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Muertes ligadas al narcotráfico tiñen de sangre a Acapulco
300 sicarios estarían asentados en las playas del lugar, reveló un ‘narco’ de esta ciudad a la AP.
Domingo, 22 de Mayo de 2016

Además de las toallas y las sandalias, hay un nuevo artículo de moda en las playas de Acapulco: unos estuches de cuero negro que cuelgan del cuello o los hombros y que se usan para cargar un revólver.

“Híjole, cuando los vi afuera de mi oficina, casi eché mano a mi bolsa”, dice un empresario que vive con miedo tras recibir amenazas de muerte y mensajes extorsivos en su oficina, a cuatro cuadras del mar. “Vivo con terror, temo por mi vida”.

La muerte puede llegar en cualquier lado en Acapulco por estos días: un vendedor de pareos, o pañuelos que se ponen a la cintura, murió al ser abatido a tiros por alguien que se escapó en una moto acuática. Otro hombre fue baleado cuando tomaba una cerveza en un restaurante en la playa. En los barrios pobres de las colinas que rodean la ciudad se encontró el cadáver de una niña de 15 años despedazado y envuelto en una manta, con la cabeza tirada en un balde que tenía un letrero escrito a mano por una banda de traficantes de drogas.

La ola más reciente de asesinatos en Acapulco comenzó el 24 de abril, cuando estalló un tiroteo en el boulevard costero. Fue la primera vez que se registraba una balacera sostenida allí desde el 2012, en que la tasa de homicidios de la ciudad de 800.000 habitantes fue de 146 por cada 100.000 habitantes. Posteriormente cayó a 112 por cada 100.000 habitantes, pero sigue siendo mucho más alta que el promedio nacional.

El conflicto comenzó a fines del año pasado entre la banda de los Beltrán Leyva, que controlaba la ciudad, y el Cartel Independiente de Acapulco, o CIDA. La pelea se produjo tras la muerte del jefe del cartel Arturo Beltrán Leyva en 2009.

La familia Beltrán Leyva, con el apoyo ahora del cartel que más rápidamente crece en México, la Nueva Generación, trató de afianzar su control en noviembre con el nombre de “La Empresa”, al emplear a un pequeño grupo de asesinos profesionales conocidos como ‘Los Rusos’.

Los Beltrán Leyva se enemistaron prontamente con el CIDA al reducir a la mitad los pagos a los matones y los traficantes, lo que dio lugar a una guerra abierta. Se sospecha que los meseros y el vendedor de aceite de coco, muertos la semana pasada, eran gente inocente y sin conexiones con el mundo de la droga, que fueron asesinados por ‘Los Rusos’ sólo para caldear el ambiente.

La venta de drogas al menudeo bien puede ser la segunda actividad económica más importante de la ciudad después de la disminuida industria turística. Un Oxxo, como se denomina a los negocios donde se venden drogas y que al parecer tomó su nombre de una famosa red de tiendas de México, puede generar unos 150.000 pesos (8.100 dólares) en una sola noche.

Un presunto delincuente entrevistado dijo que hay unos 50 locales de ese tipo en Acapulco, lo que quiere decir que la droga podría producir unos 400.000 dólares diarios.

Con semejante dinero se pueden contratar a muchos matones.

Recientemente, en un sector poco concurrido de la playa, otro estuche negro colgaba del cuello de un individuo apodado “El Teniente”. Trabaja como guardaespaldas de un hombre vinculado al bajo mundo, que aceptó reunirse cerca de un restaurante al aire libre para hablar de la situación de seguridad, a condición de no ser identificado para evitar ser blanco de rivales o de las autoridades.

“Hay 300 sicarios aquí en la zona costera”, dijo el hombre, haciendo gestos notorios mientras comía pescado y camarones fritos. En las inmediaciones había al menos un segundo guardaespaldas. “Un sicario en forma gana 5.000 pesos (275 dólares) a la semana”.

AP

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