Se han conocido las preocupantes conclusiones del estudio ‘La pesada carga de la obesidad y la economía de la prevención’, que acaba de publicar la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), y tenemos que admitir que estamos frente a una grave calamidad pública de orden global, a la que hay que ponerle inmediata atención.

El impacto de la obesidad en el mercado laboral, por ejemplo, es impresionantemente alto. A la economía colombiana este impacto le cuesta 13,7 billones de pesos, es decir, más de 280.000 pesos por habitante, distribuidos así: 67.000 por ausentismo, casi 7.000 por jubilaciones por incapacidad, 68.000 por efectos en la tasa de empleo, y 141.000 por presentismo, que es cuando la gente va a trabajar enferma y produce menos.

A Colombia, las enfermedades relacionadas con la obesidad le cuestan 4,3 por ciento de su Producto Interno Bruto, mientras que a los países de la Ocde les cuesta 3,3 por ciento de sus economías.

Según el documento, en los próximos tres años el sobrepeso será la causa de muerte de hasta 92 millones de personas. El informe también revela que  las mujeres tienen 90 por ciento más de posibilidades de ser obesas y los hombres, un 50 por ciento.

El documento señala que alrededor del 8,4 por ciento del presupuesto destinado a la atención médica en la mayoría de los países miembros de la organización se va en proporcionar tratamiento para enfermedades relacionadas con el sobrepeso. En el caso de Colombia, nuestro país debe destinar el 6 por ciento de su gasto total en salud a esa atención.

La razón de ese incremento  obedece a que las personas con sobrepeso usan más los servicios de atención médica, se someten a más cirugías y tienen más del doble de recetas en comparación con las personas con un peso saludable. Esto significa, de acuerdo con el estudio de la Ocde, el 70 por ciento de todos los costos de tratamiento para la diabetes, el 23 por ciento de los costos de tratamientos para enfermedades cardiovasculares y el 9 por ciento para los cánceres.

El documento de la Ocde recomienda en forma insistente sobre la necesidad de la prevención y la adopción de hábitos y rutinas saludables en materia de comidas y bebidas y los ejercicios para tener una vida sana. Al respecto señala que las ventajas de prevenir la obesidad no son solo las de poder encausar el gasto en enfermedades y pérdida prematura de personas, en otras necesidades de los países, sino en términos de productividad y desarrollo.

Y destaca también que los niños con un peso saludable tienen 13 por ciento más de probabilidades para un buen desempeño en la escuela y más probabilidades de completar la educación superior.

Por el contrario, los menores con obesidad están menos satisfechos con la vida y tienen 3,8 veces más probabilidad de ser intimidados, lo que puede contribuir a resultados educativos bajos. El documento de la Ocde hace recomendaciones importantes para enfrentar el problema de la obesidad en el mundo.

Al respecto señala que lograr una reducción del 20 por ciento en las calorías que aportan los grupos de alimentos que más producen sobrepeso y obesidad evitaría el desarrollo de hasta 1,1 millones de casos por año de enfermedades cardiovasculares, diabetes y varios tipos de cáncer en los 42 países que fueron estudiados. La reformulación de alimentos para bajar el contenido calórico también puede producir ahorros en el gasto de salud de hasta 13,2 mil millones de pesos por año, según el estudio.

En Cúcuta, la obesidad es un problema gordo que merece especial cuidado no solo de las autoridades de salud sino de la comunidad en general. En días pasados La Opinión informó que el 30 por ciento de los cucuteños son obesos y padecen enfermedades y molestias por esta condición. En el Hospital Erasmo Meoz y en casi todas las instituciones de salud – públicas y privadas – de la ciudad y el departamento se adelantan programas especiales para la atención de la obesidad. Hay que acudir a ellos antes de que sea demasiado tarde.