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Editorial
Sistema de transporte
¿El plan se podrá dejar en marcha de una manera tal que sea irreversible y que no corra el riesgo de que llegue un nuevo gobierno y lo paralice?
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Miércoles, 22 de Marzo de 2023

Ahora que se avecina la primera alza, de las dos anunciadas para este año del valor del pasaje en busetas, sería interesante que la Alcaldía de Cúcuta precise hasta donde se encuentra el avance del plan de movilidad segura y sostenible para la capital de Norte de Santander.

Es decir, ¿cuándo veremos los buses eléctricos de los cuales se habla?  Sobre eso hay que empezar a profundizar y exponer las argumentaciones técnicas y de confort con los cuales contarán dichos vehículos.

 ¿Cuál será el modelo y estructura de los mismos? ¿Serán americanos o europeos? Eso resulta interesante saberlo con antelación porque la comunidad así como está siendo llamada a que saque más dinero de su presupuesto familiar para pagar por un servicio que no mejora pero que sí sube de precio, también merece respuestas sobre el futuro de este servicio público.

No olvidemos que al revisar pasadas administraciones, esto nos trae frustraciones sobre los famosos planes de transporte masivo que se quedaron simplemente en los enunciados y promesas pero que nunca alcanzaron a materializarse, mientras el problema se complicó. En una oportunidad llegó hasta tener nombre pero de ahí no pasó. Luego se empezó a hablar en otros gobiernos pero tampoco nada ocurrió.

Hoy, en medio del aumento de $400, dividido en dos, de los pasajes, la deliberación sobre este aspecto esencial para el desenvolvimiento ciudadano retoma interés general, porque hay una inquietud, que es urgente despejar: Ya el gobierno local comienza a tener el sol a las espaldas, pues su tiempo de mandato empieza a terminarse y vienen las elecciones.

¿El plan se podrá dejar en marcha de una manera tal que sea irreversible y que no corra el riesgo de que llegue un nuevo gobierno y lo paralice?

Son interrogantes válidos que rondan en la mente de quienes cada mañana y cada noche deben de pagar más caro por montar en unas busetas destartaladas, que incluso no cubren las rutas necesarias para un buen servicio ni en Cúcuta ni en el área metropolitana.

Hablamos de que el 86% de los usuarios del transporte público pertenecen a los estratos 1 y 2, el 61% de los viajes que se realizan corresponden a sus jornadas laborales y el tiempo de duración de los trayectos es de 30 minutos aproximadamente, como se identificó en el estudio de movilidad.

El parque automotor del servicio de transporte urbano está compuesto por 1.726 vehículos (buses, microbuses, busetas, automóviles y camionetas). La mayoría son microbuses (63%), con una antigüedad de 18 años; y hay 114 rutas operadas por 11 empresas.

Lo cierto es que ni la ciudad ni los municipios aledaños resisten más con este caos que caracteriza a la movilidad en general. El elemento relacionado con transportar a miles de personas es urgente cambiarlo. Ya está saturado y tiene fallas insuperables y no da garantías ni a los usuarios ni conductores.

La otra pregunta de quien hoy va en un microbús es ¿Cómo serán los buses eléctricos? Amplios. Con aire acondicionado. Tendrán suficientes sillas para que los usuarios vayan cómodamente sentados.

Que el proyecto viaje a la máxima velocidad del papel a las vías cucuteñas y metropolitanas es urgente, porque el servicio no puede seguir encareciéndose soportado en anuncios sobre ‘proyectos maravillosos’, porque los usuarios sufren varios problemas: económicos, de inseguridad y de una mala prestación.

La ciudad más importante de la frontera colombo-venezolana, que es la puerta de entrada al país, merece tener un sistema moderno de transporte que garantice la movilidad sostenible, porque lograrlo es mejorar en desarrollo humano y en competitividad.

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