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Editorial
Viruela del mono
Los últimos reportes en el mundo indican la existencia de 219 casos en 19 países donde la enfermedad no es habitual, pero que es endémica en 11 naciones de África Occidental y Central.
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Viernes, 27 de Mayo de 2022

Prevenir es la mejor opción y en ese aspecto hay que resaltar la determinación de las autoridades sanitarias de Norte de Santander de estar prevenidos, para evitar desagradables sorpresas y que la viruela del mono salte donde menos se espera. Vale la pena recordar que la Viruela común, que tenía una mortalidad alta (30%), se considera desde 1980 una enfermedad erradicada totalmente en el mundo y por lo tanto se dejaron de producir vacunas. Pero la del mono es distinta, no es tan grave.

Determinar la vigilancia epidemiológica en varios puntos del departamento, indica que hemos aprendido la dura lección que nos ha dado la pandemia del coronavirus, en el sentido de que las alertas hay que activarlas ante potenciales amenazas a la salud y la vida.

La lógica por nuestra posición territorial fronteriza señala que indudablemente en estas zonas es donde primero hay que hacer los reforzamientos indispensables, por la alta movilidad de personas entre Colombia y Venezuela.

Lo han dicho el Ministerio de Salud y el Instituto Nacional de Salud que por ahora no hay indicios de que ese mal haya entrado al país, pero como se encuentra en Argentina, es indispensable poner en movimiento las acciones determinadas dentro de los protocolos de salud.

Recordemos que a diario cruzan de un lugar a otro aproximadamente 30.000 personas por los puentes internacionales Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y La Unión, hecho que por sí solo indica la necesidad de mantener activadas las medidas que se decidieron aplicar y que también se aplican en la central de transportes y en el aeropuerto.

Eso hay que hacerlo porque el virus que genera dicho tipo de viruela se transmite de una persona a otra por contacto cercano con lesiones, fluidos corporales, gotitas respiratorias y materiales contaminados como la ropa de cama.

Y claro, si hay alguien que esté afectado y se encuentre cerca de otras personas y en lugares donde  el movimiento de viajeros o migrantes sea constante y masivo, el riesgo crece y por lo tanto es importante atender las recomendaciones y requerimientos que hagan las autoridades de sanidad.

Si notamos la forma en que eventualmente esta enfermedad se transmite, la primera conclusión que se saca es que el tapabocas y el lavado de manos constante siguen siendo la barrera natural para contenerlo así como se hace frente a la COVID-19.

Pero también resulta fundamental el apoyo ciudadano, en el sentido de informar si han llegado de otro país porque si vienen de Argentina, Reino Unido, España y Portugal, por ejemplo,  será necesario que se sometan a aislamiento y a someterse a un diagnóstico que permita descartar ser portador de la viruela del mono.

Los últimos reportes en el mundo indican la existencia de 219 casos en 19 países donde la enfermedad no es habitual, pero que es endémica en 11 naciones de África Occidental y Central.

 Y aunque se ha señalado que no es mortal, sí hay advertencias de que el virus puede desarrollar una forma grave de la enfermedad en algunos grupos como niños pequeños, mujeres embarazadas y personas inmunodeprimidas, hecho que podría degenerar en nuevo problemas para los sistemas de salud y poner en riesgo la vida de los pacientes.

Aquí lo evidente es que ni se puede bajar la guardia ni caer en pánico, pero lo obvio es tener mucha atención preventiva porque si miramos como están las cosas, resultaría muy delicado que aparte de tener por aquí problemas como el dengue, el zika, el chikunguña o el mismo coronavirus aún latente, seamos afectados por otro elemento que aumente los riesgos para la salud humana.

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