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El traumatismo de las mujeres que abortan en Corea del Sur
Las mujeres que recurren al aborto pueden ser condenadas a un año de prisión y a una multa.
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AFP
AFP
Miércoles, 10 de Abril de 2019

Más de 25 años después del primero de sus tres abortos, Lim sigue sintiendo vergüenza por haber tenido que recurrir a este acto, todavía ilegal en Corea del Sur, sobre el que la justicia debe ahora pronunciarse de nuevo.

Lim tenía 24 años y un novio con el que todavía no estaba dispuesta a casarse. Era en 1993, una época en que las relaciones sexuales antes del matrimonio eran un tabú en este país muy conservador.

Tener un bebé habría implicado para ella una vida de ostracismo, incluso si la pareja se casaba tras el nacimiento. Por eso decidió abortar, ilegalmente.

El Tribunal Constitucional tiene que pronunciare este jueves sobre la legalidad de la prohibición del aborto. Las organizaciones que defienden su legalización denuncian la arbitrariedad de las condenas.

"Todavía me acuerdo de la repugnancia en la cara del médico", explica a Lim, que no quiere dar su nombre completo. "No paraba de mover la cabeza en signo de desaprobación".

"Cuando le dije que me hacía daño cuando me administraba el tratamiento me dijo no podía hacerme daño porque era una mujer que 'ya lo había hecho todo'. Fue humillante", recuerda.

Veintiséis año más tarde, Corea del Sur es una de las últimas economías desarrolladas donde el aborto sigue siendo ilegal. Sin embargo está permitido en caso de violación, de incesto o si hay un riesgo para la madre.

Las mujeres que recurren al aborto pueden ser condenadas a un año de prisión y a una multa. Los médicos a hasta dos años.

Aunque hay pocas condenas, varias asociaciones piden la legalización porque muchas mujeres sin recursos abortan en malas condiciones sanitarias y se exponen al aislamiento social.

Cuando abortó por segunda y tercera vez, Lim era una mujer casada, madre de dos hijos. Todo fue distinto e incluso su madre le acompañó a la clínica.

"Todo lo que tuve que decir era que mi marido y yo ya teníamos dos niños", dijo ella. "El doctor fue muy amable y me dijo 'naturalmente, lo comprendemos totalmente'".

Una encuesta de 2011 reveló que la mayoría de mujeres que abortan en Corea del Sur están casadas.

Las asociaciones aseguran sin embargo de la mayoría de mujeres perseguidas por la justicia son solteras, entre ellas muchas adolescentes. Y si están en pareja, muchas temen que, si se separan, su ex las denuncie por abortar.

En 2017, una estudiante explicó en una manifestación que tuvo que renunciar a sus estudios tras un aborto.

"Mi profesor me amenazó con denunciarme si no dejaba el instituto", recuerda. "Me dijo que había cometido un pecado quedándome embarazada estando en el instituto".

Corea del Sur es uno de los países de la OCDE con peores índices en igualdad entre hombre y mujeres.

Según Ryu Min-hee, uno de los abogados implicados en el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la prohibición del aborto, mientras las mujeres no puedan decidir por ellas mismas "el país no podrá crear una sociedad igualitaria".

Tras su aborto de 1993, Lim se fue a un mísero hotel donde se quedó todo el tiempo que pudo. Luego volvió a casa de sus padres e hizo como si no pasara nada. Todavía hoy solo su marido está al corriente.

"No me atrevía a hablar con nadie", explica. "Mis padres habrían tenido vergüenza de mi".

Corea del Sur sigue siendo un país muy religioso y algunas de sus grandes iglesias evangélicas están totalmente en contra del aborto.

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