¡Otra vez somos noticia pero por dar mal ejemplo! Cinco municipios de Norte de Santander aparecieron dentro del listado de 259 entidades territoriales del país a las que el Ministerio de Hacienda les suspendió temporalmente los giros del Sistema General de Participaciones.
La aplicación de esa medida cautelar a las administraciones de Cáchira, Cucutilla, Los Patios, Salazar y San Cayetano, cuando ya están en el ocaso del mandato, quiere decir que no se trató de una simple equivocación o de un error por desconocimiento, puesto que el hecho motivador sucedió cuando ya están de salida los actuales gobiernos locales.
Sin duda que se debe tener sumo cuidado en la aplicación de las instrucciones para el manejo de esa plata desde las cuentas maestras, porque resulta grave que se efectuaran operaciones débito que no tienen como fundamento la prestación de un bien o servicio a una entidad territorial, al igual que traslados de parte de esos dineros a instituciones descentralizadas, pero en cuentas que no cumplen lo exigido por la Resolución 4835 del Minhacienda.
Queda rondando en el ambiente el por qué la ocurrencia de hechos de esta naturaleza, que aunque en un principio no conllevarían acciones fiscales o disciplinarias, sí implican una contravención normativa, impiden que se haga el control a la ejecución de esos dineros, incumpliendo lo siguiente: Los recursos del Sistema General de Participaciones se manejarán en cuentas bancarias registradas que solo acepten operaciones de débitos por transferencia electrónica a aquellas cuentas bancarias que pertenecen a beneficiarios naturales o jurídicos identificados formalmente como receptores de estos recursos, como lo indica el artículo 140 de la Ley 1753 de 2015.
Y haciendo fuerza porque ojalá estos esguinces al ordenamiento legal queden como un mal recuerdo, veamos lo dicho por Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP) que se resume en que ‘el pastel de las regalías no se aprovecha como debe ser’.
Este mensaje significa un campanazo, un sacudón o, si se quiere, un llamado a robustecer los proyectos a financiar en Norte de Santander con estos dineros, que para el caso del departamento en este momento tiene $850.000 millones en el Sistema General de Regalías (SGR).
El gobernador y los alcaldes electos que se posesionan en enero del año entrante es bueno que tomen nota de que deberían evitar que las regalías se utilicen en ser financiadoras de iniciativas cuya irrigación no sea de mayor impacto, para así evitar, como lo dijera el experto, volver esa fuente “en plata de bolsillo de un presupuesto regional”.
Ahí tienen una gran misión para cumplir los nuevos gobernantes en el aprovechamiento de ese millonario paquete financiero y pensar en unas obras de más envergadura, a fin de que la región pueda seguir nutriéndose de esos dineros y que los mismos lleguen a favorecer a más habitantes y municipios, con los planes que se estructuren y presenten ante el SGR.
Desde el primero de enero de 2020, a las administraciones que se instalen en el departamento les espera una ardua tarea para el uso cuidadoso de los recursos SGP y que las regalías de verdad le dejen a los nortesantandereanos las obras que en muchos frentes se están esperando y no se diluyan en contratos que al final no encajan dentro del concepto del beneficio general.
