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Frontera
Rui Marques: Los migrantes son peregrinos de la esperanza
El ex alto comisionado brindó recomendaciones de cómo Colombia puede promover la integración de los migrantes venezolanos.
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Alicia Pepe
Sábado, 4 de Mayo de 2019

Doaa es una migrante siria que sobrevivió cuatro días en las aguas del mar Mediterráneo con una bebé en brazos, luego del naufragio del barco en el que intentó llegar a las costas griegas, en el 2014. En la tragedia murieron 500 personas ahogadas, entre ellas su novio Bassem.

Rui Marques conoció a Doaa en Grecia en el 2015, cuando él se desempeñaba como alto comisionado adjunto para los Inmigrantes y las Minorías Étnicas de Portugal. El testimonio de la joven, que en ese momento tenía 19 años, lo impactó hasta las lágrimas.

“Perdió a sus amigos, perdió a su novio, pero no perdió la esperanza. Ese espíritu vence cualquier adversidad”, señaló Marques, quien ha hallado en la historia de Doaa y en la de miles más alrededor del mundo, fuertes razones para continuar con su apostolado a favor de los migrantes y refugiados.

Este portugués, de 55 años, es periodista, escritor, emprendedor y un hombre que siempre ha buscado “movilizarse por la  humanidad”. Su familia lo motivó a estudiar medicina, pero él eligió el periodismo, profesión con la que ha desarrollado herramientas en temas de solidaridad e integración en la realidad migratoria de Europa.

“Cuando me invitan a un lugar para la acogida e integración de migrantes, acepto porque la política puede ser una herramienta muy importante para la justicia social y para la solidaridad”, asegura Marques.

Uno de esos sitios fue Cúcuta, ciudad a la que vino por invitación de La Opinión, para brindar una conferencia en el foro ‘La migración como oportunidad: una mirada más allá del puente’.

Durante su estadía visitó el puente Simón Bolívar y recorrió las trochas a pie, igual que lo hacen a diario cientos de venezolanos con sus hijos y maletas a cuestas. Se puso en el zapato del otro, tal como reza el segundo de los 10 mandamientos que escribió para facilitar la integración entre comunidades de acogida y migrantes en el mundo.

En la ciudad, además, capacitó a un grupo de actores sociales de Norte de Santander para que fortalezcan su rol de servicio en las comunidades migrantes, retornadas y de acogida más vulnerables,  con su fundación ‘Ubuntu’ (en la que forma a jóvenes como agentes de cambio en el mundo).

Con La Opinión habló sobre el fenómeno migratorio en Europa, ofreció su impresión sobre la crisis migratoria de este lado de la frontera y compartió sus recomendaciones para lograr una buena integración entre migrantes y colombianos.

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¿Cómo debe mirar el mundo a los migrantes?

Migrar es un gran reto. Es una experiencia muy difícil que provoca en los migrantes una gran desesperanza por lo que está pasando en sus países. Los migrantes son peregrinos de la esperanza y en el mundo debemos promover la empatía a través de historias de vida y el impacto que tiene para los inmigrantes ser acogidos.

Durante su rol como alto comisionado para las minorías migratorias en Portugal, ¿hubo alguna historia de un migrante que le haya impactado en Europa?

Sí. La de la migrante siria Doaa al Zamel, quien intentando atravesar el Mediterráneo en barco, se hundió con 500 personas. Tuvo la fuerza de salvar a dos bebés, una en sus brazos durante 4 días en alta mar. Perdió a su novio y a sus amigos en esa tragedia, pero no la valentía.

Después de su recorrido por el puente Simón Bolívar y algunas trochas entre Colombia y Venezuela, ¿cuál es su percepción sobre este fenómeno migratorio ?

El 90% de las fotos sobre migración en el mundo son puentes o caminos llenos de gente marchando, que dan esa sensación de invasión en las comunidades de acogida. En la realidad, lo que vemos son los rostros de personas que traen una historia de vida consigo.

También he visto que las personas no pierden su capacidad de servir y de ayudar a los otros. En Grecia, los migrantes que tienen dificultades para movilizarse son llevados a cuestas por los más fuertes. Aquí en las trochas también lo vi con hombres cargando a mujeres en sillas de ruedas y a niños en sus hombros. Sin duda, es una expresión simbólica de servicio. 

Usted ha estudiado otros fenómenos migratorios en el mundo, con su visita a Cúcuta, ¿ha encontrado coincidencias?

Los fenómenos son muy parecidos. En Europa tienen envidia -de buena manera- de vuestra realidad porque los migrantes que están llegando a Europa tienen una gran diferencia cultural, que implica grandes retos de integración. Aquí no es así, ya que si miramos un siglo atrás, Venezuela y Colombia eran el mismo país y el mismo pueblo.

¿Esa similitud cultural facilita la integración entre migrantes y colombianos?

Eso lo podría tornar más sencillo, pero es necesario no ser ingenuo porque los problemas en Colombia no son exactamente la diferencia lingüística, sino la hostilidad que pueda propagarse entre colombianos y venezolanos si los ciudadanos sienten que los migrantes vienen a invadir y robarles sus empleos y los recursos de la seguridad social.

¿Cómo se puede revertir esta sensación negativa?

Hay que crear condiciones para que los migrantes se sientan tratados igual a los ciudadanos nacionales. Debemos permitir que trabajadores irregulares puedan formalizarse, para evitar que algunos empresarios caigan en la tentación de contratar a migrantes por un salario más bajo. También hay que combatir el miedo de la ciudadanía y mirar una política proactiva y eficiente de integración de los migrantes.

Cuando habla de política proactiva ¿a qué se refiere?

A varios temas. El primero es la educación, ya que es la vía más sencilla para alcanzar una buena integración. En Colombia lo han entendido, ya que todos los niños migrantes, indistintamente de su estatus, tienen acceso a la educación.

También es necesario algún control en los puntos fronterizos formales, pero dependerá mucho de la decisión de Venezuela de quién puede y quién no puede pasar.

Aunque no tengo respuesta de cómo tener un control en las trochas, creo que se puede trabajar en la precisión de los temas de criminalidad, con datos más rigurosos que permitan aclarar algunos mitos sobre el aumento de la inseguridad o la sensación de invasión.

El escritor, periodista y ex alto comisionado dio una charla en Cúcuta sobre los 10 mandamientos que se deben tomar en cuenta en Colombia para facilitar la integración de migrantes en la sociedad.

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En este año electoral, ¿cómo evitar que el tema migratorio se emplee para instrumentalizar a la opinión pública?

En Portugal tardamos un año para lograr un acuerdo entre partidos, tanto de extrema izquierda como de extrema derecha, para evitar que el tema migratorio fuera usado como combate político. Quienes estuvimos al frente de este proyecto éramos independientes, propiciamos reuniones para entender los principios de cada partido en su política de migración y tuvimos mucha paciencia hasta que lo logramos.

¿Cómo podemos desarrollar la empatía hacia los migrantes venezolanos?

Mirando al otro a los ojos. Entender que su alegría es mi alegría, su dolor es mi dolor, su futuro es mi futuro. Entender que estamos conectados y somos parte de la misma humanidad. Es un entrenamiento de todos los días y lo podemos hacer mejor cada día.

¿Cómo describe su experiencia en Cúcuta?

Ha sido una experiencia extraordinaria y seguro se va a quedar en mi corazón. La solidaridad de los colombianos con sus hermanos venezolanos es innegable y está jugando un papel determinante como agente de cambio en la buena acogida e integración.    

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