Todo comenzó desde la Federación Colombiana de Municipios y luego aparecieron hasta 22  ‘Teodolindos’ y ‘Yidis’ para intentar una jugadita conducente a extender el período actual del presidente y de los congresistas hasta 2024. Pero les salió mal. Por lo pronto no se sabe si les ofrecieron algo, pero sí quedaron con el riesgo de que les demanden la investidura.

Y era lógico que esta criatura con fisonomía de golpe de Estado institucional ni siquiera pudiera tener opción de hacer tránsito por el Congreso de la República, y se hundiera dejando el sinsabor de como la democracia corre el riesgo de acciones contrarias a la Constitución y la ley.

La sentencia C-140 de 2010 de la Corte Constitucional y el Acto Legislativo 2 de 2015 quedaron en riesgo de ser violentados con esa iniciativa, al pretenderse prolongar el tiempo de mandato con el voto del Congreso y no de los ciudadanos y reinstaurar en Colombia la reelección presidencial, cuyas puertas están cerradas.

Ese planteamiento de Gilberto Toro, de Fedemunicipios, para buscar la unificación de las elecciones legislativas, presidenciales y locales para presuntamente ahorrar dinero y garantizar condiciones para ejecutar adecuadamente los planes de desarrollo locales y nacionales, terminó convertido en un escándalo que sigue dando de qué hablar.

Una maniobra de esta naturaleza, a la que el Gobierno Nacional finalmente terminó dándole la espalda y rechazándola, es lo que menos necesita en estos momentos el país que se debate en medio de la crisis económica generada por la pandemia del coronavirus que sigue acechándonos y en el que se nos avizora otra reforma tributaria, que esa sí, debe de ser bien analizada para evitar sorpresas al bolsillo.

Una pregunta que en este momento se hace el ciudadano, es por qué esos 22 congresistas del Centro Democrático, La U, el liberalismo, conservatismo y Cambio Radical, si quieren hacerse conocer en Colombia por qué no presentan, defienden y sacan adelante un proyecto en el que les rebajen el sueldo de $34 millones mensuales a los senadores y representantes, que les recorten las asignaciones  de vacaciones y que  todos los gastos corran a cuenta de ellos y no de los colombianos.

Será que alguno de ellos es capaz de contestar eso y de armar esa coalición de los 22 para que al país no le salga tan caro mantener a un legislativo que cada vez anda más desprestigiado porque la gran mayoría de sus integrantes van al Capitolio solamente a ‘calentar’ curul a votar como autómatas y a buscar simplemente sus beneficios electoreros para procurar pasar una buena temporada como congresista.

Ahora que se volverá a plantearse la propuesta de una renta básica vamos a ver cómo se portan los miembros de ambas cámaras, que en asuntos como el de mejorar las condiciones de la gente golpeada por la crisis sí hablan de la regla fiscal o hasta del riesgo político de malacostumbrar al pueblo con subsidios para posteriormente votar en contra, pero cuando se trata de sus intereses propios, ahí sí no hay excusas y todo es válido.

Lo bueno es que vienen las elecciones. Lo malo es que votan y los mismos con las mismas, así sea con rostros, partidos y movimientos distintos.