Se para en punta, mueve las caderas, contorsiona su cuerpo como una serpiente y se desliza en el gran salón a ritmo de bachata. Angie Karina Pérez Mojica perfeccionó cada movimiento después de superar su timidez a bailar cuando tenía quince años.

Y lo hizo matriculándose en bailoterapia, pero ahí se flechó con la danza oriental. “Es maravillosa porque permite identificar perfectamente las partes de tu cuerpo y mandar la orden a la parte que quieras mover”.

A pesar de haber estudiado publicidad y dos años de lenguas modernas se consagró al baile. Pero quería ser una artista integral, profesional. Por eso viajó seis meses a Buenos Aires, Argentina, a dominar el ballet.

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Después pasó a El Cairo, Egipto, a aprender folclor egipcio durante dos meses y regresó a perfeccionar la danza oriental.

En Venezuela, bajo la tutela del triple campeón de salsa, Jean Carlos Caballero, sacó a relucir la parte latina. Y en República Dominicana  se especializó en bachata y merengue. También tiene certificación en zumba.

Su primer viaje como profesional lo hizo a Bogotá en el 2009 a la muestra ‘Mosaico Oriental’ y completó el ramillete de ballet bajo la orientación del argentino Oscar Flores. 

Y después prosiguieron otros 16 países donde ha ido a compartir experiencia, como Brasil, Puerto Rico, Madrid, Costa Rica, México, Curazao, Argentina.  

Con ese cúmulo de experiencia  abrió su academia en Caracas, pero a raíz de la crisis, le tocó empacar para Cúcuta, tierra natal de su mamá, donde empezó de nuevo hace más de dos años. Aquí, en ‘Estudio Belly Angie’, trabaja bajo el método que   cualquier persona puede bailar porque “el baile sale del cerebro y no de los pies”. Su reto es que la gente salga de su academia y diga: ahí aprendí a bailar.

Ha compartido con alumnos desde los cuatro hasta los 78 años que  desean defenderse en la pista de baile. Atiende en grupo y también dicta clases personalizadas.

En este lapso han pasado por su academia un promedio de 300 personas, de las que 50 se mantienen fieles.

Recomienda el baile en general “porque es un cardiovascular. Es decir, una hora de baile equivale a 45 minutos de caminador”. Además mejora el matabolismo y te activa las endorfinas.

La danza árabe hace que el músculo de la vagina se fortalezca y a nivel cerebral activa la memoria porque ambos hemisferios del cerebro se avivan como si estuvieran llenando un crucigrama. De lunes a viernes trabaja con adultos y los sábados a la población infantil. Angie Karina Pérz permanece en constante ‘bailoteo’.