La Opinión
Suscríbete
Elecciones 2023 Elecciones 2023 mobile
Mundo
Las claves que definirán la presidencia de Brasil
La tensión ha derivado en agresiones y amenazas.
Image
EFE
Domingo, 14 de Octubre de 2018

La elección presidencial del 28 de octubre en Brasil entre el ultraderechista Jair Bolsonaro, gran favorito tras su holgada victoria en primer turno, y el izquierdista Fernando Haddad promete más que dos semanas de tensa campaña.

Esta es la elección más polarizada en la historia de Brasil. Por un lado Bolsonaro, un impulsivo excapitán del ejército que promete liberar el porte de armas, vender empresas estatales, colocar militares al frente de los ministerios y terminar con la corrupción.

Y por el otro Haddad, sustituto del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, un exalcalde de Sao Paulo de formación universitaria, de hablar pausado, partidario del “desarrollo con inclusión”, de aumentar el gasto público y de terminar con las privatizaciones.

“Está en juego el indulto de Lula y el fin de Lava Jato”, la megaoperación anticorrupción que involucró a decenas de políticos, suele advertir Bolsonaro. Están “en riesgo” la democracia y los derechos de los trabajadores, advierte Haddad.

La tensión ha derivado en agresiones y amenazas de manos de supuestos bolsonaristas, e incluso un maestro de capoeira fue asesinado -según testigos- tras increpar a un votante de Bolsonaro.  

Ambos candidatos se acusan del bombardeo de noticias falsas que circulan sin control por las redes sociales desde el inicio de la campaña.

El 46,03% de los votos que obtuvo Bolsonaro el domingo lo dejan al borde la victoria en el balotaje, y hacen que Haddad (29,28%) necesite un vuelco histórico para lograr la quinta victoria consecutiva del Partido de los Trabajadores (PT) en una presidencial.

Desde el domingo, ambos han moderado sus posturas en un intento de conquistar al 25% de votantes que no votaron por ellos y de atraer a los partidos y una parte del 20% de abstencionistas.

Sin embargo, Haddad sufrió una decepción cuando el partido del centrozquierdista Ciro Gomes, el tercero más votado (12,47%), declaró que solo le daría un “apoyo crítico”.

Bolsonaro, que el pasado 6 de septiembre recibió una puñalada que le apartó de la campaña callejera y le obligó a concentrase -con mucho éxito- en las redes sociales, seguirá siendo un candidato virtual, muy activo en Twitter y Facebook.

Pero además cuenta desde el viernes con cinco minutos diarios de propaganda televisiva gratuita  que le darán mucha mayor exposición, especialmente entre los estratos sociales con menos acceso a internet.

El exmilitar, se estrenó con una publicidad en la que agita los fantasmas “comunistas” que supuestamente rondan al PT, y muestra su lado menos rudo: el de un padre que llora de felicidad por su pequeña hija. Haddad, entretanto, quiere forzar un debate, pero su adversario se escuda en su estado de salud, aunque eso no le ha impedido dar entrevistas.

La animadversión a Lula entre buena parte de la sociedad vuelve más difícil que su delfín Haddad construya una alianza de “fuerzas democráticas” para aislar al controvertido exmilitar.

Tal vez consciente de eso, Lula pidió a Haddad que no vuelva a visitarle a la cárcel de Curitiba y que se dedique a hacer campaña, así lo aseguró la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.

La única encuesta realizada hasta ahora después de la primera vuelta lo sitúan 16 puntos por debajo de Bolsonaro (58% contra 42%).

En 2016, la llegada del conservador Michel Temer al poder tras la destitución de la izquierdista Dilma Rousseff reforzó el giro conservador iniciado en los últimos años en Sudamérica en países como Argentina, Chile y Paraguay.

Ahora, el duelo Bolsonaro-Haddad determinará si la principal economía latinoamericana profundiza ese camino o se decanta de nuevo hacia la izquierda.

El exmilitar, que se declara un admirador del presidente Donald Trump, no deja de advertir que, si el PT vuelve al poder, Brasil se convertiría en una nueva Venezuela. 

El exalcalde de Sao Paulo sostiene, en cambio, que las recetas neoliberales de Bolsonaro podrían llevar a un derrumbe financiero como en Argentina.

Temas del Día