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Judicial
'Angell', el olfato efectivo contra el tráfico de drogas
Esta canina y su buena nariz ayudan a la Policía en Pamplona a luchar contra el delito.
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Andrés Julián González
Andrés Julián González Pardo
Sábado, 10 de Octubre de 2015

La sabueso 'Angell' sale a patrullar como otro uniformado más. Su chaleco y la correa son indispensables para la jornada de trabajo.

Desde que esta canina sale del comando de la Policía de Pamplona (Norte de Santander) a recorrer las calles de la Ciudad Mitrada, en busca de sustancias estupefacientes, “se activa sola”, como lo describe el subintendente Víctor García, su guía.

No para de olfatear y su instinto desarrollado para detectar drogas se mantiene encendido. Desde un movimiento alterado de su cola, un evidente estado de intranquilidad, hasta sentarse en un lugar específico, se convierten en las señales para que García entienda que allí hay una sustancia ilegal.

Fue de esta manera, como en mayo de 2015, en una operación de registro y control en la Terminal de Transportes de Pamplona, Angell detectó en el equipaje de un bus de transporte público, 25 kilos de clorhidrato de cocaína que iban camuflados entre bultos de plátano y papa.

“La subí al bus y ella se desesperó y se sentó al lado de los bultos. La bajé para verificar y cuando la subí se volvió a sentar en el mismo lugar, de inmediato hice bajar los equipajes y encontramos la droga”, dijo el guía canino.

En otro procedimiento similar, el animal encontró 15 kilos de marihuana tipo crippy que estaban escondidos en las maletas de una pareja de esposos que viajaba en un bus de transporte público en la ruta Cali-Cúcuta.

No obstante, 'Angell', la policía de cuatro patas, recorre a diario las calles de Pamplona ayudando a la institución a contrarrestar el delito del tráfico de estupefacientes en menores cantidades.

“Es nuestra consentida, porque es la que más resultados positivos nos ha dado. Es nuestra segunda arma de confianza en contra de la delincuencia y el tráfico de estupefacientes”, dijo el teniente Robinson Fabián Ciprian, comandante del Distrito de la Policía de Pamplona.

No es para menos calificarla como el ‘terror’ del microtráfico de este municipio nortesantandereano.

Los escenarios donde Angell se pone en acción son los parques, los establecimientos públicos, en la Terminal de Transportes y en las calles donde hay más afluencia de personas.

“Hace unos días, un joven caminaba con su familia y yo iba con la perra, cuando de repente ella se le sentó al lado al muchacho. Cuando lo requisé le encontré droga en su billetera. La familia quedó sorprendida, porque no sabía que era consumidor”, explicó el guía canino.

Estudiantes universitarios, taxistas, músicos, pasajeros, comerciantes y cualquier turista puede ser el blanco de Angell.

El binomio perfecto se consolida día a día, en la relación entre el amo y el animal, que se fortalece con recompensas en cada operación exitosa, el cuidado riguroso de su alimentación, la higiene y el aseo personal de Angell son fundamentales para lograr grandes resultados.

“Nace una afinidad al ganarse el respeto de la perra y también al motivarla para generar esa energía necesaria para trabajar”, explicó el subintendente García.

Cuando 'Angell' consigue alguna droga, las felicitaciones y las muestras de cariño no se hacen esperar. La alimentación a la hora exacta, tener el agua limpia y llevarla a los controles veterinarios, son parte de la demostración de amor.

El corte de las uñas, los cuidados higiénicos como el baño, el cepillado y la desinfección en el lugar de descanso de la canina, son indispensables para que ella sienta la recompensa por la labor que desarrolla.

Angell, de raza pastor belga, tiene 7 años de servicio en la Policía; en un año cumple el tiempo mínimo de servicio para ‘jubilarse’.

Este tipo de animal solo sirve para trabajar, no para tenerlo de mascota en los hogares.

El animal es estrenado con asociación de olores para que la perra detecte con facilidad las sustancias narcóticas. El entrenamiento dura aproximadamente seis meses.

Los resultados

La Policía de Norte de Santander (Denor) ha logrado este año capturar a 322 personas por los delitos de tráfico, fabricación o porte de estupefacientes, tráfico de sustancias para procesamiento de narcóticos y conservación o financiación de plantaciones, en los que Angell ha jugado un papel determinante.

Asimismo, con la ayuda de la canina se han incautado 266 kilos de cocaína, 58 kilos de base de coca, cinco de bazuco, 902 kilos de marihuana y 17 de drogas de síntesis (en pastillas).

Un trabajo de herencia

Angell tiene la herencia de sus padres para servirle a la Policía.

Aquiles, su papá, trabajó 10 años en la institución. Su especialidad era detectar los narcóticos que pasaban a diario por el aeropuerto El Dorado de Bogotá.

Mientras que Canela, su mamá, desarrolló su especialidad en la ubicación de explosivos. Trabajó en la Policía de Carabineros, participó en cuatro erradicaciones manuales de matas de coca en la serranía La Macarena y en los departamentos de Antioquia y Nariño.

El comandante de la Denor, coronel Jhon Jairo Aroca, resaltó la labor de la canina para contribuir en la seguridad ciudadana de Pamplona, a través de la estrategia de control contra el tráfico local de estupefacientes.

“El olfato de Angell es fundamental para que la Policía logre grandes resultados con la ubicación de expendios de drogas y el microtráfico de estupefacientes”, dijo.

De esta manera, la Policía valora y conserva los animales que no portan un arma ni imparten órdenes a los subordinados, pero sí contribuyen con la seguridad a lo largo y ancho del territorio.

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