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Política
La verdad es la base de la no repetición
Tres años dura el mandato de la Comisión de la Verdad. Hasta el momento, ha recibido los testimonios de 11.118 víctimas de la guerra.
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Viernes, 29 de Enero de 2021

“Invitamos a mirar de frente dónde nos equivocamos cuando empapamos de sangre y de venganzas la riqueza humana y ecológica que tenemos, cuando hicimos natural vivir entre la guerra, la mentira, la corrupción, la injusticia y la cocaína”, dijo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad sobre el último año de trabajo de esta entidad nacida del Acuerdo de Paz de La Habana.

En noviembre de 2021, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición entregará su informe final sobre lo ocurrido en el conflicto armado colombiano.

 “Es  un acercamiento  a la comprensión de lo que nos pasó, lo más rigurosa posible, para que sigamos construyendo de ahí en adelante, siempre con la mirada en el sufrimiento humano y con la condición de que este sufrimiento no puede continuar así entre nosotros”, asegura De Roux, sacerdote jesuita y una de las voces más autorizadas para hablar de reconciliación en el país.

Nacido en Cali hace 77 años, De Roux ha vivido de cerca todas las violencias de este país, especialmente cuando fue director del Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (PDPMM), donde tuvo que ser testigo del homicidio de varios de sus colaboradores más cercanos. Inquebrantable en su apuesta por la paz, De Roux es una figura respetada en todos los sectores políticos y sociales del país. 

“La tragedia del conflicto encierra la verdad del odio, causado por el poder y la codicia, que nos rompió como comunidad humana y nos llama a cambiar. A Colombia la construimos entre todos y todas, desde nuestras diferencias culturales, étnicas, políticas, de género, de generaciones, o no habrá futuro tranquilo para nadie”, explica el Presidente de la Comisión.

Hasta el momento, la Comisión ha recibido los testimonios de 11.118 víctimas individuales que se han presentado ante ella. 

“De este total, 4.242 (37,9 %) son víctimas de la guerrilla;  3.619  (32  %), de  paramilitares,  y 1.752 (15 %), de la Fuerza Pública. Al lado de eso tenemos que estudiar 203 informes de fuentes diferentes, particularmente documentos preparados por organizaciones de la sociedad civil, campesinos, comunidades negras, poblaciones desplazadas, para establecer cuáles son los actores a los que la gente se  refiere.  Por  otra  parte,  hemos tenido 54 reuniones con las fuerzas del Estado. Eso nos da una visión muy compleja de    la responsabilidad que tenemos de oír a todas las partes”, aseguró.

En estos dos años de trabajo, continúa de Roux, hay más de 20.000 víctimas con testimonios personales y colectivos que han venido a la Comisión, a las 27 Casas de la Verdad que no han detenido su accionar durante la pandemia, y más de 900 organizaciones que impulsan esta tarea de la verdad.

“Hemos  podido   llegar   a   procesos   que dieron lugar a actos públicos de encuentros de escucha, por causa del asesinato de líderes en los  territorios  más difíciles, a los actos de acogida y apoyo a mujeres, niños, personas LGTB, buscadoras de desaparecidos, momentos públicos y privados  de  reconocimiento  de responsabilidades, o de  comprensión de lo ocurrido por causa del conflicto a la salud, a las comunidades, a  centenares de documentos que organizaciones nos entregan en acciones públicas (ahora a través de Zoom), a los eventos hechos para buscar la no repetición, a los aportes recibidos de las instituciones, la continua relación con la comunidad internacional. Hay una gran movilización del país a querer decir la verdad”, enfatiza el religioso.

Padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad. / Foto: Colprensa

 

Sobre el informe final y el último año de mandato de la Comisión, De Roux asegura que quieren presentarle al país “las verdades que hemos ido encontrando, los análisis que podemos hacer. Hasta el momento, no nos hemos  pronunciado  sobre  ninguna  cosa en particular, porque lo vamos a hacer en el informe final dentro de un año (noviembre de 2021). Pero al mismo tiempo, queremos contribuir a que Colombia encare las verdades, se prepare para recibir una comprensión de lo que nos aconteció. No queremos que sean unas verdades que profundicen entre nosotros la venganza, el señalamiento, los odios. No. Son verdades duras, pero el propósito es que construyamos, que nos sacudamos de allí, que asumamos con seriedad esta paz, que no regresemos al pasado”.

