Las ilusiones que tenía Dixon Josué Torres Gélvez de conocer a su primera hija y de graduarse como arquitecto, para darle un bienestar a su familia, se acabaron la madrugada de ayer, cuando dos hombres se le acercaron y lo asesinaron de dos impactos de bala, mientras esperaba a su esposa para irse a su casa.
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El hecho ocurrió antes de las 3:00 de la mañana, cuando la víctima llegó hasta la calle 24 con avenida 48, del barrio Palmeras (parte baja), en la ciudadela Juan Atalaya, en su motocicleta, con la intención de llevar a su pareja, que tiene ocho meses de embarazo, para su vivienda, ubicada en el asentamiento La Fortaleza, a un costado del Anillo Vial Occidental.
Los habitantes y vecinos del sector solo oyeron las detonaciones de los disparos y cuando se asomaron a percatarse de lo que había pasado, encontraron a Dixon Josué tendido en la entrada de la casa, pero observaron que él lanzó su celular hacia el porche.
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“No sabemos si quisieron robarlo, porque en ese momento la puerta estaba cerrada y él lanzó el celular hacia adentro. Esto acá es muy peligroso de noche y más a esa hora, quieren robar en todo momento”, dijo un habitante del lugar.
La víctima recibió un impacto de bala en la cabeza y otro en el abdomen. Aunque los vecinos y familiares intentaron auxiliarlo, no pudieron hacer nada por salvarle la vida.
Con evidentes gestos de dolor y desespero, las personas que conocieron a Torres, de 22 años, les pidieron a las autoridades que se adelanten las investigaciones y se capturen a los responsables de este crimen.
¿Quién era?
Según se conoció, Dixon Josué Torres era estudiante de octavo semestre de Arquitectura, en la Universidad Francisco de Paula Santander. Además, actualmente trabajaba como auxiliar de archivo en el puesto de salud, ubicado en el barrio Aeropuerto.
Los allegados y familiares de Torres lo describieron como un hombre trabajador, soñador y buena persona. Aseguraron que no se metía en problemas y que prefería estar callado ante cualquier eventualidad.
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Se desconocen problemas o amenazas en su contra, que hayan desencadenado en el ataque a bala, que terminó con su vida de manera inmediata.
Hasta la escena del hecho arribaron los miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho), que se encargaron de la inspección y el levantamiento del cadáver, para posteriormente trasladarlo al Instituto de Medicina Legal.
En medio de las pesquisas, los investigadores judiciales encontraron tres vainillas calibre 9 milímetros y dos proyectiles deformados, que fueron aportados a la investigación para seguirles el rastro a los agresores.
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