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Editorial
Viejos y pobres
Se citan estudios que indican que por lo menos 18% de los hogares en Colombia son unipersonales.
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Lunes, 24 de Septiembre de 2018

El resultado inicial del censo de población y vivienda descartó que haya 50 millones de colombianos, como es especulaba. Pero, en cambio, confirmó, que es cierto que cada vez, la población se hace más vieja. Y, aunque el censo no lo dice, lo dicta la realidad: además de que cada día hay más viejos, y que estos viejos son igualmente más pobres y, obviamente, más afectados por algunas enfermedades.

Se deduce fácil: el cálculo dice que hay más de 6 millones de colombianos mayores de 60 años, pero solamente 1,4 millones de ellos reciben una pensión de jubilación, equivalente a 1,2 salarios mínimos mensuales. ¿Y los otros 4.6 millones? Pues no reciben nada, ni lo van a recibir. Muy posiblemente así morirán, con todo y lo duro que resulta decirlo.

Adicionalmente, se citan estudios que indican que por lo menos 18% de los hogares en Colombia son unipersonales, es decir, personas que viven solas, y gran número de estas personas son viejos que no pueden valerse adecuadamente para obtener ingresos para vivir.

El hecho de que cada vez la expectativa de vida del colombiano se prolongue, es señal positiva en el sentido en que la ciencia, por un lado, y la atención en salud, por otro, están permitiendo que se viva más, incluso mucho más que hace algunas décadas, pero en condiciones igualmente cada día más deplorables.

Es un fenómeno latinoamericano, este del envejecimiento de la población y de su empobrecimiento simultáneo, pero en Colombia adquiere características más particulares, por el hecho de que el cese de la guerra permitirá que menos personas mueran y, por lo mismo, las cifras de la cantidad de viejos se incrementarán.

Un problema adicional consiste en que la mayoría de los viejos, además de no recibir una pensión mensual de retiro, carecen de recursos, en especial dinero, que les permitan crear una fuente de ingresos personal.

Otro problema tiene que ver con el hecho de que junto con el envejecimiento de la gente, está ocurriendo una disminución en las tasas de natalidad, lo que, a la larga, repercutirá en la posibilidad muy cercana de que no habrá quién vele por los viejos que, como ya se dijo, serán más pobres cada vez.

Para el Departamento Nacional de Estadística (Dane), responsable del censo, los colombianos mayores de 60 años se han triplicado, comparados con los censos de 1993 y 2005, y además, es el segmento de la población que está siendo más afectada por enfermedades crónicas como mentales, demencia senil y alzhéimer, lo cual genera un mayor gasto y sostenibilidad de los sistemas de salud.

El mundo desarrollado también pasó por este tipo de problemas, pero con una diferencia notable: los europeos “pudieron ser ricos y luego fueron viejos”, pero en América Latina, de acuerdo con una visión optimista, “se está dando la situación de que vamos a ser viejos y tener todos los problemas, y luego vamos a ser ricos…”

Al respecto, el experto Cristian Torres Rodríguez decía recientemente que si los gobiernos no toman medidas, “en el mediano plazo Colombia se enfrentará a una crisis social sin precedentes con una población vieja, y lo más preocupante, sin garantías de calidad de vida”.

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