¿Qué es la Comisión de la Verdad?

Las víctimas y la sociedad colombiana tienen derecho a conocer la verdad de lo ocurrido durante el conflicto  armado. Esa es nuestra tarea; la Comisión de la Verdad es la entidad que contribuye  a entender  lo que ha sucedido con el conflicto en el país: sus orígenes, sus daños y sus causas, y que aporta a la explicación de lo sucedido  y a la identificación de los patrones que han permitido la violación de los derechos humanos y las infracciones al derecho internacional humanitario.

Acercarnos a la verdad del por qué, para qué, por quiénes, en términos del impacto sufrido por las víctimas en el contexto del conflicto armado, además de examinar lo sucedido, nos dará pistas sobre lo que podemos hacer para mejorar la convivencia en los territorios y sentará las bases para avanzar en no repetir los quebrantos sufridos. Si bien sabemos que estamos ante un profundo desafío, en la Comisión de la Verdad realizamos esta tarea con profundo respeto por el país, su historia y sus víctimas, en nuestro interés de asegurar una participación amplia y plural en una construcción de verdad que reconozca muchas voces y haga de ella un valor ético que nos merecemos como sociedad.

¿Cómo nació la Comisión de la Verdad?

El Acuerdo de Paz  firmado  entre  el Estado colombiano y los  excombatientes de las FARC-EP define que  las  víctimas del conflicto armado son el centro de lo acordado; en ese sentido se crea el Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición - SIVJRNR como estrategia para promover la dignificación de sus vidas y la satisfacción transformadora de sus derechos desde la verdad, con justicia, reparación y búsqueda de la no repetición. 

Como parte del Sistema, mediante el  Acto  Legislativo 01 de 2017 y el Decreto 588 de 2017, se creó la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, como un mecanismo de carácter temporal  y extrajudicial, para conocer la verdad de lo ocurrido en el marco  del conflicto armado y contribuir al esclarecimiento de las violaciones e infracciones cometidas durante el mismo y ofrecer una explicación amplia de su complejidad a toda la sociedad.

Además de la Comisión, el Sistema está integrado en conjunto con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)  y  la  Unidad  de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), desde mandatos distintos, en permanente coordinación.
 

Víctimas del conflicto.


¿Cuáles son los objetivos de la Comisión de la Verdad?

La Comisión, de conformidad con lo establecido en el Decreto que le dio vida, deberá cumplir con los siguientes objetivos:

1.    Contribuir al esclarecimiento de lo ocurrido, de acuerdo con los elementos del Mandato y ofrecer una explicación amplia de la complejidad del conflicto armado, de tal forma que se promueva  un entendimiento compartido en la sociedad, en especial de los aspectos menos conocidos del conflicto, como el impacto del mismo en los niños, niñas    y adolescentes, y la violencia basada en género, entre otros.

2.    Promover y contribuir al reconocimiento. Eso   significa   el   reconocimiento   de    las víctimas como ciudadanos y ciudadanas que vieron sus derechos vulnerados   y   como   sujetos   políticos de importancia  para  la  transformación del  país;  el  reconocimiento  voluntario   de responsabilidades individuales y colectivas por parte de todos quienes de manera directa o  indirecta  participaron  en el conflicto como una contribución a la verdad, a la justicia, a la reparación y a la no repetición; y en general el reconocimiento por parte de toda la sociedad de ese  legado de violaciones e infracciones como algo que merece el rechazo de todos y que no se debe ni se puede repetir.

3.    Promover la convivencia en los territorios, en el entendido de que esta no consiste en el simple compartir de un mismo espacio social y político, sino en la creación de un ambiente transformador que permita la resolución pacífica de los conflictos y la construcción de la más amplia cultura de respeto y tolerancia en democracia.

Además, la Comisión tiene como mandato esclarecer y promover el reconocimiento de:

1.    Prácticas y hechos que constituyen graves violaciones a los derechos humanos y graves infracciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH), en particular aquellas que reflejen patrones o tengan un carácter masivo, que tuvieron lugar con ocasión del conflicto armado, así como la complejidad de los contextos y las dinámicas territoriales en las que estos sucedieron.

