘apagar el fuego’, porque como lo advierte cualquier ciudadano, de lo que se trata es de un asunto coyuntural que afecta al municipio en general.

Por ese motivo, qué interesante resultaría un análisis concienzudo por parte de la Cámara de Comercio, el Concejo, la Alcaldía, Fenalco, las veedurías ciudadanas, los vecinos de El Malecón, la Policía y los gremios, sobre este aspecto en concreto del paseo sobre el Pamplonita, para que se tomen determinaciones en el corto y mediano plazo, que se irradien hacia el resto de la ciudad.

A un año de cumplirse las cuatro décadas de la inauguración, es importante que entonces se estableciera una especie de manual sobre la rigurosidad en el acatamiento de las normas urbanísticas en dicho sector, así sus representantes afirmen que allí “no hay nada diferente a lo permitido”.

Ese sentimiento cucuteño y nortesantandereano por El Malecón debe siempre mantener viva su llama y por eso es fundamental darle paso a la revisión y a la aplicación de los controles a que haya lugar con el propósito de que no se pierda el rumbo y de manera evitar que los visitantes y quienes tienen sus negocios se crean con la libertad de hacer lo que quieran.  

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