Luego del trasegar por el tortuoso camino del desplazamiento forzado algunos campesinos aseguran que se tropiezan con los engorrosos trámites para acceder a los beneficios otorgados por el Estado a través de la Unidad Nacional de Víctimas.

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Los ajustes y cambios hechos por el nuevo Gobierno generan traumatismos en la prestación de los servicios en el edificio de los derechos humanos, ubicado en el municipio de Ocaña.
 
Las voces inconformes provienen de la zona del Catatumbo donde algunos habitantes llegan hasta las instalaciones con la esperanza de solucionar los problemas y se encuentran con ‘talanqueras’, lo que retrasa los procedimientos legales para la protección de la familia.
 
Un panorama similar lo sufren moradores de municipios como El Carmen, Hacarí, Teorama, San Calixto, Convención y El Tarra, indican defensores de los derechos humanos.
 
El más reciente reporte de la red nacional de estadísticas señala que en Ocaña se encuentran asentadas 50.800 víctimas por la violencia y los pocos funcionarios no dan abasto para atender a toda la población.

Labriegos pierden el viaje

Cansados por los violentos, arriban al epicentro de la provincia centenares de agricultores clamando la ayuda humanitaria, pero la tramitología los tiene aburridos.
 
Desde el corregimiento de Guamalito, en El Carmen, llegó a Ocaña David Araque en busca de unos requerimientos en la Unidad de Víctimas, pero, aseguró, todos sus intentos en esa localidad han sido fallidos.
 
“Ese despacho no tiene empleados suficientes para atender la gran demanda, dicen que la otra semana van a nombrar a los nuevos funcionarios, vamos en la mitad de mayo y todavía esperando”, agregó.

Jessica Marcela Ibáñez, enlace municipal de Ocaña, reconoce que los ajustes ordenados por la Unidad Nacional de Víctimas repercuten indiscutiblemente en esta zona del territorio colombiano, pero avanzan los trámites para solventar esa situación lo más pronto posible.
 
Explica que los inesperados cambios de los operadores y orientadores retrasa un poco el plan de trabajo. Sin embargo, ya se está haciendo la inducción a los nuevos empleados para desarrollar la agenda pendiente.

“Desde el 2021 para evitar las extensas filas se activó una nueva metodología de agendamiento a través de las plataformas virtuales y se atiende con los 4 orientadores un promedio de 45 personas diarias de 7 de la mañana a 4 de la tarde”, precisó Ibáñez.

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