2.    Las responsabilidades colectivas del Estado, incluyendo del Gobierno y los demás poderes públicos, de las FARC-EP, de los paramilitares, así como de cualquier otro grupo, organización o institución, nacional o internacional, que haya tenido alguna participación en el conflicto, por  las prácticas y hechos a los que se refiere el numeral anterior.

3.    El impacto humano y social del conflicto en la sociedad, incluyendo el impacto sobre los derechos económicos, sociales, culturales  y  ambientales,   y  las  formas diferenciadas  en   las   que   el conflicto afectó a las mujeres, a los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos mayores,  a  personas  en  razón de su religión, opinión o creencias, a las personas en situación de discapacidad, a los pueblos indígenas, a las comunidades campesinas, a las poblaciones afrocolombianas, negras, palenqueras y raizales, al pueblo ROM, a la población LGBTI, a las personas desplazadas y exiliadas o  víctimas  del  conflicto   que se encuentren en el exterior , a los defensores y las defensoras de derechos humanos, sindicalistas, periodistas, agricultores y agricultoras, ganaderos y ganaderas, comerciantes  y  empresarios y empresarias, entre otros.

4.    El impacto del conflicto sobre el ejercicio de la política y el funcionamiento de la democracia en su conjunto, incluyendo el impacto sobre los partidos y movimientos políticos y sociales, en particular los de oposición.

5.    El impacto del conflicto sobre quienes participaron directamente en él como combatientes y sobre sus familias y entornos.

6.    El contexto histórico; los orígenes y múltiples causas del conflicto,  teniendo en cuenta como insumo los informes de   la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, entre otros.

7.    Los factores y condiciones que facilitaron o contribuyeron a la persistencia del conflicto, teniendo en cuenta como insumo los informes de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, entre otros.

8.    El desarrollo del conflicto, en particular la actuación del Estado, de las guerrillas, de los grupos paramilitares y el involucramiento de diferentes sectores de la sociedad.

9.    El fenómeno del paramilitarismo, en particular sus causas, orígenes y formas de manifestarse; su organización y las diferentes formas de colaboración con esta, incluyendo su financiación; así como el impacto de sus actuaciones en el conflicto.

10.    El desplazamiento forzado y despojo de tierras con ocasión del conflicto y sus consecuencias.

11.    La relación entre el conflicto y los cultivos de uso ilícito, la producción y la comercialización de drogas ilícitas, y el lavado de activos derivados del fenómeno del narcotráfico.

12.    Los procesos de fortalecimiento del tejido social en las comunidades y las experiencias de resiliencia individual o colectiva.

13.    Los procesos de transformación positiva de las organizaciones e instituciones a lo largo del conflicto.

La Comisión de la Verdad tiene la posibilidad de construir una narración completa y objetiva de lo ocurrido en Colombia durante el conflicto. “Invitamos a las instituciones a ponerse al servicio de la vida y la grandeza humana de cada persona, a la inclusión de todas y todos sin fronteras.

Proponemos un diálogo para transformar la seguridad. A no reversar los pasos dados por las Fuerzas Militares cuando intentaron cambiar el objetivo de la guerra por un Ejército al servicio de la paz, a pesar de que aún hay guerrilla y grupos criminales. Invitamos a la seguridad dada por la confianza: cuando los ciudadanos creen los unos en los otros y confían en sus instituciones. La exaltación de las armas de todos los lados da desconfianza y provoca la guerra, no da seguridad.

Instamos a los políticos en campaña a salirse del marketing de votos y a tener la audacia de la escucha para buscar juntos la no repetición de la tragedia, para no permitir más lo intolerable.

“Queremos que en 2021 caigan las mentiras y los miedos, y pongamos en marcha, desde la verdad, un futuro de esperanza, reconciliación  y  fraternidad  en el que rescatemos la dignidad que nos merecemos como pueblo de Colombia”, concluyó el padre Francisco de Roux.

Son millones de víctimas las que ha dejado el conflicto armado en Colombia.
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