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Memorias
Chachachá en la Piscina Moreno
La Piscina Moreno era uno de los lugares de esparcimiento más cotizados y de mejor reputación de la ciudad. 
Viernes, 5 de Enero de 2018

Antes de convertirse en lo que es hoy, la Piscina Moreno era uno de los lugares de esparcimiento más cotizados y de mejor reputación de la ciudad. Tal vez por su ubicación y por su estrategia de mercadeo, era muy atractiva para los pobladores de la Cúcuta de mediados del siglo XX. Situada a la orilla de la carretera que conducía a la frontera, mucho antes de la construcción de la Autopista Internacional y anteriormente, frente a la estación San Luis del Ferrocarril, un desvío de unos cien metros al norte era el acceso para llegar a ella. El lugar estaba relativamente escondido para el pasajero desprevenido así que no era visible a simple vista por quienes transitaban, primero en tren y luego por carretera; un simple aviso con una flecha marcaba el desvío al lugar.

Era un lugar, a la orilla del río Pamplonita, que aprovechaba las aguas del río para surtir una pileta que no requería tratamiento alguno y por lo tanto, muy económica de mantener, situación que se trasmitía a sus usuarios, además la propaganda que se hacía entonces era muy sugestiva: “El mar… casi el mar en Cúcuta” era la invitación perfecta para aprovechar sus servicios.

En la fotografía anexa a esta crónica, puede apreciarse la barrera, a manera de represa rústica, mediante la cual se desviaba el agua del afluente. Adicional al baño refrescante que ofrecía, se había construido una tarima y adecuado un escenario con una capacidad que permitía acoger un numeroso público con las comodidades propias de la época y de igual manera unos camerinos para los artistas que venían a presentarse.

Los más prestigioso artistas fueron contratados para presentarse en ese escenario, así que empezaremos con la primera “vedette colombiana”, Alma Costello, una barranquillera nacida en 1926 y quien realizó extensas giras por Centroamérica y México interpretando música folclórica como cumbias, porros y mapalés, se inició en los radioteatros de la emisora La Voz de Barranquilla. Acompañó dancísticamente al maestro Francisco “Pacho” Galán siendo ella quien coreografiara su ritmo con mayor éxito mundial, como lo fue el merecumbé.

En la década de los años 50 se radicó durante varios años en México presentándose en los míticos teatros Margó y Tívoli. Estableció una gran amistad con la vocalista barranquillera Carmencita Pernett quien vivía en la capital mexicana. Alma Costello llegó a México bailando la Danza Negra, de Lucho Bermúdez y contribuyó a la popularización de la cumbia en ese país del norte. Sus regresos a Barranquilla eran apoteósicos, desde que realizara grandes giras en los teatros de la cadena ABC, presentándose en todos los teatros del país en compañía de la orquesta de Pacho Galán. Su amistad con Pacho Galán y con el maestro José María Peñaloza, creador del chandé y la pieza ‘Te Olvidé’, fue enorme y muy familiar, incluso eran ellos los padrinos de sus hijas. 

Por la época en que se presentó en la Piscina Moreno, su show estaba lleno de polémica debido a su rebeldía e irreverencia en los escenarios lo que le granjeó la animadversión del clero, quienes presionaban a las autoridades a prohibir su espectáculo, tal como sucedió en la ciudad de Cali durante los años cincuenta. A pesar de todos sus inconvenientes logró su objetivo fundamental “vivir a plenitud y a su manera” sin depender de nadie, sin artificios ni medias tintas. Se casó muy joven con su compañero de giras y cantante, “el Pibe Castillo” a quien llamaban “el rey del porro”. La vedette barranquillera se distinguió por ser una defensora del folclor nacional,  en especial el del Caribe colombiano. Falleció en Barranquilla, su tierra natal, el 26 de enero de 2015 a la edad de 88 años. 

En la misma gira, también hizo presentaciones en los populares teatros descubiertos de Cúcuta, el Astral y el Aire Libre, en compañía de la orquesta del rey del merecumbé, Pacho Galán, como lo atestiguan los afiches adjuntos que invitaban a las representaciones.

Otro dúo que en la misma época se presentó en ese tablado, fue el compuesto por Silvana y Rodrigo, ella, una bellísima bailarina peruana y él, el mejor cantante colombiano de canciones populares.

Aunque no eran tan aplaudidos ni conocidos como los anteriores, llevaban bastante tiempo presentándose en las principales ciudades de Colombia. Rodrigo Soto era un cantante paisa, nacido en Medellín, quien había sido lanzado al mundo del espectáculo en el radio teatro de la Voz de Medellín y alcanzado el éxito en las principales emisoras de la ciudad y del país. A comienzos del año 57 coincidió en una de sus presentaciones con Silvana “la reina del Chachachá”, una hermosa peruana pelirroja que había llegado a Colombia a presentar su show que consistía básicamente en mostrarle al público asistente qué era el Chachachá y cómo se bailaba el mambo, ritmo que se venía imponiendo de la mano del maestro cubano Dámaso Pérez Prado. 

El auge de este ritmo se impuso rápidamente en Norteamérica, a tal punto que las principales publicaciones del país hablaban de una “Revolución del Mambo” y fueron muchos los que aprovecharon el momento para abrir sus “escuelas de baile  con especialidad en Mambo”. Así pues, Silvana quien desde temprana edad se había dedicado a la danza vernácula en la Compañía de Guido Monteverde, un prestigioso actor y periodista peruano hasta ascender a la categoría de “estrella” y principal figura en el elenco del Chachachá. A partir de este momento, su futuro como solista estaba sellado y los contratos comenzar a lloverle. 

A Cúcuta habían llegado con su compañero de función y su presentación en la Piscina Moreno se dio por la sencilla razón, que la afluencia de artistas en los teatros, no les había dejado otra opción. A pesar de no ser lo que esperaban, durante unos días hicieron sus presentaciones en los radio teatros de la ciudad esperando la oportunidad de presentarse en uno de los teatros importantes, lo que no alcanzó a darse, pues los compromisos de la pareja, en otras ciudades del país, estaban por cumplirse. En uno de los encuentros con periodistas locales dijeron que “albergaban la esperanza de gustarle al público de Cúcuta que tiene fama, en toda la nación,  de ser un buen captador de emociones artísticas.” El espectáculo, al parecer, no tuvo mayor trascendencia, pues no fueron muchas las noticias que al respecto se difundieron pero queda para el recuerdo el recorte de su presentación.

Gerardo Raynaud D.

gerard.raynaud@gmail.com

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