Transcurrido cerca de un mes de la masacre de cuatro jóvenes en un paraje cercano al corregimiento Banco de Arena, los familiares del hombre y la mujer que aún están desaparecidos, no han cesado en su búsqueda y aferrados a Dios no pierden la esperanza de encontrar sus restos. 

Lo que fue un viaje sin retorno de unos primos que iban rumbo a Tibú al rencuentro con el  padre de  dos de ellos, se convirtió en la peor pesadilla de estas cuatro familias de Norte de Santander,  que todavía no entienden la sevicia con la que actuaron sus verdugos, derramando tanto dolor sobre sus corazones del que creen nunca se van a recuperar.

Se trata de la masacre y descuartizamiento de los hermanos Juan Andrés  y Jorge Sánchez Pacheco, su primo Joimar David Lindarte Rodríguez, y a una amiga, Yadira Herrera Aguilar, ocurrida el 5 de julio, entre las 3:45 y 4 de la tarde, en el punto conocido como La Invasión, a menos de un kilómetro de Banco de Arena, corregimiento de Cúcuta donde hay una estación de la Policía Metropolitana (Mecuc).

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Los jóvenes que iban en moto se habrían encontrado con un retén de Los Rastrojos. “Lo que hemos podido saber por medio de algunas personas es que ahí en ese punto, donde hay unos reductores de velocidad, se encontraban varios hombres de ese grupo ilegal, unos estaban dizque tomando cerveza. Al ver que ellos venían en las dos motos, los mandaron a parar”, contaron en su momento los familiares.

Al parecer, los hermanos Sánchez Pacheco que iban en una moto DR 200, al ver a los hombres fuertemente armados, se asustaron y aceleraron para tratar de escapar y terminaron cayéndose en uno de los reductores, mientras que Joimar David y Yadira alcanzaron a andar unos metros, pero también resultaron en el piso.

Los cuerpos de Joimar David Lindarte y de su primo Jorge Sánchez Pacheco, fueron encontrados desmembrados dentro de costales en las aguas del río Zulia, sin embargo los cadáveres de Juan Andrés y de Yadira no aparecen, pese a que sus dolientes no han parado de buscarlos durante 22 días.

“Seguimos en la búsqueda, no hemos parado y desde que se conoció de su desaparición seguimos buscando. Nos han dado información que están enterrados en una fosa común, pero cada día que pasa la angustia crece porque no hay certeza de nada”, dijeron.

Explicaron que Joimar David Lindarte, técnico electricista de profesión, quien dejó a su esposa y dos hijos, había comprado la moto GN en la que se movilizaba a la anterior propietaria, a quien  se la habían hurtado y logró recuperarla pero nunca retiró el denuncio, por eso la motocicleta figuraba solicitada por la autoridad judicial.