El Enola Gay, el avión que transportó la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945, era un B 29, un avión bombardero que alcanzaba una velocidad máxima de 575 kilómetros por hora, tenía una longitud de 30 metros y una envergadura de 43 metros. 

Los TU-160 soviéticos que estuvieron esta semana en Venezuela miden 54 metros, su envergadura es de 55 metros y su velocidad máxima es de 2.200 kilómetros por hora. A esto se le suma que pueden transportar hasta 24 ojivas nucleares.

De ahí que las alarmas quedaran encendidas en la región, no solo por el poderío militar de estas aeronaves, conocidas en el argot bélico como ‘Cisnes blancos’, sino por el ejercicio binacional que la Fuerza Aérea venezolana desplegó junto con sus pares rusos.

“Rusia y Venezuela consolidan cooperación militar mediante #VuelosOperativosVzlaRusia, con el firme objetivo de elevar el Apresto Operacional de la #FANB y estar preparados para defender la Patria de Bolívar ante cualquier amenaza que atente contra nuestra Independencia (sic)”, publicó en un trino el Comando Estratégico Operacional del vecino país.

A la llegada de los ‘Cisnes’ le siguió la andanada de declaraciones del mandatario venezolano, Nicolás Maduro, sobre una supuesta operación para derrocarlo y asesinarlo, incluso, señaló que una parte de esos planes se estarían fraguando desde la base militar de Tolemaida, uno de los fuertes de entrenamiento más completos del hemisferio, pues cuenta con escuela de paracaidismo, de Lanceros, de asalto aéreo y otras especialidades.

Vladimir Padrino, el general que hace las veces de ministro de Defensa en Venezuela, también hizo la tarea. “La tripulación aérea de la Federación Rusa es bienvenida a esta tierra heroica. Es una nueva oportunidad de afianzar nuestras relaciones en el ámbito militar y seguir andando una senda de cooperación y amistad sincera. La paz es nuestro objetivo”, dijo.

A los rusos los trataron como zares. Condecoraciones, homenajes, ágapes y calurosos recibimientos se hicieron en honor a las tripulaciones y al cuerpo diplomático de ese país.

Jugada Geopolítica

Con todo lo que sucedió esta semana, los analistas en temas de seguridad no dudan en calificar lo ocurrido con los aviones rusos como una jugada con tintes geopolíticos. 

Carlos Augusto Chacón, director del Centro de Estudios Libertad y Paz, recordó que esta no es la primera vez que este tipo de ejercicios militares se adelantan en Venezuela.

“En 2013 ya habían venido aviones rusos, incluso buques grandes de ese país y no es la primera vez que ellos (los rusos) hacen una muestra de poder. Venezuela, en el escenario geopolítico, es un tablero de ajedrez para las grandes potencias y Nicolás Maduro lo que quiere demostrar es que tiene aliados internacionales”, explicó Chacón.

Sin embargo, todo parece apuntar a que la preocupación del régimen no es Colombia sino Brasil, tras la llegada de Jair Bolsonaro, quien asumirá las riendas de su país el primero de enero. Así puede deducirse de las palabras de Padrino López, quien manifestó que todo este ejercicio militar se hace ante los cambios políticos y militares en la región. 

El factor Putin

La otra interpretación que se le atribuye a la presencia de estas aeronaves viene por el lado de Rusia y el mensaje que desde allí le quieren dar al gobierno Trump. Algo así como “sálgase de Siria, que es como mi patio trasero y yo me le salgo de Venezuela”. Es decir, equiparar acciones en los continentes de parte de cada potencia mundial.

En sentido, el experto en Seguridad y Defensa, Juan Carlos Ruiz, de la Universidad del Rosario, señala que Rusia se ha convertido en el actor más importante en términos de oposición a los Estados Unidos, lo que se puede interpretar como unas nuevas aspiraciones internacionales de Vladimir Putin.

“Hay una estrategia muy clara de Putin para pisar terrenos y hacer presencia donde antes Estados Unidos tenía total hegemonía como en América Latina”, dice Ruiz, al tiempo que agrega que la posición de Colombia ha sido de respeto y de no agresiones y la califica de “inteligente”.

“Cuando se habla de una posible confrontación bélica con Venezuela, eso iría en contravía de una tradición colombiana muy ligada a la legalidad internacional”, enfatiza el experto.

El excomandante de la Fuerza Aérea, general en retiro Guillermo León, comparte la tesis de que lo que se trata es de una demostración de poderío y envían el mensaje de que no están solos ante una eventual intervención en su territorio, aviso que tiene un claro destinatario: Estados Unidos.

“Quieren enviar la señal de que ellos tienen el respaldo de países con una amplia capacidad militar como es el caso de Rusia, de China, de Corea del Norte, de unos buques de guerra iraníes que también se encuentran en su mar territorial”, advierte León.

Pero los ‘Cisnes’ no llegaron solos. John Marulanda, también experto en temas de seguridad, dice que con estas aeronaves llegó el avión de carga más grande del mundo, el Antonov 132.

“Este avión se usa para transportar todos los repuestos que se utilizan para actualizar los Zukhoi, los helicópteros M 35 y los misiles Pechora que tiene Venezuela”.

Ante este panorama, la nueva cúpula militar, que mañana asumirá en propiedad, tendrá el reto de no dejarse llevar por las constantes provocaciones de los militares venezolanos, pero, además, evaluar la posibilidad de actualizar y modernizar los equipos con los que cuentan las unidades del Ejército, Fuerza Aérea y Armada.