Se considera una ‘tormenta’, de personalidad arrolladora y que lucha por conseguir lo que quiere sin pasar por encima de los demás.
Juliana Patiño Lara, cumplió 22 años, y ha recorrido mundo en el modelaje sacudiéndose de los paradigmas en que encasillan el cuerpo de una mujer.
Su avasallante modo de ser la ha llevado a no escuchar cuando le gritan gorda “como si fuera un insulto, porque gorda soy y gorda me siento”. Y con su tallaje grande está rompiendo barreras porque “donde muchos vieron defectos, yo vi fortalezas y las convertí en talentos”.
Así superó el matoneo. En el colegio Cardenal Sancha terminó bachillerato y en la universidad Simón Bolívar, Trabajo Social. Se ha desempeñado como funcionaria pública en la Alcaldía de Villa del Rosario al tiempo que estudió maquillaje artístico para fotografía, televisión y cine.
Sus medidas 130, 116 y 145 no han sido impedimento para subir a las pasarelas. Y después de concursar en Miss Plus Size, en Bogotá, y quedar de princesa se le han abierto puertas y ventanas.
Allá representó a Norte de Santander y siempre fue la favorita, pero ganó Santander. Pero con ese título que abraza con sabiduría piensa llegar a más gente para ayudarlas a restaurarlas de “esas heridas que dejan las palabras y acciones plagadas de odio”.
La cucuteña Juliana Patiño Lara concursó en el reinado Miss Plus Size y quedó de princesa.
Y sus mensajes en Instagram están cargados de fuerza porque dice que “ser diferente es justo lo que el mundo necesita, porque en la diversidad es donde se encuentra la verdadera belleza. O de lo contrario el mundo sería en blanco y negro”.
Aunque no nació con sobrepeso dice que se está distorsionando lo que en realidad significa la belleza “y encasillando en ciertos parámetros erróneos lo que debe ser el cuerpo de una mujer y la manera en que debe ser visto”. Nunca se ha sentido mal con su cuerpo aunque reconoce que después del desarrollo cuando empezó aumentar de peso se lamentaba porque no se podía poner determina ropa, pero atrás dejó esos complejos.
