Las clases sobre señales de tránsito podrían ser diferentes en los colegios San Bartolomé, San Pedro Claver, Juventudes Unidas, y la Escuela N°33 si el parque temático del barrio Comuneros estuviera abierto.
Pese a que el parque didáctico fue construido en 2002 para formar buenos peatones y conductores ha funcionado de forma intermitente.
“Cuando inauguraron este parque los niños estaban entusiasmados con poder utilizarlo, pero ya crecieron y muchos ni siquiera lo pudieron ver funcionando”, dijo la vecina Isabel Herrera, mientras formulaba una especie de comparendo vecinal a las autoridades.
A finales de 2013, la alcaldía invirtió $100 millones en la remodelación y readecuación del escenario. Cambió pisos, instaló nuevas señales y compró motos de batería para que los niños aprendieran. Pero no hubo resultados.
Un año después la Secretaría de Tránsito Municipal implementó un programa de formación de patrulleros escolares y dispuso unos horarios de uso del parque para particulares y colegios. Esta iniciativa no duró ni seis meses.
Hoy, el parque está colmado de maleza y los vecinos no pierden la esperanza de que el municipio le de un verdadero uso a esta estructura. Mientras esto sucede los niños de los colegios aledaños siguen aprendiendo desde el papel a la espera de poner en practica la lección de tránsito.
*La Opinión