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Ocañero habla de su pasión por el espacio
En 1988, Jorge Isaac Torrado conoció el Centro Espacial John F. Kennedy de Cabo Cañaveral.
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Lunes, 15 de Abril de 2019

De niño, Jorge Isaac Torrado Pacheco, soñó con ser astronauta. Él, pasaba los días leyendo sobre el tema y mirando imágenes de planetas.

El ocañero cuenta que tuvo una infancia lleva de travesuras y un día construyó en el solar de la casa un cohete artesanal, dentro del que metió un ratón como tripulante de la nave, impulsada por pólvora y recubierta con plásticos. 

Cuando activó el sistema de propulsión el ratón salió volando y la explosión mató a las gallinas de la casa.

Otro día construyó un teleférico con punto de referencia al cerro que estaba cerca de la casa. Desarmó la bicicleta y tomó las ruedas para deslizar por el cable un cajón con él a bordo. 

“Esas anécdotas las recuerdo con nostalgia por el ratón y las gallinas, la imaginación volaba y ese espíritu me llevó a forjar una personalidad emprendedora”.

Al crecer se hizo máster de la emisora diocesana Radio Catatumbo y allí se enteró de un concurso para ir a conocer la Nasa. 

Sus estudios informales y el aprendizaje como autodidacta, le valieron para someterse a exámenes en Bogotá y obtuvo un puntaje perfecto. 

“El día que me llamaron pensé que me estaban tomando del pelo. No podía creer que ese sueño se haría realidad. Aprendí mucho y fue una experiencia inolvidable”, agrega el ocañero.

El viaje a los Estados Unidos en 1998, fue toda una aventura y allí las horas se hicieron minutos cuando ingresó al Centro Espacial John F. Kennedy de Cabo Cañaveral, en Florida. 

“Era el sueño de mi vida, quería almacenar todo lo que veía en mis pupilas y me distraje haciendo tomas y me perdí en el centro. Una compañera se percató de que no aparecía y le notificó a los guías quienes me ubicaron admirando la grandeza del centro”, agrega.

De acuerdo con el ocañero la estación fue construida con el objetivo inicial de servir como sitio de lanzamiento para el cohete Saturno V, el vehículo espacial funcional más grande y poderoso de la historia.

El viaje a Estados Unidos también lo aprovechó para conocer los estudios de Universal, en donde se filmaron grandes producciones. 

“Me sentía como un niño en Disney Word, para la época tenía 42 años.  Allá alguien me preguntó si deseaba morir en el espacio y respondí que prefería esa suerte a ser atropellado por una tractomula en la plaza de mercado de Ocaña”.

Actualmente Torrado está pensionado y no deja de arreglar aparatos tecnológicos. Es el técnico oficial del Cine Teatro Leonelda que maneja la Cámara de Comercio de Ocaña.

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En el teatro proyecta películas cuyo eje temático es el espacio y en Ocaña es conocido por las historias de otros mundos más allá de la Tierra.

“En la vida hay que soñar y buscar que esos sueños se cumplan. Nada cae del cielo, pero al cielo vamos con disciplina”.

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