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Los 20 años de la imprenta en Cúcuta
Historia contemporánea
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Sábado, 23 de Diciembre de 2023

La invención de la imprenta fue, tal vez, el acontecimiento más revolucionario de la Baja Edad Media y aunque se le atribuye su invención a Johannes Gutemberg, su mayor aporte lo constituyó la modernización del uso de los ‘tipos’ móviles con planchas metálicas, lo que anteriormente habían hecho los antiguos romanos y chinos utilizando moldes de arcilla y porcelana respectivamente.

En 1921 y con ocasión de la celebración de los cien años de la primera Constitución Política de la nación, también se conmemoró el inicio de operaciones de la primera imprenta en la ciudad de Cúcuta.

En una nota publicada por los seguidores de Gutemberg, como daban por llamarse jubilosamente, quienes utilizaban sus muy prácticos servicios, periodista y tipógrafos reunidos en un solo equipo, divulgaron el siguiente mensaje, publicado en el principal medio periodístico de la ciudad, el interdiario ‘El Trabajo’: “…en estos días de grata remembranza, el corazón golpea fuertemente en nuestro pecho, movido por patriótico ardor.

Íntima fruición sentimos quienes hemos venido guardando con pulcritud el secreto confiado en el taller donde el pensamiento se agita, crece y forma; donde la idea es impresa con velocidad y vaga por las páginas del periódico que cruje en la prensa.

Hermanados en la primera centuria, están ahora el escritor y el tipógrafo, porque tanto a uno y otro atañe conmemorarlos espléndidamente, como elementos principales que son del periodismo.

Sí, ellos aportan la inteligencia y la fuerza con que extraen el culto y lujoso tesoro del cerebro; ellos son los buzos que ávidos sondean el mar enturbiado de la vida.

Rústico y sencillo es al parecer el obrero que oficia y comulga diariamente en esta sagrada escuela, pero, ¡quién lo ignora! Es admirable en la acción y hábil en el sentir. Con diminutos tipos y lingotes de plomo, el inclinado ante las cajas, hace líneas y más líneas y separa hasta arreglar las columnas en las cuales se discuten las ciencias y critican los errores; espacia el sendero que ennoblece a los espíritus y corrige las pasiones que ciegan a los hombres.

En la edad del siglo XX debe considerarse la hoja periódica como el libro impreso de bellas máximas cuya lectura puede saborear, sin temor alguno, las generaciones por venir.

Los que observamos y trajinamos en la esfera periodística creemos que para servir a la humanidad sólo basta interpretar la ley con fidelidad y esto se consigue fácilmente traduciendo la verdad en amor a la justicia.

Sobra narrar aquí  de cómo, cuándo, en qué sitio y época don Bruno Espinosa de los Monteros, porque todos conocen perfectamente esos detalles históricos que en repetidas ocasiones se ha apresurado a darnos a gustar don Luis Febres Cordero, bordados siempre con elegancia y sutileza, poniendo en cada leyenda el esmalte de su prosa que él con finura y maestría sabe tallar.

Satisfecha se encuentra hoy nuestra alma al considerar que hemos tenido la fortuna de presenciar la solemnización del Centenario de la imprenta. La historia del país describe los hechos trascendentales que la independizaran y en la que figuran también los invencibles batalladores de aquella jornada memorable; a esos acontecimientos bien pudiera agregarse el maravilloso suceso de aparecer en la Villa del Rosario el arte ‘gutemberiano’, precisamente cuando se reunía el primer Congreso que constituyó la República de Colombia.

El gremio de periodistas y tipógrafos norteños, acordó al efecto para perpetuar la memoria de esta fecha centenaria, grabar en piedra la inscripción que habrá de ser colocada frente al antiguo templo de la Villa del Rosario, lápida que atestiguará a nuestros sucesores la gratitud que guardamos hacia el maestro Bruno Espinosa. Ya conformes de haber hablado algo de la introducción de la imprenta a estos valles cien años ha, queremos terminar dejando constancia del agradecimiento que en esta hora de regocijo y júbilo, tenemos para con los simpáticos iniciadores y cronistas regionales que de manera tan espontánea contribuyeron al realce de la fiesta”.

Esta nota fue publicada varios meses después de la conmemoración de la fiesta centenaria, en octubre de 1921 y nos quedaron debiendo detalles del inicio efectivo de la actividad en esta región, que salvo la referencia de don Bruno, quien fue nombrado Impresor del gobierno virreinal, no fue en realidad el primero, toda vez que en el Colegio San Bartolomé ya existía una desde 1737, esa sí considerada la primera del país, también expropiada cuando se decretó la expulsión de los Jesuitas del país.

Pues bien, todo parece indicar que la primera imprenta regional se estableció en la Villa del Rosario, por la época de la celebración del Primer Congreso Constituyente de Colombia en 1821, por iniciativa del entonces vicepresidente Antonio Nariño.  Recordemos que desde tiempo atrás, don Antonio había adquirido la imprenta La Patriótica y que según las noticias de ese momento “…los datos de cómo, cuándo y dónde fue dicha adquisición, no han sido esclarecidos pero es presumible que en su calidad de comerciante tuviera acceso a la información acerca de la venta de dicha imprenta y sabiendo de la utilidad y beneficio que traería no tuvo dudas a la hora de comprarla”; aunque años más tarde le fue confiscada, después de haber sido hallado culpable de sedición y sentenciado a la pena de destierro perpetuo, a su regreso durante las jornadas independentistas logró recuperar parte de su patrimonio.

No es de extrañar entonces que para mantener al día la información que se produciría durante el tiempo del Congreso, propusiera la instalación de la primera imprenta en la casa que ocupara ‘La Bagatela’ frente al templo histórico. Aunque los voceros del gremio de hace cien años no mencionan nombres relacionados con su oficio, el posterior desarrollo del periodismo nos da a entender  que para que ello sucediera era necesario contar con los recursos técnicos que lo permitieran. Sin embargo, el mayor impulso que se dio en el campo de la impresión en papel, está documentado a partir de la segunda mitad del siglo XIX, estimulado por las pugnas partidistas.

Redacción
Gerardo Raynaud D.
gerard.raynaud@gmail.com

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