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Judicial
Desplazamiento interno en veredas de Hacarí, Norte de Santander
55 personas salieron de sus hogares huyéndole a la violencia.
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Javier Sarabia Ascanio
Javier Sarabia
Miércoles, 3 de Julio de 2019

La disputa de territorios en el Catatumbo y la lucha por los cultivos ilícitos, agravan el panorama de violencia en esta zona de Norte de Santander.

En la zona rural del municipio de Hacarí, se mantiene latente el desplazamiento forzado. Al parecer, grupos al margen de la ley han sido protagonistas de varios enfrentamientos en medio de una disputa por territorio.

Así lo indicó el mandatario Milciades Pinzón Pinzón, quien solicita la ayuda del Gobierno Nacional para resarcir las pérdidas entre la población campesina.

Pinzón señaló que el último reporte arroja una cifra de 55 personas víctimas del desplazamiento a nivel interno, entre las veredas del corregimiento Astilleros, especialmente en el sector conocido como Los Cedros.

 “En estos momentos, gracias a Dios, no se ha presentado desplazamiento forzado hacia la cabecera municipal, pero sí en la vereda Los Cedros a nivel interno por el fuego cruzado”, recalcó.

El alcalde asegura que desde marzo del año pasado los labriegos viven una verdadera odisea ante los enfrentamientos por el dominio territorial del Epl y Eln.

“Fue el más turbulento para Hacarí, nos tocó soportar 7 desplazamientos, 3 refugios humanitarios, asesinatos selectivos, una situación bastante complicada debido al conflicto armado entre el Eln y Epl”, indicó Pinzón, quien en repetidas ocasiones solicitó excluir a la población civil de la guerra sin sentido.

Por otra parte, el Defensor Regional del Pueblo, Diógenes Quintero Amaya, manifiestó que las alertas tempranas están vigentes en todos los municipios de la zona del Catatumbo como Hacarí, La Playa de Belén, Ábrego, Convención, San Calixto, El Carmen, Teorama y El Tarra.

La situación también ha sido expuesta ante la Defensoría Regional del Pueblo, la Personería y la Mesa Municipal de Víctimas, quienes hacen monitoreo y el acompañamiento para brindar la atención básica a la población vulnerable.

Más recursos, menos discursos

Un habitante de la región mencionó que las acciones se quedan cortas ante la magnitud del problema. Este campesino se unió  a las voces de otros habitantes que reclaman al Gobierno Nacional una mayor inversión social.

 “Que nos miren con ojos de piedad, siendo realistas la militarización agudiza el conflicto y nosotros estamos entre el fuego cruzado. No sabemos qué camino coger”, agregó un agricultor quien, por razones de seguridad, mantiene en reserva su identidad.

El labriego asegura que durante años han sufrido el abandono del Estado. “A punta de plomo no arreglamos los problemas, nosotros queremos mejores condiciones de vida, salud, educación y seguridad”, mencionó.

También confesó que es difícil vivir en medio de la zozobra e incertidumbre. Por eso, en horas de la noche se trasladan hacia otras veredas para poder conciliar el sueño.

Al otro día temprano, se persignan para que Dios los favorezca de todo mal, peligro, de alguna mina antipersona... y se dirigen hacia las parcelas para cuidar los cultivos que dan el sustento diario a sus hijos.

En esta zona de Norte de Santander piden a los Organismos Internacionales de Derechos Humanos, que verifiquen la situación para evitar más personas lesionadas en el Catatumbo.

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