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Sábado, 21 de Agosto de 2021

En una crónica anterior les contaba que las publicaciones periódicas de antaño, habían instituido columnas de noticias breves que combinaban con los comentarios de sus lectores. Era la época de las luchas partidistas en la que los periódicos se identificaban, se diría que ciegamente en la mayoría de los casos, con las ideologías partidistas que por fortuna eran sólo dos, sin perder oportunidad de lanzarle ‘pullas’ al establecimiento. Sucedía digamos que ‘normalmente’ durante la Hegemonía Conservadora, cuando los periódicos liberales –en la oposición- aprovechaban el menor descuido del gobierno, para criticar sus actuaciones o decisiones, independiente  del nivel en que sucediera, local, regional o nacional. Pasó lo mismo durante la llamada República Liberal, y cuando el conservatismo regresó al poder, las condiciones siguieron lo mismo. Tal vez esa haya sido una de las razones por las cuales las publicaciones periódicas no permanecían mucho tiempo en el mercado, sin contar con la falta de estudios que permitieran su prolongación en el tiempo.

En ocasiones, estas columnas desaparecían dando paso a otras similares, escritas por otros periodistas o por columnistas invitados, casi siempre amparados en el anonimato, suponemos que con el fin de resguardar su integridad, toda vez que las críticas resultaban, a veces, amenazadoras.

El periódico Hoy, se caracterizaba por su defensa de la ideología liberal en la época en que el partido contrario había reconquistado el poder a mediados del siglo pasado, oportunidad que no desaprovechaba su director que fungía además, como director del Directorio de esa colectividad en la ciudad.

Durante un tiempo se destacó una columna que llevaba el título de esta crónica, en la cual se despachaba contra todas las arbitrariedades que fueran de su conocimiento. A continuación, algunas de las ‘perlas’ publicadas a comienzos de mitad de siglo; con el título de “Atropellos” se lee:   “…en poder del directorio liberal municipal se encuentra un recibo firmado por un inspector de turno del Permanente Central que entraña una violación descarada de los derechos ciudadanos. Tenemos así que el señor Antonio Aparicio, pacífico y honrado liberal, fue conducido por un agente a la cárcel municipal, seguramente por el delito de pertenecer a nuestro partido. Estuvo dos días detenido, pero al entrar le decomisaron la cédula y al salir le dieron un recibo que dice: ‘El señor Antonio Aparicio eztuvo(sic) arrestado en la cárcel municipal y su cédula le fue extraviada en este despacho. Se le notificó mandarla a revalidar. <fecha y firma>’. ¿No es éste otro atropello sin precedentes? Porque hay que tener en cuenta que el funcionario que recibe un sueldo para administrar justicia imparcial para todos los ciudadanos firma un recibo estrafalario en que su ignorancia crasa queda al desnudo, porque si la cédula se la decomisan y después se la extravían, ¿para qué le notifican que tiene que mandarla a revalidar? Es de esperarse que el señor alcalde Manuel Jordán Pabón tome cartas en el asunto pues el directorio liberal ha presentado la queja correspondiente. Y a estas alturas de los ‘hechos cumplidos’ no es justificable que haya autoridades que con sonriente impunidad continúen persiguiendo tan descaradamente a los pacíficos liberales”.

En la misma columna, párrafos más adelante, se lee otra nota con el título de “Discriminaciones” en la que se dice textualmente: “… también en las dependencias de la Registraduría Municipal del Estado Civil, hemos tenido conocimiento de que se están llevando a cabo algunas actividades que colocan en franca inferioridad al liberalismo. En efecto, según se ha podido constatar, el enviado del directorio conservador actúa allí con exagerada confianza, pues hasta se sienta en los escritorios de sus copartidarios empleados allí. Pero hasta ahí no llega la cosa, del directorio departamental conservador envían unos papelitos con el sello correspondiente para que le den prelación a los conservadores. Y esto no puede ser así ni nosotros estamos dispuestos a dejar que continúen estas injusticias en pleno corazón de la capital del departamento, ya que la organización electoral, de conformidad con la ley orgánica, es ajena a los partidos, imparcial, donde deben recibir igual tratamiento los liberales y los conservadores y no lo contrario, es decir, que se aplique en condiciones de inferioridad notoria para los liberales y en cambio los conservadores reciban todos los favores sin beneficio de inventario”.

Y para terminar con esta crónica, le damos espacio a otra  nota aparecida en la misma columna, en la que un grupo de jóvenes partidarios conservadores piden rectificación por un artículo publicado en esta misma sección del periódico;  la respuesta a esa solicitud fue la siguiente: “…Hemos recibido una comunicación del Comando Popular Conservador, suscrita por los señores presidente y secretario, en la cual se nos ordena rectificar, ‘en el mismo lugar donde han aparecido artículos calumniosos contra esta institución’ algunas informaciones que hemos publicado referentes a la composición y fines de esa organización juvenil. Nos abstenemos de darle publicidad a esa sui generis plataforma social, política y religiosa, en primer término porque nosotros no los hemos calumniado y además, porque si a cada momento, la prensa –sea liberal o conservadora- tuviera que rectificar sus informaciones referentes a la política contraria, entonces resultaban los partidos haciéndose mutuamente propaganda. Por consiguiente, en este vocero del liberalismo cucuteño no estamos dispuestos a hacerle propaganda de ninguna índole a los conservadores, ya sean ellos, jóvenes o viejos, demócratas o falangistas, alzatistas o villarealistas, pobres o ricos, notables o proletarios.

Además, nosotros del Movimiento Juvenil Conservador no hemos nombrado en las informaciones a ninguno de sus miembros. Ahora si la ley de prensa la interpretan esos tratadistas a su manera, nosotros la cumplimos al pie de la letra. Por algo estamos en una democracia cristiana”.

El rifirrafe partidista continuaba día tras día y el periódico no se amilanaba en publicar sus ácidos comentarios en contra de lo que consideraba discriminatorio para los intereses de su partido, por este motivo, continuaremos su publicación en próxima entrega.

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