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Pasajeros de crucero en cuarentena por coronavirus desembarcaron en Japón
En el 'Diamond Princess' se presentaron 621 casos positivos.
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AFP
AFP
Miércoles, 19 de Febrero de 2020

Pasajeros del crucero “Diamond Princess” comenzaron a abandonar el barco este miércoles, después de 14 días de cuarentena en Japón, al mismo tiempo que autoridades sanitarias anunciaban que se habían diagnosticado 79 casos más del nuevo coronavirus.

Con 621 casos positivos, el “Diamond Princess” representa el mayor grupo de personas infectadas fuera de China.

Japón se enfrenta a crecientes críticas por su manera de gestionar la cuarentena a medida que los pasajeros se dispersan por todo el mundo.

Drásticas medidas

Rusia anunció que, a partir del jueves, ni turistas, ni estudiantes, ni trabajadores, ningún ciudadano chino podrá entrar en el país.

Los pasajeros recién diagnosticados con el virus serán conducidos del buque al hospital y, después de ser tratados, tendrán que someterse a otra cuarentena.

Unos 500 pasajeros sin síntomas, que dieron negativo en los tests y que no tuvieron contacto con personas portadoras del virus desembarcarán a lo largo del día, tras el fin de la cuarentena de 14 días, informó el ministerio japonés de Salud.

“Me siento aliviado (...). Quiero descansar”, declaró a los periodistas un japonés de 77 años, que dijo que usaría el transporte público. La vida a bordo “era cómoda (...) Estoy bien”, respondió al ser interrogado sobre la cuarentena.

El número de infecciones a bordo de este crucero, atracado en Yokohama, en los suburbios de Tokio, se ha multiplicado desde principios de febrero.

En China, cuna de la epidemia de este virus, el balance supera los 2.000 muertos y los 74.000 contagiados.

Las 3.711 personas de 56 países a bordo realizaban un crucero por Asia que se convirtió en una pesadilla, entre el miedo a contraer una neumonía viral que puede ser mortal y el aburrimiento infinito por estar confinados en camarotes, a veces sin ventana y con un corto paseo por cubierta como única distracción.

“Preocupación”

David Abel, un pasajero británico que se hizo famoso con sus mensajes de video entusiastas al comienzo de la cuarentena describió el estado de ánimo de los pasajeros confinados.

“Nos afecta a todos. No solo a mí, a los demás también. Lo más duro es no saber qué va a pasar, y empieza a afectarnos mentalmente. Es muy difícil concentrarse en algo”, dijo Abel. Más tarde anunció que la prueba de su esposa Sally había dado positiva. 

Fuera de la provincia china de Hubei (centro), “la epidemia afecta a una muy pequeña proporción de la población”, declaró el lunes Michael Ryan, director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Además de los casos en China continental, se registraron otras 900 contaminaciones en diferentes países y apenas cinco fallecimientos (en Francia, Japón, Filipinas, Taiwán y Hong Kong).

Cada día se han detectado decenas de nuevos casos a bordo, lo que lleva a cuestionar la eficacia de la cuarentena, durante la cual los pasajeros podían pasear en pequeños grupos por la cubierta con mascarillas, y el personal distribuía la comida por los camarotes.

Encontrar una mascarilla, misión imposible para discapacitados

Encontrar una mascarilla se volvió una misión imposible en Hong Kong para las personas con discapacidad que se sienten prisioneros en sus casas, con la sensación de estar abandonadas desde la aparición del nuevo coronavirus.

Desde hace más de dos semanas, se forman largas filas frente a los comercios de la ciudad y los habitantes, generalmente tranquilos y disciplinados, se empujan para conseguir las últimas entregas de mascarillas, papel higiénico o productos de limpieza.

Ante el temor de quedar atrapado entre el gentío con su silla de ruedas, Steven Yan, quien sufre atrofia muscular, trata de encontrar mascarillas en los comercios cercanos a su apartamento, pero en un mes solo una vez encontró, cuando consiguió cinco tras seis horas de fila.

“Me cansé. No me atrevía a moverme por miedo a perder mi puesto”, cuenta Yan a la AFP.
   
