Ningún país debería cometer el “error fatal” de asumir que se librará del coronavirus, es la advertencia que lanzó a los habitantes de La Tierra el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Y de verdad que es razonable lo dicho por el experto. Colombia entró en el grupo de naciones afectadas por ese virus al detectarse un caso positivo, en Bogotá, de una joven que estudia en Italia donde se concentra el principal foco de la enfermedad en Europa.

Ahora lo que hay que tener es mucho cuidado, aplicar las medidas de salubridad indispensables y las acciones de prevención que permitan levantar una especie de barrera para no convertirse en sujeto susceptible de contagio.

Sin bajar la guardia frente a una situación desconocida como esta, en donde el riesgo de la salud es indudable, es válido el llamado a la calma que hiciera el presidente Iván Duque. “(...)no podemos dejarnos llevar por el pánico ni por la paranoia. Con la debida preparación, esto no puede conducir a la parálisis del país”, fueron las palabras del jefe de Estado, que deben llamar a la reflexión.

La serenidad, la cautela y la máxima información posible, son las mejores aliadas en estos momentos para evitar desbordamientos en el comportamiento, bien sea porque se peque en excesos infundados o porque se decida dejar todo a la suerte,  actuaciones que finalmente llegan a poner en riesgo la salud de la comunidad, porque como se sabe, este virus se propaga rápidamente en el entorno. 

Poniendo el caso del coronavirus en Cúcuta y Norte de Santander, lo que sí debe darse es una operación de alerta máxima en las clínicas, hospitales, unidades básicas y puestos de salud para brindar la atención requerida.

La coordinación de las autoridades de salud departamental y municipal es fundamental para que en cumplimiento de los protocolos se contemplen las tareas que ayuden a la aplicación de los exámenes requeridos para descartar o confirmar casos y proceder a la atención de los pacientes.

 Igualmente deben darse a conocer a los ciudadanos cómo operarán las operaciones de control preventivo, como por ejemplo las cuarentenas individuales o masivas y tener listos los planes de contingencia para que se cuenten con los elementos que ayuden a proteger la población.

Hablamos de los tapabocas, especialmente, para que los avivados y los ‘mercaderes del coronavirus’ no encuentren en esta emergencia la oportunidad para llenarse los bolsillos a costa de la especulación y el acaparamiento de esos elementos que pasaron a ser artículos de primerísima necesidad.

Pero aquí es evidente que a Migración Colombia le corresponde, de manera urgente, establecer controles sanitarios en los pasos fronterizos con Venezuela, que contemplen personal de salud dotado con equipos que midan la temperatura de quienes cruzan y así mantener una vigilancia epidemiológica en Norte de Santander, La Guajira y Arauca, con el propósito de evitar desagradables y riesgosas sorpresas para la salud de todos.

Llegó el momento de aprender a convivir con este ‘invitado’ con el cual hay que tener las manos muy bien lavadas constantemente y cambiar hábitos de comportamiento en cuanto al saludo y procurar evitar acudir a sitios de masiva afluencia de público.