Siete años de trabajo y 13 meses de creación de la Dirección para integración y el desarrollo fronterizo dejan una conclusión para la Cancillería: pasar de la diplomacia convencional a la diplomacia social es la clave para integrarse.
Así lo dice Víctor Bautista, titular de la Dirección, para quien los proyectos del Plan Fronteras para la Prosperidad “permiten invertir y lograr presencia del Estado en zonas dispersas y aisladas”, a las que incluso alcaldías y gobernaciones no habían llegado y que, en Norte de Santander, dejan los siguientes resultados:
Apoyo a la red cacaotera del Catatumbo, con 1.300 familias beneficiadas en 9 municipios que mejoraron su productividad, renovaron las hectáreas de cacao, fortalecieron la asociatividad y están en proceso de comercializar el producto al exterior.
Formación musical de niños en el área metropolitana de Cúcuta con el programa Batuta que “son parte de los mejores en la formación sinfónica, en una zona compleja, con criminalidad, reclutamiento, pero este ha sido un proceso estratégico”, dijo Bautista.
Desarrollo de rugby, que en los últimos tres años mejoró tanto la disciplina deportiva como el liderazgo de los jóvenes.
Infraestructura escolar, de la cual se destacan los colegios terminados en Villa del Rosario, Puerto Santander, el Catatumbo, y uno en proceso, en Toledo.
Avances urbanísticos en el área metropolitana, que se iniciaron con intercambios de los alcaldes en Medellín, Cataluña y el País Vasco; experiencias que están en implementación, con el plan maestro de movilidad, ciclorrutas y estaciones de bicicletas.
Innovación, con la reciente entrega del mural ambiental de Cúcuta, cuyas pinturas catalíticas que purifican el aire, pero también embellecen la ciudad.
Apoyo étnico a los pueblos barí, en la organización de sus juegos binacionales Colombia-Venezuela; y entrega de máquinas para la confección de zapatos y calzado al pueblo Rrom.
Talleres de confección en La Libertad (Cúcuta) para mujeres colombianas retornadas de Venezuela.
Aunque el proceso ha sido exitoso, para Bautista aún está pendiente el desarrollo de un sistema de información fronterizo, para evaluar los avances y retos, pero también se debe trabajar por una mayor integración de los pueblos de frontera con miras a “tener soluciones más sostenibles y Norte de Santander es el llamado para proponer esos modelos y esas soluciones”.
