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Fútbol
‘El Chato’ Velásquez, el árbitro que expulsó a Pelé, pita en el más allá
Los últimos 15 días de vida del colombiano fueron bastante incómodos por problemas de salud.
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Pedro Jáuregui
Sábado, 1 de Julio de 2017

El exárbitro colombiano Guillermo ‘El Chato’ Velásquez, quien dirigió profesionalmente entre 1957 y 1982, falleció el 26 de junio,  a los 84 años en Medellín. 

Sus últimos 15 días de vida fueron bastante incómodos, por los problemas de salud que enfrentaba. Siete años atrás había sido sometido a un trasplante de riñón.

Velásquez, nacido en Pereira, practicó el boxeo en su juventud,  ganó medallas en los dos Juegos Nacionales donde compitió representando a Caldas.  Pereira, la hoy capital de Risaralda,  fue hasta 1966 un municipio de aquel departamento.

“En mi categoría siempre había máximo tres o cuatro representantes, por lo tanto siempre ganaba medalla”, contó entre risas en alguna oportunidad. 

Su fama de buen árbitro fue a la par de su carrera como boxeador en los campos de juego.

“Nunca busqué problemas, pero si me llegaban nunca los esquivé”, señaló en una entrevista que le hicieron en Win Sports.

Velásquez estuvo en la Copa del Mundo de 1970 en México, además en cuatro juegos olímpicos. En 1982, ‘El Chato’ se retiró del arbitraje profesional. 

Lamentablemente, su nombre se asocia siempre con aquel episodio en el que expulsó a Pelé, el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos, en el juego amistoso entre el Santos de Brasil y la Selección Colombia que se disputó el 17 de julio de 1968 en el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá. Desde ese momento, Velásquez pasó a la historia como el único árbitro que expulsó al estelar número 10 brasilero.

La selección Colombia se preparaba para los Juegos Olímpicos de México. Los jueces líneas fueron Omar Delgado y Roberto Rodríguez.

“Pelé pidió penalti y yo dije: ‘jueguen, jueguen’. Entonces se desembocó en groserías para mí”, relató años después Velásquez al recordar la jugada que terminó con la expulsión de ‘O rei’ y que derivó en una golpiza que le propinaron jugadores del club brasileño, ante la mirada pasiva de los policías.

“Le entendí lo que me dijo, porque hacía algunos días había estado en Leticia, dirigiendo un torneo aficionado con equipos de Brasil, Perú, Ecuador y Colombia y había ido a Tabatinga (Brasil) a bailar. Allí aprendí todas las groserías en portugués, que es lo primero que uno aprende en otro idioma”, recordó en una entrevista de Win Sports. 

“Voz é errado, você é um árbitro H.P”, me dijo y yo le contesté  Você está errado e somente H.P., e você”. “Luego le  señalé la salida y él se fue corriendo de la cancha”, agregó.

Como hecho insólito, la decisión del árbitro, que entonces vestía de negro, fue derogada por los organizadores del encuentro y por la presión del público en las graderías.

Velásquez fue obligado a abandonar el partido y en su lugar asumió el primer juez de línea Omar Delgado. ¡Y Pelé volvió a la cancha para terminar el partido! Lo que pasó a la historia. 

 “Me sentí empequeñecido, arruinado”, recordó en una entrevista. 

“Los organizadores del partido le dieron gusto al público y en un hecho que no tiene antecedentes en la historia retiraron al juez y le dijeron a Pelé que volviera”, agregó. Señaló que si la historia girara hacia atrás, él volvería a expulsar a Pelé “porque la ley debe ser para todos”.

Colombia perdió el encuentro (4-2) después de estar ganando 2-1.

‘El Burrito’, emisario

El mediocampista cucuteño Germán ‘El Burrito’ González era el capitán de la Selección Colombia que enfrentó a Santos y con ocasión de la muerte de Velásquez recordó por enésima vez lo que pasó en esa fría noche bogotana.

“La expulsión de Pelé fue el detonante de la violencia en las tribunas; los aficionados quemaban papeles en las graderías. La verdad es que los aficionados habían ido a ver a Pelé, no a la Selección Colombia, y así lo entendieron el presidente, Alfonso Sénior; el tesorero, León Londoño Tamayo y varios de los jugadores”.

“Ellos (Sénior y León) me pidieron, a través de la reja, que como capitán de la Selección le dijera a Pelé que regresara a jugar, que  el árbitro había sido reemplazado. Cuando llegué Pelé estaba duchándose y no me creyó. En ese instante llegaron Sénior y León y le informaron que era verdad lo que le había dicho y se volvió a vestir”, contó.

