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Editorial
Vamos mal
No se entiende como las autoridades no definieron un patrón para el manejo de las ventas ambulantes que volvieron a proliferar en varias zonas del centro de la ciudad.
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Jueves, 25 de Junio de 2020

Inexorablemente, la aceleración en el proceso de propagación del coronavirus en Colombia llevó a lo que muchos anticipaban, que el Gobierno Nacional extendiera el confinamiento obligatorio, aunque por lo que se aprecia en las calles pareciera que nada estuviera pasando puesto que hasta los fastidiosos trancones han reaparecido.

Este miércoles, de nuevo Norte de Santander volvió a mostrar un alto número de casos para un solo día, al mostrar 15 contagiados en el conteo que da a conocer el Ministerio de Salud, y registrándose en Cúcuta dos de los 87 fallecimientos ocurridos en las últimas 24 horas.

Como vemos, la situación sanitaria por la pandemia va en franco deterioro alcanzando la región 271 infectados, situación que indica la gravedad, en medio de un panorama en el que la responsabilidad es de todos.

No se entiende como las autoridades no definieron un patrón para el manejo de las ventas ambulantes que volvieron a proliferar en varias zonas del centro de la ciudad, sin guardar las distancias y generando aglomeraciones porque entre los puestos y las mercancías que se ofrecen le quitan espacio a la debida movilidad de los peatones que al ir por el andén tienen que caminar por un espacio muy estrecho, contrariándose las reglas sanitarias antipandémicas.

Es indispensable que las secretarias de Gobierno y de Salud concuerden en una estrategia para el espacio público central no se convierta en un peligro foco de contagio y demarquen o delineen o sitúen a los vendedores con un metraje requerido y exigiéndoles el uso del tapabocas, por lo menos.

Ojalá que lo anunciado por la Alcaldía de Cúcuta de imponerles comparendos pedagógicos a las personas que con el tapabocas hacen lo mismo que con el casco de la moto, lo llevan en el sitio menos indicado y no se protegen ni la cabeza ni la boca y nariz, en una clara indisciplina social que puede terminar en tragedia.

Ojalá les sirvan esos cursos y al escuchar a los epidemiólogos y médicos entiendan que el desafío en que incurren es un real juego contra la muerte a la que pueden arrastrar no solo a familiares sino a personas de entornos cercanos en los barrios o lugares de trabajo.

Pero también se les debe reclamar a los bancos -así como en una ocasión se hizo con las casas de giro- que hagan respetar el distanciamiento físico en las colas que se forman a la entrada, puesto que es indispensable que perdure aquella regla humana de primero la vida que la plata.

Habrá que esperar hasta qué punto el virus seguirá en ese comportamiento ascendente, razón por la cual todavía sigue siendo lejano el día en que reabran establecimientos como bares, discotecas, casinos, bingos, balnearios, canchas deportivas, gimnasios y polideportivos, puesto que el Gobierno Nacional aún los mantiene dentro de la lista de actividades prohibidas por el alto riesgo de contagio que implican para la comunidad.  

Y como los científicos son los llamados a indicar que pasará en el futuro, pues la Organización Panamericana de la Salud (OPS) envió un desalentador mensaje, parecido a la advertencia que hiciera el presidente Iván Duque de que la Navidad del 2020 será con coronavirus.

“En ausencia de tratamientos efectivos o una vacuna ampliamente disponible, esperamos que durante los próximos dos años en la región de las Américas experimentemos brotes recurrentes de covid-19, que pueden estar intercalados con períodos de transmisión limitada”, advirtió la OPS.

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