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Sobreexplotación del planeta: amenaza para la humanidad
Los humanos de distintas partes del mundo sufren los efectos derivados del daño hecho al medio ambiente.
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AFP
AFP
Sábado, 24 de Marzo de 2018

La fauna y la flora se deterioran en cada rincón del planeta y la Tierra enfrenta la primera extinción masiva de especies desde la desaparición de los dinosaurios, sin que esta vez el desastre lo cause un meteorito. 

Según cuatro reportes elaborados durante tres años por 550 científicos para la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (Ipbes), de la que hacen parte 129 Estados, en la región Asia-Pacífico los peces para consumo humano se pueden acabar en treinta años.

El 90% de los corales de esta zona puede sufrir una “severa degradación” para 2050 y para 2100 más de la mitad de las especies de aves y mamíferos de África se pueden extinguir.

El “declive” de la biodiversidad está “reduciendo significativamente la capacidad de la naturaleza para contribuir al bienestar de las personas”, según concluyen los informes. 

“Esta tendencia alarmante pone en peligro las economías, los medios de subsistencia, seguridad alimentaria y la calidad de vida de las personas en todas partes”, señalan.

Más de 750 expertos estudiaron las evaluaciones de cuatro regiones: Américas, Asia-Pacífico, África y Asia Central-Europa, y aunque los resultados no son esperanzadores, se cree posible minimizar los efectos si se replantea el crecimiento voraz de la humanidad y el desarrollo económico.

Para el presidente de Ipbes, Robert Watson, los humanos estamos “socavando nuestro futuro”.

“Si seguimos como estamos, (...) la sexta extinción masiva (en 500 millones de años), la primera causada por los humanos, va a continuar”, apuntó, y el hombre será testigo de la primera desaparición masiva de especies desde la época de los dinosaurios, hace 65 millones de años.

Cambio climático

En América, la región más rica en biodiversidad, el cambio climático ya está dejando huella. Prueba de ello es el 31% menos de especies que hay desde la época de la Conquista y si continúa el manejo de recursos naturales como un negocio, dicen los científicos, para 2050 la cifra llegaría al 40%.

“La mayoría de países americanos están usando la naturaleza de forma más intensa que el promedio global y están excediendo la capacidad de la naturaleza”, aseguró Jake Rice, director de Ipbes para las Américas.

África es el último lugar de la Tierra con un amplio rango de mamíferos de gran tamaño, pero esto podría cambiar por la vulnerabilidad de sus tierras y el impacto económico del cambio climático en su población marginal.

La zona tiene cerca de 500.000 kilómetros cuadrados de tierra erosionada por la sobreexplotación y se calcula que su población de 1.250 millones de personas será el doble en 2050.

Asia-Pacífico enfrenta “amenazas sin precedentes”, que van desde eventos climáticos extremos y alza en el nivel del mar hasta aumento de polución y desechos, mientras que la Unión Europea tiene solo el 7% de sus especies marinas en un “estado favorable de conservación”. 

“Europa y Asia central consumen más de lo que producen, dejando una gran huella ecológica en el resto del mundo”, afirmó Mark Rounsevell, encargado del organismo para esta región.

El desafío

“Si no hacemos esto de forma correcta, se van a perjudicar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas: agua limpia para todos, seguridad alimentaria de las personas, seguridad humana, seguridad energética, equidad”, indicó Watson.

El desafío de enfrentar las amenazas se incrementa con los cálculos de los especialistas que apuntan a que la población y economía mundial continuarán creciendo, y a la naturaleza se le exigirá más.

Pese a que los expertos creen que el cambio climático y la degradación de la biodiversidad son un hecho, sus efectos se pueden retrasar evitando desperdiciar comida, creando más áreas protegidas, restaurando zonas erosionadas y promoviendo la agricultura  sostenible.

La integración de la biodiversidad debe ser transversal en la toma de decisiones de gobiernos y empresarios, pero también demanda un cambio en el relacionamiento de los individuos con la naturaleza.

Actualmente se desperdicia el 40% de la comida producida, y ahorrarlo provocaría que no se tuvieran que sembrar más tierras para alimentar a una población cada vez mayor, y sumaría la disminución del consumo de carne, con el fin de alcanzar la meta señalada por Watson: “Retrasar la afectación tanto como podamos”.

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