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Narcos en Sinaloa: ‘Cae uno y nace otro’
Ni la tasa de violencia ni el narcotráfico disminuirán en la región tras la condena del Chapo Guzmán.
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AFP
AFP
Domingo, 21 de Julio de 2019

Un aire de sarcasmo recorre Sinaloa, cuna del legendario capo mexicano Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, ante la sentencia de cadena perpetua que recibió el miércoles en Estados Unidos. En esta árida región aseguran con sonrisa de resignación que ni la violencia ni el tráfico de drogas disminuirán.

En el imaginario popular de Sinaloa, un cartel que surgió en la década de 1980 y que lleva el nombre de ese estado del noroeste mexicano, todavía gravita la figura de el Chapo y su exsocio Ismael ‘el Mayo’ Zambada, aún prófugo.

Pese a los escalofriantes testimonios expuestos durante el histórico juicio y la sentencia de por vida más 30 años adicionales impuesta por un juez en Nueva York, algunos en Sinaloa siguen creyendo que el Chapo hizo construir escuelas, iglesias, caminos y que en suma fue un benefactor. Incluso le restan responsabilidad en asesinatos y secuestros.

“Yo pienso que no (fue justo). También fue una buena persona, que ayudó a personas necesitadas”, dijo Lupita Ramos, una ama de casa de 46 años, tras conocer la noticia. 

La mujer habla frente al altar del mítico Jesús Malverde, conocido como el Santo de los Narcos, un lugar saturado de fotografías y notas de agradecimientos, en el centro de la capital estatal, Culiacán.

Al lado de un busto de Malverde, quien según la leyenda era un bandido que robaba a los ricos para dar a los pobres al estilo de Robin Hood, una mujer limpiaba el martes una estatuilla de yeso de Guzmán con la cara en alto, un rifle AK47, vestido con camisa rosa y pantalones azules.

Para el ferrocarrilero Juan Antonio Orozco, de 39 años, el tráfico de drogas no va a terminar con el perpetuo encarcelamiento de Guzmán. “Veo difícil que se termine... cae uno y sale otro, son cosas de nunca acabar”, dice mientras aguarda afuera de la capilla.

“Se veía que esa sería la sentencia, por todo el tráfico de drogas y las muertes y todo eso. Era de esperarse que Estados Unidos quería ese fallo”, dice cabizbajo, pero luego levanta un poco la voz para decir que en Culiacán “lo respetan porque ayuda a la gente”.

Vista del cementerio Jardines del Humaya, conocido por sus mausoleos que cuentan con lujos y servicios como aire acondicionado y vidrios a prueba de balas. Está ubicado en Culiacán, estado de Sinaloa, México.

Tumbas con aire acondicionado 

Pero a pesar de las supuestas obras públicas en Sinaloa impulsadas por el capo, quien según la justicia estadounidense debería tener por lo menos unos 12.000 millones de dólares en sus arcas, la brecha de desigualdad es impactante.

Cerca de caseríos hechos con tablas de madera, se encuentra el cementerio Jardines de Humaya, donde muchos narcotraficantes están enterrados. Es famoso por sus mausoleos extravagantes que llegan a tener hasta tres pisos, aire acondicionado y puertas de vidrio blindado.

Ahí una fachada de piedra beige decora el sepulcro de Ernesto Guzmán, uno de los hermanos del Chapo, cuyo interior está repleto de globos y flores. Dos pequeños autos de piedra adornan las esquinas de las cornisas.

Según Miguel Ángel Vega, periodista del diario semanal local Ríodoce, con la captura y extradición del narcotraficante que protagonizó dos espectaculares fugas de cárceles mexicanas, la violencia y el tráfico de drogas “no se acabó” y su sentencia de cadena perpetua no cambiará nada de eso.

Dos cadáveres con el tiro de gracia aparecieron el miércoles al lado del Río Culiacán, muy cerca de una avenida rápida de esta ciudad de cerca de 700.000 habitantes.

Hay “20 Chapos” 

“El cartel de Sinaloa no es el Chapo, el cartel de Sinaloa no es el Mayo, el cartel es un grupo de por lo menos 20 líderes”, asesta Vega, experto en narcotráfico.

“En Culiacán existen 20 Chapos y hay uno que está allá -preso en Estados Unidos-, pero es como la cereza en el pastel, es quien se infló o el que se dijo en los medios de comunicación que es el responsable de todo esto, quien además es el responsable de que los jóvenes en Estados Unidos consuman drogas”, su proceso ha sido el más explotado mediáticamente, dice.

El Chapo Guzmán se forjó una leyenda alimentada por “narcocorridos” que relatan sus hazañas y riquezas reseñadas en la revista Forbes, que en 2011 lo incluyó en su lista de las mayores fortunas del mundo, con más de 11.000 millones de dólares.

Dos años después, la Comisión Anticrimen de Chicago lo nombró enemigo público número uno de la ciudad y lo comparó con Al Capone, mientras que se convirtió en el narcotraficante más buscado por la DEA.

Y el mito sigue creciendo. En la víspera de la audiencia de sentencia, al lado de la catedral, un hombre que calzaba unos huaraches (sandalias) con pies callosos y quemados por el sol, aseguró que el hombre que fue extraditado en enero de 2017 a Estados Unidos no es el Chapo. 

“Tiene mucho dinero, puede hacer lo que sea, incluso puede comprar uno o dos dobles... El que tienen allá no es, el verdadero Chapo Guzmán debe andar paseando ahorita por aquí”, dice sonriente el campesino antes de alejarse sin dar su nombre.