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Judicial
‘Por culpa de las estadísticas lloramos a mi esposo’
Habla compañera de intendente que cayó en campo minado.
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Sábado, 30 de Mayo de 2020

Dolor e impotencia. Eso es lo que sienten hoy los familiares y amigos de los dos uniformados muertos el mediodía del jueves, tras caer en un campo minado en la vereda Vigilancia de Banco de Arena (zona rural de Cúcuta). 

“Mi hijo de dos años se quedó sin su papá. Mi vida entera está destrozada y a nadie le importa. Mis sueños con él se me fueron. Me quitaron mi otra mitad”, dijo entre lágrimas Natalia Rincón, esposa del intendente David Jesús Ortiz Contreras, de 35 años, topógrafo de la Seccional de Investigación Criminal (Sijín) y quien fue el primero en morir tras activar una mina antipersonal cuando caminaba, con otros compañeros a inspeccionar la escena de un crimen ocurrido 24 horas antes.

En ese mismo hecho perdió la vida el patrullero Richard Humberto Quintana Fernández, de 39 años, adscrito al Grupo de Operaciones Especiales (Goes).

Para la esposa de Ortiz, su ser querido y el compañero, fueron blanco fácil por cuenta de un desplazamiento,  al parecer, mal planeado.

“Hubo negligencia. No hubo orden de servicio ni orden por Fiscalía para esa inspección. No llevaron un perro antiexplosivo a esa zona tan peligrosa. No tenían enfermero de combate”, dijo Rincón.

La mujer aseguró que no entiende las razones por la que planearon la ida a ese lugar solo por conocer coordenadas de ese hecho.

“Lo que querían era saber si pertenecía a la Mecuc (ubicación del homicidio) y si les sumaba a las estadísticas. Y, hoy por culpa de esas estadísticas dos familias sufrimos y lloramos a los nuestros”, finalizó.

Más detalles 

Este medio conoció, por una fuente judicial reservada, de otros errores a la hora del desplazamiento de la comisión de la Sijín y que acompañaban hombres del Goes.

Según se conoció, la orden de desplazamiento a la zona, a una hora desde Banco de Arena, fue reportada al Goes a las 7:59 minutos de la mañana. Sin embargo, fue pasadas las 10:00 a.m. que se movilizaron hacia Vigilancia, un camino de tierra y piedras.

“Desde un primer momento eso empezó mal. A los compañeros del Goes les pidieron ir con armamento largo, pero no les autorizaron llevar casco balístico. También notificaron a un grupo y luego terminó saliendo otro porque las motos estaban varadas y no pidieron siglas de esas nuevas motos ni los nombres completos de quiénes se metían allá”, dijo la fuente.

Tres patrullas con los hombres del Goes ingresaron con cuatro carros particulares de la Sijín de la Policía Metropolitana de Cúcuta y del Departamento de Norte de Santander, dos con logos de antiexplosivo, sin el protocolo de seguridad correcto, aseguró la misma fuente judicial.

“Esa zona es roja. En 2015 ya había pasado algo similar donde en una curva también un convoy de la Policía le activaron una carga explosiva y murieron tres policías y uno sobrevivió. No entiendo con ese antecedente por qué los mandan sin los protocolos adecuados”, agregó.

El recorrido

Los hombres de la Sijín primero fueron a la casa de la familia de Wilson Serrano Gómez, el hombre dedicado a la raspa de coca, quien fue asesinado. Un hermano de la víctima se ofreció a indicarles el lugar, pero hubo negativa de los comandantes a cargo.

Una vez los uniformados llegaron a la finca El Tesoro, tuvieron que ir caminando y se encontraron con cultivos de coca y siguieron con el presentimiento de que algo malo podría pasar.

Explosiones

A las 12:30 se escuchó la primera explosión, donde cayó el intendente Ortiz. La angustia reinó. 

“El intendente nos pidió que le diéramos agua, que tenía mucha sed. Después de tomarla, se nos murió”, recordó entre lágrimas uno de los sobrevivientes.

Los uniformados armaron con palos y las camisas largas una camilla para sacar al intendente y después de subir el cadáver se regresaron por el mismo camino por donde llegaron. 

Los uniformados caminaban y lloraban, cuando llegaron a una finca en la que tuvieron que pasar una cerca, limpiaron el camino y marcaron los pasos para evitar pisar otra mina; ya habían pasado varios, cuando de pronto sonó otro bombazo, ahí cayó el patrullero Quintana, a quien le decían de cariño el Chato o Chatico, 

Eran la 1:10 minutos de la tarde, en la segunda detonación también resultó herido José Luis Gelvez Vera, patrullero y fotógrafo adscrito a la Sijín, quien por las esquirlas de la explosión sufrió heridas graves en los ojos. 

Para las 3:00 de la tarde, el patrullero herido aún estaba sin ser evacuado. En un audio suplicaban el apoyo aéreo para la extracción de los dos heridos y el cadáver.  

“Por favor, estamos asegurando el H. No tenemos torniquetes para aplicarle los primeros auxilios”, se escucha en un audio.

“El chato se no está yendo, está bastante mal. Necesitamos médicos y guías explosivos”, reportaron a 3:08 p.m. Treinta minutos después, se conoció sobre la muerte del patrullero del Goes. 

“Se nos acaba de ir el chatico, se nos fue”, así lo reportaron.

En medio del campo minado en el que terminaron cayendo los uniformados, también estaban expuestos a cualquier otro ataque.

“Se pudo escuchar que esos bandidos decían que habían matado a tres de nosotros y que al resto nos tenían alineados. Entonces, nos tocó atrincherarnos a esperar el apoyo”, señaló un policía.

Solo fue hasta las 6:10 minutos de la tarde que un helicóptero logró aterrizar en la zona y sacó los dos cadáveres. El herido fue evacuado por tierra en una ambulancia.

El coronel José Luis Palomino, comandante de la Mecuc, aseguró que la misión a la que iban sus hombres estuvo planificada, pero el factor sorpresa les provocó ese lamentable hecho. “Nosotros ya habíamos analizado la zona para mandar a nuestros hombres, pues sin importar el sitio donde ocurren los homicidios, debemos llegar a investigar. Las informaciones de inteligencia no nos indicaban que hubiesen campos minados”, aseguró.

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