Transmite la misma tranquilidad de Leandro Díaz, su padre, el compositor de ‘La Diosa coronada’ y ‘Matilde Lina’. Su físico también parece sacado del mismo lienzo. 

A Cúcuta llegó después de serpentear 20 horas de carretera para cumplir con un concierto en el ecoparque de Comfanorte el sábado pasado. Aprovechó para recordar sus comienzos en la composición, en la interpretación, en la piqueria, profesión que cambió, de manera radical, por el Derecho.

Ivo Luis, el tercer hijo de Leandro Díaz con Helena Ramos, se siente bendecido porque en San Diego, Cesar, donde nació, se nutrió de los mejores juglares como Colacho Mendoza, Emiliano Zuleta, Enrique Díaz, Lorenzo Morales y Rafael Escalona, entre  otros, que convergían no solo en su casa sino en las galleras, en las ferias, donde siempre iba a acompañar a su padre, porque se había convertido en la luz de sus ojos. 

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Por eso cree que es el único, de los diez hermanos, que compone, canta y versea en su casa. Todo lo inspira, a cualquier hora, en cualquier circunstancia.

Pero fue un profesor, que de cierta manera lo indujo por el camino de la  compisición al enterarse  que era hijo de Leandro. Y lo retó. Y así empezó a crear canciones y participar en todos los actos del colegio.

Sin embargo, la primera inspiración formal, aún inédita, fue un merengue que bautizó ‘Homenaje a Leandro Díaz’. Solo tenía 12 años. De ahí en adelante no ha parado. Cree que sobrepasa las 80 composiciones.

Ivo, ese extraño nombre que su padre se copió de un chileno conductor del programa de la Voz de Estados Unidos de América, hizo carrera en el Festival de la Leyenda Vallenata interpretando sus canciones, pero fue en 1993 que se alzó con el galardón de la canción inédita con ‘Dame tu alma’, inspirada en su padre. Y en 1986 se convirtió en Rey de la Piqueria, modalidad que aprendió al lado de Poncho Cotes, Toño Salas y el viejo Emiliano.

“Poncho Cotes me decía: ‘Tatica’ contéstame... y me dejaba tarea.. Y así creó en mí el hábito, hasta el saludo tenía que ser en verso”. Nunca más se presentó a una piqueria porque le dio prioridad a la composición e interpretación.

“Sobre todo los éxitos de los viejos juglares, de ese vallenato auténtico”. Esa fue la razón por la que personalidades como Alfonso López, Enrique Santos, Daniel Samper, Juan Gossaín llegaron a Valledupar y sus alrededores en busca de esas historias contadas en los vallenatos. “Esa es la magia, narrar en cuatro versos una historia y bien lo dijo García Márquez que ‘Cien años de soledad’ era un vallenato de 400 páginas”.

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Ivo Díaz se consagró en la música y  se considera un afortunado al encontrar en su camino a acordeoneros como Rafael Salas, con quien duró cinco  años y grabó su primera producción ‘Mil caricias’.

Después otro año con Calixto Ochoa, quien tenía la banda ‘Los Papaupas’.

Con Colacho Mendoza cantó  14 años, hasta el día de su muerte y lo califica como un gran maestro,  “una  etapa maravillosa”. Con el Chiche Martínez duró dos años y con Hugo Carlos Granados otros dos años. Y ahora con Almes Granados, grabó un álbum de 15 canciones con quien ha hecho gira por México y Estados Unidos.

El Rey de Reyes de 2017 de la canción inédita se convirtió en los ojos de su padre, primero porque no quería que nada le pasara y segundo para convencerlo que la música era lo que le gustaba. Desde niño quería un acordeón y con engaño para que estudiara le prometió que se lo compraría, “pero nunca llegó”.

Después se antojó de una guitarra, “tampoco llegó”. Después  “mi papá se sinceró y me dijo: es que no quiero que seas músico, porque a mi me ha tocado muy duro”. Incluso le consiguió una beca para que estudiara Derecho en Barranquilla, “pero la música pudo más”.

Ivo viajará a mediados de octubre a Miami en donde le harán un homenaje al lado de Álvaro López, Rey de Reyes.

A Cúcuta hacía tres años que no venía, pero está convencido que es una de las regiones después del  Cesar donde más se escucha vallenato.

Su preocupación ahora va más  allá  y se ha convertido en un soldado defensor del folclor y guarda la esperanza de que su hijo Oscar Díaz le siga los pasos para que no se pierda el vallenato clásico, ese que reclama a gritos la Unesco, al declararlo Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad, tal como él se considera un cantante auténtico del vallenato.