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Dos reinas enquistadas en el corazón de Cúcuta
Llegaron a Cartagena, hace 50 años, a concursar en el Reinado Nacional de Belleza. 
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Celmira Figueroa
Celmira Figueroa
Viernes, 9 de Noviembre de 2018

Gloria Eugenia Valero Mora y Patricia Espinel Gutiérrez llegaron a Cartagena, hace 50 años,  a concursar al Reinado Nacional de Belleza. La primera representó a Norte de Santander y la segunda a Huila. Ninguna  ganó, pero han permanecido enquistadas en el corazón de Cúcuta.

Valero Mora vive en Perú y es una gran escritora. Desde allá recordó esos momentos vividos en el certamen de belleza.

“No todos los agradecimientos tienen el mismo valor, ni colman de la misma manera a quien los da o a quien los recibe.

Una de las experiencias más balsámicas que he experimentado en mi vida, la viví hace cincuenta  años, y su aroma aún permanece conmigo,...ser la representante de Norte de Santander en el concurso de Miss Colombia,...compartir hoy este momento es importante con ustedes,...tantas vivencias y todas agradables e inolvidables hoy el Diario La Opinión que fue mi apoyo en esa época.

En demasiadas ocasiones, de mi reinado,...Todos  tuve unas personas que marcaron mi experiencia como Reina otros inspiradores me permitieron conectar con mejor de mí misma y otras porque fueron mis maestros en mi preparación como candidata,...

¡Qué año tan maravilloso el que he pasado! ¿Por dónde comenzar? ¿Describiendo los triunfos, las alegrías y el aprendizaje? Sí, no cambiaría ni un instante, ni un momento de este período. Miro atrás y me lleno de gran satisfacción que permanecerá en mí durante el resto de mi vida, porque la distinción que recibí no representa solamente la belleza física; significa también solidaridad, compromiso social, alegría, tolerancia, lucha y determinación.

Llevar esta corona, un objeto que atrajo tantas miradas, miradas que me empujaban a ser cada vez mejor persona, ciudadana y mujer, constituye para mí un recuerdo imborrable. 

Mi condición de Señorita Norte de Santander me dejó miles de enseñanzas, cientos de valores; me hizo sentir en mis venas el orgullo de ser colombiana, un orgullo que quise y querré transmitir siempre. Llevar sobre mis hombros la palabra «Cucuteña» no fue fácil, pero ¡sí que vale la pena! Porque este sentimiento no acaba aquí. La misión que sostuve como reina la asumí  toda mi vida ,...una responsabilidad que se extiende a saber valorar mis raíces, mis costumbres, mi cultura, mi terruño ,... El hecho de entender que solo así seremos mejores, que solo así este lugar llamado Cúcuta este nombre que tuve en mi pecho durante un año, saldrá siempre adelante, es algo que me llena de satisfacción”.

Gracias al Concurso Nacional de Belleza por hacer honor a esa filosofía de «Las más bellas por Colombia», por darme la oportunidad de ser una embajadora de mi Ciudad de aprender cada día. 

Gracias por hacerme sentir, a mi corta edad, de lo que fui capaz. 

Gracias  A mis compañeras, quiero decirles que hicieron de esta experiencia algo inolvidable. Tantos momentos de risas, de alegría, de locura y de ayuda, cada evento que compartí con ustedes era felicidad pura. ¡Qué buen grupo! ¡Qué excelentes mujeres! A mi familia y a mis amigos debo decirles que no tengo palabras suficientes para agradecer el apoyo. A mis padres, gracias por creer en mí y apoyarme hasta el final, por ayudarme a convertirme cada vez en una mejor Mujer. Ustedes fueron mi todo en este proceso. A los Nortesantandereanos porque siempre los llevaré en el corazón,...les digo que fue un privilegio ser su representante. 

Agradezco el apoyo que me brindaron, el haberme llenado de fortaleza y, con ello, no permitir que olvide la importancia de haber sido su reina.

Patricia Espinel Gutiérrez

Patricia Espinel Gutiérrez viajó, en avión privado a Cartagena, a conquistar el cetro y la corona. Guarda muchos recuerdos en ese ‘baúl’ de esa época de oro, en que primaba la belleza al natural, sin cirugías, sin botox, sin diseño de sonrisa. 

Tenía 16 años cumplidos y cursaba quinto de bachillerato en el Instituto Tulia Rosa Espinosa de Neiva. Recuerda que el reinado se cumplía más en los clubes. No había desfile de balleneras, pero sí de carrozas. Y salió a pasarela tres veces con disfraces, y en su maleta llevó otro vestido de gala para el baile de coronación.  En la ceremonia final lució un vestido blanco, ceñido al cuerpo, confeccionado con cuatro telas rebordadas en cintas rellenas de pedrerías y canutillos que diseñó Agustín Sánchez de la casa ‘Marta Emilia’. Aún lo conserva, junto a los álbumes,  como si fuera ayer.

Tuvo la fortuna de estar muy cerca al entonces presidente Carlos Lleras Restrepo en la inauguración del Buque Gloria y de hacer parte del ‘elenco’ de  la Queimada,  película que el actor Marlon Brando filmó escenas en Cartagena para esa época. Estaba en todo su esplendor y a pesar de no quedar entre el ramillete  fue enviada al año siguiente a representar a Colombia en el reinado internacional de Miss Mundo que se cumplió en T
okio, porque la princesa declinó a ese título. Margarita María Reyes Zawadzky, del Valle, se alzó con el título de Señorita Colombia. 

Terminado el bachillerato Patricia Espinel viajó a Bogotá a estudiar inglés en un instituto y al año regresó a Neiva donde conoció a Jorge Alberto Díaz Acosta, con quien lleva 47 años de matrimonio. Después de tener a sus dos hijos:  Jorge Alberto y Ana María Díaz Espinel, estudió Mercadeo y publicidad en la universidad Jorge Tadeo Lozano. Y luego empezó un periplo con su esposo por el país a raíz del cargo que tenía en Ecopetrol.  Y hace 25 años logró que los trasladaran a Cúcuta donde se ‘anamoró’ de esta capital fronteriza.  Ahora es una consagrada ama de casa y comprometida con obras sociales de diferentes maneras. Cuida a su esposo, quien fui sometido a una operación donde se vio comprometido el riñón y “gracias a las manos del urólogo Luis Alberto Lobo regresó a la vida”.  Los sábados acompaña a su hija Ana María, ingeniera industrial, a llevar ayuda a los abuelitos que cuidan los de la Madre Teresa de Calcuta y en Bochalema contribuye con las Hermanas Clarisas. Le gusta estar activa y para no aburrirse 
prepara exquisitos postres macerados en vino.

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