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Editorial
Todos con Santurbán
Santurbán es un territorio paramuno que en un 73% se encuentra en Norte de Santander y el 27% restante en Santander.
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Jueves, 8 de Octubre de 2020

Que 82 senadores se declaren amigos de los 37  páramos  y enemigos de la megaminería en los ecosistemas  de alta montaña  es un triunfo para Colombia porque más allá de los colores e intereses políticos, la conservación y preservación de Santurbán -por ejemplo-  tiene que pasar a convertirse en una política de Estado.

Resultó interesante que los legisladores reclamaran y plantearan una protección integral de este territorio paramuno que en un 73% se encuentra en Norte de Santander y el 27% restante en Santander,  y ha estado en el foco nacional e internacional por los intentos de la multinacional Minesa de venir a explotar un yacimiento de oro en Soto Norte.

Como se dice popularmente, el Congreso de la República ‘ganó puntos’ con los colombianos que asisten expectantes a la posición que ellos asuman frente a esta joya natural hídrica de la que se abastecen los acueductos para más  de 2’200.000 de habitantes en los Santanderes.

“Celebramos apoyo de Senado para Santurbán. La proposición aprobada es diferente con Ley de Páramos, porque se pide proteger ecosistemas circundantes a Santurbán, es decir la integralidad de la montaña. Es un mensaje contundente de rechazo a Minesa”, fue la reacción del comité que defiende al páramo.

Hay que esperar que el espíritu de la proposición aprobada convenza al Ejecutivo de que es más importante el dorado del agua que las nueve millones de onzas de oro que la compañía busca extraer, de acuerdo con la solicitud de licencia que hace pocos días fue archivada, procediendo a rechazarla definitivamente.

El colectivo ciudadano Comité para la Defensa del Agua y del Páramo de Santurbán en una acción popular en el Tribunal Administrativo de Santander ha pedido que esa zona del bosque alto andino sea declarada como excluida de la megaminería para que se cierre definitivamente el intento de procesos de explotación.

Ya con estas cartas  sobre la mesa, en donde  se advierte que la tendencia mayoritaria es a salvar la vida y el agua, antes  que condenar a una depredación y destrucción medioambiental de proporciones, es indispensable que también existan acciones para  que la Nación invierta en las comunidades de Soto Norte.

Tiene entonces mucho por hacer el nuevo ministro del Ambiente, Carlos Eduardo Correa, para que ponga en práctica la línea de acción expuesta desde el Congreso de la República en la proposición con la cual se cerró el debate sobre Santurbán:

“Prohibir la megaminería o cualquier actividad extractivista en megaminería o cualquier actividad extractivista en los 37 páramos del país y, en consecuencia, abstenerse de adelantar cualquier actividad de megaminería en Santurbán y sus ecosistemas circunvecinos que pongan en riesgo su biodiversidad y conservación y abstenerse de otorgar licencias de explotación minera a personas jurídicas de carácter privado que alteren, afecten, degraden, contaminen o destruyan la biodiversidad y los cuerpos hídricos originados en los páramos”.

Lógicamente que quienes insisten en la actividad de la minería a gran escala como una opción para la generación de recursos por intermedio de las regalías para las regiones y en la inversión extranjera un ‘oasis’ para impulsar el desarrollo en Colombia, darán la batalla para conservar ese modelo, pero la contraparte tiene suficientes argumentos para  probar que sin agua, no hay oro que valga.

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