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La cuota colombiana que hace parte del Circo Farouche
Se llama Leonardo Mayorga Sánchez y tiene más 20 años de experiencia en artes circenses.
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Mónica Melgarejo
Miércoles, 7 de Junio de 2017

A 18 metros de altura, en un ejercicio de cuatro saltos mortales en el aire y con el tiempo milimétricamente contado para finalizar un acto, aparece la firme figura de un hombre que con sus movimientos mantiene todo el contexto de un espectáculo que se mueve al ritmo de las luces, la música y el teatro.

Pero, pronto, el rostro de admiración de quienes observan esta puesta en escena cambia a una expresión de miedo y preocupación: el artista salió un segundo antes del columpio que lo sostenía, perdió el sentido de orientación en el transcurso de la acrobacia; no podía ver la dirección en la que estaba su cabeza y solo podía balancear los pies en forma de arco para recuperar el control. Dio un giro y finalmente cayó en la malla de protección. Salió ileso.

Las maniobras le salvaron la vida, pero también le recordaron a Leonardo Mayorga Sánchez, el protagonista de esta historia, que el arte circense no solo se mueve en la técnica y los libretos, sino en la capacidad de crear emociones y sentimientos.

“Hay personas que son técnicos de circo, que solo lo ven un espectáculo y nada más. Para mí es una forma de vida, una visión en la que todo el tiempo estás en creación y en la que transformas tu vida cotidiana en un proyecto artístico”.

En sus primeros años de aprendizaje, en Cali (Valle del Cauca), en el teatro La Máscara, comprendió que en el circo contemporáneo estaba su futuro porque allí podía mezclar todas las artes: música, teatro, danza y acrobacia en un solo acto. Así convenció a sus padres de su talento y terminó involucrado en diferentes escuelas de formación en Inglaterra, Francia, Canadá y hasta en el Circo del Sol.

Hoy con más de 20 años de experiencia  e incontables presentaciones en la mayor parte de Europa, África, Latinoamérica y América del Norte, reconoce que para trabajar en el  arte circense se requiere no solo talento, sino un don de gente para establecer relaciones de confianza y trabajo en equipo.

“El público ve en el escenario solo un 35% del trabajo de quienes conforman el equipo técnico y artístico. Si en escena hay 25 personas, tengan la plena seguridad que detrás hay 30 o más, que hacen posible todo lo que ustedes como espectadores disfrutan”.

En el circo, explica, la confianza en el equipo es el principal ingrediente de trabajo porque “es tu seguridad y tu vida la que está en juego en medio del espectáculo; así que si discutes con alguien cinco minutos antes de empezar, debes saber que esa persona va a ser lo suficientemente profesional y que no te dejará caer. El circo está rodeado de peligros; eso permite que las relaciones humanas se desarrollen a profundidad, si se pierde la confianza pues todo el trabajo se desvanece”. 

Sin embargo, antes de iniciar el show, cada artista revisa hasta cuatro veces que los equipos necesarios para las intervenciones sean lo suficientemente seguros para resistir el peso de quienes actúan.

Trabajar alrededor del mundo también le ha dado ventajas como manejar tres idiomas: inglés, francés e italiano.  El español es su idioma nativo.

Y si de sacrificios se trata, reconoce que el mayor es estar lejos de su hija, de 12 años, pero también tiene claro que puede ofrecerle un mejor futuro en Europa cuando termine sus estudios en Colombia. 

Las técnicas que utiliza

En el mundo del circo existen diferentes técnicas en las que se combinan las acrobacias, pero Leonardo Mayorga hasta ahora domina ocho que se combinan con otras representaciones de baile y teatro.

Ahora, durante su gira con el Circo Farouche que se presenta esta noche y mañana en el coliseo Toto Hernández, está presentando una técnica en la que trabaja dentro de un aro que se mueve en el mismo sentido de una moneda al caer; solo que él coadentro.

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