Las imágenes de la detonación del explosivo contra una caravana de la Policía, la tarde del miércoles en Tibú, y la seguidilla de acciones intimidantes en este municipio, mantienen a los habitantes de esta población del Catatumbo en medio del pánico por la oleada violenta que los azota.

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Luego del atentado que cobró la vida de dos policías y una mujer (civil), y que además, dejó a 11 personas heridas: cinco uniformados y seis civiles, se registraron alteraciones de orden público en el casco urbano del municipio.

El miércoles en la noche, horas después del ataque, se escucharon varios disparos, además, varios desconocidos llegaron en motocicletas hasta diferentes puntos para obligar a la gente a encerrarse en sus casas.

“Nos mandaron a dormir temprano. A las 9:00 de la noche es la hora normal en la que se cierran los negocios en Tibú. Sin embargo,  el miércoles a las 7:00 p.m., las puertas de las casas y establecimientos estaban cerrados”, dijo un habitante de la zona.

Se conoció que, al parecer, días antes del hecho en varios grupos de WhatsApp se difundió un mensaje en el que se advertía de la acción terrorista que se dio el miércoles, además de la amenaza a dos hombres.

“Atentos para el día miércoles, hacemos girar este mensaje para que no caigan inocentes por pecadores. Sabemos quién es quién, pero si están en el medio no respondemos, solo queremos que se prevengan con sus familias y sus hijos”, dice una parte del mensaje.

Asimismo, se conoció que ayer los colegios ubicados en el casco urbano de Tibú suspendieron las clases hasta nueva orden, para garantizar la seguridad de los estudiantes.

Ante esa situación, Pepe Ruíz Paredes, defensor del pueblo de Norte de Santander, lamentó el hecho y pidió a las autoridades que encuentren a los responsables.

“Es lamentable que la población civil esté envuelta en una guerra sin cuartel y sean los que estén saliendo lastimados. En Tibú hay pánico y se pide que el Ejército y la Policía impongan el orden”, expresó Ruíz.

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Un líder comunal de Tibú, que por su seguridad no reveló el nombre, expresó que el miedo entre la comunidad se debe a que en las últimas semanas se presentaron asesinatos y además del reciente atentado.

“La gente teme que sigan matando o poniendo bombas y llegue el día en que los delincuentes sean los que manden, pedimos que el Ejército patrulle las calles, que nos garanticen la seguridad”, dijo el líder.

Más pie de fuerza

El ministro de Defensa, Iván Velásquez, participó en un consejo extraordinario de seguridad, ayer en Cúcuta, donde pidió que se investigue si la disidencia del Frente 33 de las Farc o el Eln están detrás del hecho violento.

Luego de más de dos horas de la reunión, Velásquez dio a conocer que una de las medidas que tomará será enviar 10 pelotones más a Tibú, lo que indica que 360 militares llegarán a reforzar la seguridad del municipio.

¿Utilizaron un cilindro?

Una comisión especial de la Policía enviada desde Bogotá con apoyo de las autoridades locales viajó ayer a Tibú con la misión de estudiar cómo se dio el ataque, qué tipo de explosivo utilizaron y cómo activaron la bomba.

Los avances en la investigación arrojaron que en el sitio había restos de un cilindro que contenía 40 o 50 kilos de explosivos.

Los expertos descubrieron que el cilindro estaba conectado con un cable, por lo que se presume que la persona que activó la bomba estaba cerca a la carretera.

Mientras avanzan las pesquisas el paso estuvo bloqueado, por lo que a los conductores les tocó tomar vías alternas.

“Esa es la salida de Tibú, por lo que nos ha tocado meternos por ‘trochas’ y correr peligro”, contó una habitante.

El atentado

Los uniformados muertos en el atentado fueron identificados como el subintendente Ángelo Raúl Martínez Arévalo, de 31 años y el patrullero Andrés Idarraga Orozco, de 37. La mujer que también murió fue identificada como Lucy Katerine Castillo Cárdenas.

Entre los heridos están el mayor Wilson Millán Triana, comandante del Distrito de Policía de Tibú; el intendente Edinson Niño Hernández y los patrulleros Germán Yahir Gómez Monsalve, Brando Lec Coronado Aarón y Ezequiel Felipe Pérez Arciniegas.

El ataque se dio a las 2:20 de la tarde, cuando fue atacada la caravana de cuatro patrullas de la Policía que transitaba por La Uno, con rumbo hacia las instalaciones de la base militar.

El dolor de una familia

La familia del subintendente Ángelo Martínez aseguró que el uniformado venía insistiéndoles a sus superiores en el deseo de ser trasladado de esa zona del país. El suboficial cumplía con un relevo hace dos meses en la estación de Policía de Tibú.

“Le rechazaron el proceso de traslado, porque se tocaron mil puertas, se hicieron mil procesos para que fuera trasladado y no pasó. Él no pedía que lo mandaran a patrullar en la casa, porque nadie pide eso, lo que quería era estar cerca a su familia”, señaló Alexis Álvarez, familiar del policía.

“Es injusto que, a una persona tan joven, con una familia, empezando apenas su vida a los 30 años, lo manden como carnada sin seguridad, porque cómo es posible que haya carros no blindados en zonas rojas, cómo es posible que la mayor seguridad la tengan unos pocos y el resto normal, que sean la carnada, juegan con la vida de la gente”, añadió el familiar.

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