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El incansable anhelo de una madre por reencontrarse con su hijo desaparecido en Puerto Santander
Un cumpleaños sin felicidad: hoy el joven llega a sus 30 años.
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Jueves, 1 de Febrero de 2024

Cuatro años y siete meses lleva Lisbeth Zurita buscando el más mínimo rastro y detalle de dónde podría estar su hijo Enisael Job Contreras Zurita. Él desapareció en junio de 2019.

Hoy, Enisael Contreras está cumpliendo 30 años y su mamá, desde el estado Bolívar, en Venezuela, de donde son oriundos, sigue buscándolo, escarbando y preguntándoles una y otra vez a las autoridades qué ha sucedido con el rastreo que ellos le estarían haciendo.

“Cuatro años y siete meses, después de no saber nada de él, me cuesta creer mucho que aún no tenga noticias”, expresó Lisbeth Zurita.

Para la mujer hoy no es un cumpleaños feliz. No tiene forma de celebrarlo y ver brillar a su hijo de felicidad. Por lo que solo le queda esperar, ayudar, sensibilizar y conmemorar su día, para seguir en su búsqueda.

Así como un día se marchó sonriendo y con la esperanza de lograr una mejor vida, su mamá espera que regrese algún día.


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La última vez que supo de él

 

En febrero de 2019, Enisael Contreras salió junto con un amigo a trabajar en unas minas en Inírida (Guainía), cerca del Amazonas, con la esperanza de buscar una mejor oportunidad laboral. Allí, él no se estableció como minero, sino que vendía ‘Chucherías’ a los obreros.

Sin embargo, nada fue como un día lo planearon, no le fue bien y el joven terminó enfermándose.

Finalizando junio, Enisael decidió regresarse para su casa en Venezuela, por eso viajó hasta Puerto Santander, para cruzar hacia la frontera, pero él nunca llegó a donde su familia.

En ese municipio del área metropolitana de Cúcuta, él tenía conocidos, por lo que pasaría a saludarlos y después seguiría con su viaje hacia el estado Bolívar.

Él ya conocía esa ruta, pues entre 2016 y 2017, viajaba por esta zona para comprar mercancía como harina, mantequilla y café, para vender en Venezuela.

Pero en julio, cuando su mamá no tuvo más respuesta, ni un mensaje, llamada o interacción en redes sociales, su preocupación empezó a ser evidente.


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“Sabemos que él llegó a Puerto de Santander, de ahí más nada. No sabemos si él logró cruzar. Nada que se comunica, nada que llama, nada que llega. Pasaron los días. Un mes después dijimos estos no es normal, por lo que fue creciendo la preocupación”, señaló la mujer.

 

La búsqueda de una madre

 

Utilizando como herramienta de búsqueda las redes sociales, la mujer empezó a publicar en Facebook su situación, expuso la ardua búsqueda que venía haciendo, por lo que pidió a quienes supieran del paradero de joven, contactarse con ella.

Y a comienzos de 2020,  un ‘amigo’ de Enisael le dio una esperanza, que rápido se esfumó.

“Por messenger se comunicó una persona que me dijo ser un ‘amigo’ de mi hijo. Ahí me dijo que ‘Eni’ estaba trabajando en una finca y que estaba bien, que cuando lograra comunicarse, él lo iba a hacer”, aseguró la mujer.

Sin embargo, meses después, cuando intentó saber la ubicación de la finca o cómo se llamaba, el hombre solo le dijo que ya con eso ‘se estaba metiendo en problemas’ y la bloqueó de esa red social.

Para esa fecha, la mujer no tenía conocimiento de que en esa zona reclutan ‘muchachos’ para trabajar en fincas.

En el 2021, cuando tuvo una oportunidad ella vino a Colombia, esperanzada, por eso recorrió medicina legal y todas las entidades posibles, pero no había la más mínima señal de su hijo.


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“Yo digo que es impresionante, que una persona que desaparece así de la noche a la mañana, sin dejar un rastro o una huella, es como si la tierra se la abriera y se la tragara”, explicó.

Un año después, ella volvió a tener esperanzas de que lo iba a encontrar, pues le dijeron el estaría por Tibú.

“Me dijeron que lo habían visto en Tibú, pero no logré verificar nada. Movía cielo y tierra. Toda información quería verificarla, pero nada”, insistió la angustiada mamá.

 

Esperanza de madre

 

Tras regresar en 2021 sin noticias y sin saber en qué otro rincón buscar, no quería desistir. Fue así que en marzo de ese año, creó un grupo de Facebook, al que llamó ‘Esperanza de madre’, donde se dio cuenta de que no era la única mamá que buscaba a uno de sus hijos, había más mujeres y familiares pasando por la misma situación.

Hasta la fecha, a través de esta plataforma digital, ha conocido 50 casos en territorio colombiano y de fronteras, todos sin una respuesta.

“Mi petición a los organismos competentes es que volteen a mirarnos. Somos muchas familias sufriendo por este flagelo y necesitamos ayuda de los dos gobiernos”, expresó la mujer, haciéndoles un llamado a las autoridades.


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