Con sólo 40 máscarillas que compartir con su esposa y su hijo, comenzó a salir menos, incluso para sus exámenes médicos.
   
Los hospitales públicos dejaron de dar mascarillas a los pacientes visitantes a fin de economizar el material indispensable para el personal médico de Hong Kong, donde se reportan dos muertes y más de 60 contagiados.
   
“Debo llevar una mascarilla al hospital pero por ahora no me lo puedo permitir”, explica este padre de familia, quien lamenta el aumento del precio de las máscaras en las últimas semanas.
   
Aunque la megalópolis es una de las más ricas del mundo, la brecha entre ricos y pobres es enorme y se hace poco para ayudar a los más vulnerables.
 
Expulsan periodistas por título ‘racista’

China expulsará a tres periodistas del diario económico estadounidense Wall Street Journal (WSJ), en represalia por el título --considerado racista-- de un comentario editorial sobre el nuevo coronavirus, se informó el miércoles.

Pekín tomó muy mal el título “China es el verdadero hombre enfermo de Asia”, publicado el 3 de febrero, frase derivada de una expresión considerada ofensiva y racista, que usaban para describir a China algunos occidentales en el siglo XIX.

Este miércoles el gobierno chino anunció el retiro de la acreditación --que obra además como visa-- de los tres periodistas de este diario. A continuación les dio cinco días para salir del país, precisó por su lado el WSJ. 

Los periodistas afectados son el director adjunto de la corresponsalía en Pekín, Josh Chin, y la reportera Chao Deng, ambos de nacionalidad estadounidense, y el australiano Philip Wen, precisó Wall Street Journal, que tiene una decena de reporteros en Pekín y Shangai.

Al anunciar la sanción, el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino, Geng Shuang, explicó que el controvertido título era “discriminatorio por motivos raciales” y “sensacionalista” y culpó al diario de no haber presentado las disculpas exigidas.

El editorial, redactado por Walter Russell Mead, profesor del Bard College, una prestigiosa universidad estadounidense, se alarmaba por los riesgos que la epidemia de coronavirus representa para la economía china y, por consiguiente, mundial.

También criticó la supuesta lentitud de la respuesta inicial de las autoridades chinas a la aparición del virus en Wuhan, en el centro de China, en diciembre. Este texto “difamó los esfuerzos del gobierno y del pueblo chinos en su lucha contra la epidemia”, condenó el  portavoz de la diplomacia china.

La polémica se produce al día siguiente del anuncio de Washington de la modificación del estatuto de cinco medios públicos chinos con oficinas en Estados Unidos y considerados desde ahora por la administración Trump como órganos “de propaganda”.
   
“Pekín considera esa medida inaceptable”, comentó Geng. “Nos reservamos el derecho de réplica en este caso”, amenazó.
   
Los medios afectados --la agencia Xinhua, la televisora CGTN, la Radio China Internacional, el Diario del Pueblo y el China Daily-- ahora tendrán que obtener la aprobación del Departamento de Estado para comprar propiedades en Estados Unidos.
   
También deberán proporcionar una lista de todos sus empleados. En cambio, no se aplicará ninguna restricción a las actividades periodísticas chinas en suelo estadounidense.
   
Intimidación
     
El Club de Corresponsales Extranjeros en China condenó esas expulsiones, afirmando que consideraban “un claro intento de las autoridades de intimidar a los medios de comunicación extranjeros”.
   
“Retirar simultáneamente las credenciales de tres corresponsales es una forma de represalia sin precedentes”, agregó.-
   
Según la misma fuente, Pekín no había expulsado a corresponsales extranjeros de esa manera desde 1998, limitándose en general a no renovar sus acreditaciones que expiran una vez al año.
   
No menos de nueve periodistas tuvieron que abandonar China desde 2013, entre ellos la corresponsal de L’Obs (Francia), Ursula Gauthier, en 2015.
   
El propio WSJ tuvo problemas con el régimen comunista el agosto, cuando uno de sus reporteros, Chun Han Wong, no pudo renovar su tarjeta de prensa tras un artículo firmado con el australiano Philip Wen sobre un primo del presidente Xi Jinping. 

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