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En Ecuador, izquierda y derecha apelan a candidatas religiosas
A pesar de tener modelos económicos distintos, ambas candidatas concuerdan en aspectos religiosos y sociales.
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AFP
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Lunes, 2 de Octubre de 2023

Profundamente religiosas, antiaborto y a favor de los valores de la familia tradicional. En las antípodas políticas, la presidenciable izquierdista Luisa González y la derechista Verónica Abad, fórmula vicepresidencial de Daniel Noboa, coinciden en el conservadurismo social de cara al balotaje en Ecuador.

En este país laico y de mayoría católica, donde la violencia del narco domina el debate electoral, los candidatos seculares quedaron por fuera de la segunda vuelta del 15 de octubre. Causas como la despenalización total del aborto -objeto de una prolongada puja entre legisladores, jueces constitucionales y el poder Ejecutivo- quedarán en la orfandad.

El asesinato a comienzos de agosto del presidenciable centrista Fernando Villavicencio -favorable al aborto- y la derrota en las urnas del derechista Jan Topic -de tendencias liberales en lo social- obligarán al votante a elegir entre dos representantes de los valores tradicionales.

Por la derecha aspira Noboa, hijo de uno de los hombres más ricos del país y acompañado en el tarjetón de Abad, una autoproclamada "mujer clásica", católica, descreída de las luchas feministas y contraria a la legalización del aborto, la eutanasia y las drogas.


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A la cabeza del binomio izquierdista está la candidata evangélica González, progresista en lo económico pero con posturas socialmente conservadoras como su defensa de la familia tradicional y férrea oposición al aborto, un legado de su mentor, el expresidente Rafael Correa (2007-2017).

En Latinoamérica es común la participación de las iglesias en la vida pública, pero cada vez más permean las corrientes de izquierda con una retórica híbrida entre conservadurismo y socialismo. 

 

Fuera de la agenda 


Abad ha sido blanco de críticas por declaraciones en las que cuestiona cifras de feminicidios o el salario igualitario.

"Si yo escojo ser mamá, yo voy a tener que trabajar menos porque mi rol de mamá me va a exigir más tiempo. ¿Cómo puedo pretender ganar igual que un hombre?", dijo en una emisora.

De su lado, González es heredera del talante "profundamente conservador en lo social" de Correa, que sigue dominando el espectro político de la izquierda, explica a la AFP Simón Pachano, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Quito.

En 2013, el entonces presidente acusó de "traición ideológica" a un grupo de legisladoras oficialistas que promovió la despenalización del aborto en casos de violación. Su partido las castigó con una suspensión de un mes. 


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"La consecuencia más palpable es que temas como educación sexual y el aborto no están sobre la agenda" electoral, comenta la consultora política Arianna Tanca. 

La tasa de embarazos adolescentes no deseados en la nación supera el 70%, de acuerdo a Naciones Unidas.

"Ecuador sigue siendo conservador y no tiene nada malo (...) El problema es que aún existan clínicas clandestinas para, entre comillas, 'deshomosexualizar' personas; que tengamos una de las tasas de embarazo adolescente más altas de la región y la violencia de género: cada siete horas muere una mujer a manos de un hombre", añade Tanca.

 

 Antiaborto 


Aunque progresista, González propone una agenda social "muy limitada y muy ambivalente en términos de derechos sexuales y reproductivos", expresó Cristina Vega, catedrática de Estudios de Género de la Flacso, en una entrevista con Wambra Radio.

A diferencia del vecino Colombia -donde tribunales han dado vía libre a la despenalización del aborto, de la eutanasia y del consumo de drogas sin mayor oposición del Ejecutivo-, en Ecuador "las autoridades le han cerrado el paso" a estas transformaciones, precisó a su vez Pachano. 


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"¿Permitir el aborto por violación? No se engañen. Los que están con eso, están (a favor) de la total liberación del aborto, y esa es la puerta de salida que quieren dejar", lanzó Correa durante su gobierno. 

En ese momento, solo las mujeres violadas con discapacidad mental o en peligro de muerte podían interrumpir voluntariamente sus embarazos. Las demás se exponían hasta a dos años de cárcel. 

Casi una década después, en 2021, la Corte Constitucional despenalizó el aborto en casos de violación y ordenó al legislativo reglamentar el procedimiento. El saliente presidente conservador Guillermo Lasso, un opositor a la interrupción voluntaria del embarazado, modificó dicho reglamento para hacerlo más estricto.

Durante los debates en el Congreso, la entonces asambleísta González se declaró en contra de la despenalización y elevó un pañuelo azul con la leyenda "Salvemos las dos vidas". El mismo símbolo antiaborto que usó Abad durante su breve y fallida campaña a la alcaldía del municipio de Cuenca (sur) antes de postularse a la vicepresidencia.  

Interrogada recientemente sobre su posición frente al aborto, González se reafirmó con un ligero matiz: "Mis convicciones, mis principios en cuánto a religión, en cuánto a matrimonio, en cuánto al aborto no van a cambiar" pero "jamás vamos a ser regresivos en derechos", mientras de su lado, la dupla Noboa-Abad no se ha pronunciado frente al tema.


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