“En el afán se le olvidó ponerse los suspensorios (prenda que se usaba en lugar de los interiores o con ellos) y la camiseta me tocó ayudar a ponérsela”, agregó.    

Algunos de los compañeros de equipo le recriminaron a González el haber ido a buscar a Pelé.

“Era algo obvio y había que calmar a la tribuna para evitar problemas mayores”, expresó; y agregó que “no se arrepiente de la decisión que tomó.

González, quien anotó el segundo gol de Colombia, afirmó que después de desperdiciar una oportunidad de gol, Pelé le dijo algo a Velásquez (le mentó la madre) y el juez lo expulsó.  

Recordó que esa noche el mejor del mundo en todos los tiempos marcó un golazo y que para  salir del país, Santos debió pagar a ‘El Chato’ Velásquez 18.000 pesos de indemnización, y dejar una constancia escrita de que ellos habían provocado los hechos en el Estadio.

El rostro de ‘El Chato’ muestra en su pómulo izquierdo rastros de la agresión que sufrió por parte de los jugadores del Santos.

Los recuerdos de 'El Chato'

“Tras expulsar a Pelé a los 42 minutos se me vinieron encima todos sus compañeros. La del Santos era una delegación de 28 personas y me agredieron 25; el que iba llegando me iba pegando. Los únicos que no me golpearon fueron el médico del equipo, un periodista del diario Folha de Sao Paulo y Pelé.

Todo golpeado me llevaron a un camerino de la tribuna de occidental, adonde llegó Omar Delgado, que era primer juez de línea, y me cuenta que le ordenan seguir con el partido y que él lo va a dirigir. Yo le digo que lo siga, para evitar más problemas. Eso no ocurre sino en Colombia y fue un hecho insólito en el mundo. Eso de que los jugadores agredan al árbitro, un árbitro internacional, en su propio país, y que los directivos hagan regresar al jugador expulsado y cambiar de árbitro para seguir el partido, dizque por respeto al público, eso no es más que política barata.

Para completar la terna arbitral fue llamado Mario Canessa, que estaba en la tribuna.

Pero quiero ser clarito y decir que todo comenzó a los tres minutos y medio del partido exactos, en un tiro de esquina en el arco norte a favor de Colombia, que cobró Gustavo Santa. Entonces en los 5:50 estaba parado el jugador Ramos Delgado, del Santos, y detrás de él, Alfredo Arango, de Colombia.

Infortunadamente, mi compañero juez de línea Roberto Rodríguez levanta la bandera para señalar fuera de lugar y resulta que Arango está habilitado, cabecea limpio y mete un gol. Yo estoy a menos de cinco metros de la jugada.

Ramos Delgado me protesta diciendo que hay fuera de juego y yo le digo: es gol, es gol. Él va donde Lima, que era el capitán del equipo y además concuñado de Pelé, quien viene a decirme que cambie la decisión, y yo no la cambio. Entonces me patea y yo lo expulso. Ahí comienza el lío. Él se va trotando hacia el camerino sur, pero se devuelve. Yo estoy parado en el centro de la cancha para reiniciar el partido, con gol marcado, y viene Lima. Yo, inmediatamente, pienso: este me va a escupir. Como yo alguna vez en mi vida fui boxeador, puse los brazos como pistolero americano, y sí, él me escupe y yo no alcanzo a evitarlo. Entonces le pongo la mano y lo sacan cargado de la cancha...”

Nació una amistad

En la Copa Libertadores de 1970 fui designado para un partido de semifinales entre Universidad de Chile y Nacional de Montevideo, en cancha neutral, en Porto Alegre (Brasil). Me hospedé en el Hotel Plaza de Copacabana y cuando llegué, me encontré a Pelé parado en la recepción. Fui a saludarlo y me dijo: “Oh, Velásquez bandido”, y me abrazó. 

Después, como fui designado para el Mundial de México-70, fui a ver el partido de Brasil contra Inglaterra, en Monterrey; ahí nos volvimos a ver. 

Luego, cuando él jugaba en Estados Unidos, en el Cosmos de Nueva York, nos invitó a mi familia y a mí. Después, cerca de su retiro, los periodistas hicieron un partido de simulacro de la expulsión, en Miami, y como ya existían las tarjetas, pues yo se la levanté y él me la quitó. Entonces me pidió la tarjeta y el pito y yo se los regalé.  Esa fue la última vez que nos vimos. Me invitaron a su partido de despedida, pero no pude ir, lo único que guardo de eso es la boleta.

Ese era ‘El Chato’, enemigo y amigo en un santiamén. Paz en su tumba.

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