A Delfín Oliveros Chona lo asesinaron de al menos tres puñaladas. El hombre se convirtió en la primera víctima de muerte violenta ocurrida en Tibú, en 2020.
El caso de su agresión ocurrió la noche del 31 de diciembre, y luego de que fue trasladado al hospital Erasmo Meoz, la noche del 1 de enero, se conoció sobre su muerte.
Ayer, sus familiares no tenían explicación alguna sobre lo ocurrido.
“La tarde del 31 de diciembre él salió a tomarse unos tragos conmigo. Estaba contento y bebiendo tranquilo de repente nos dijo que ya volvía”, dijo su sobrino Miguel Castro.
Según el relato del joven, cuando él estaba departiendo con otras personas llegaron a darle aviso de que debía ir a recoger a su tío pues había sido apuñalado.
“Yo corrí al hospital porque ya lo habían recogido y no supe sobre quién lo atacó”, dijo el joven.
Más tarde, el sobrino se enteró que debido a la gravedad de las heridas a su tío debían llevarlo de urgencias a Cúcuta, pero lamentablemente los esfuerzos por salvarlo, fueron en vano.
Lo dejaron libre
Según los familiares, el primero de enero, el presunto homicida se entregó a la Policía en Tibú pero luego fue dejado en libertad.
La Opinión conoció que ese miércoles festivo, en la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía no había ningún funcionario judicial trabajando y tampoco se encontraba un abogado de oficio para asignarle el caso, por lo que el agresor tuvo que ser dejado en libertad por parte de la Policía.
Ayer se esperaba que la Fiscalía solicitara la orden de captura contra el hombre que confesó el asesinato y proceder a capturarlo.
Un hombre querido
Los familiares de Oliveros Chona lo recordaron, ayer, a las afueras de la Sijin, en Cúcuta, como un hombre callado pero tranquilo.
“Él vivía en la vereda La Playa. Tenía su finca y trabajaba como agricultor. Estaba muy contento, él siempre fue querido con todos nosotros”, dijo su sobrino Miguel.