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Por los barrios
Jean Ortega, un tibuyano que se la juega por su comunidad en Cúcuta
El estudiante de Administración Pública salió de su pueblo huyéndole a la guerra.
Martes, 16 de Agosto de 2016

Como un soñador, así se describe Jean Ortega, y es precisamente eso lo que le ha permitido escalonar en su vida  y conseguir a sus 25 años muchas de las metas que se trazó cuando tuvo que dejar Tibú huyéndole a la guerra.

Hace 17 años vive en Cúcuta, y de soñar con montar en un avión cada vez que los veía sobrevolar su casa en el barrio Las Américas, pasó a vivir una de las mejores experiencias de su vida siendo voluntario en Brasil. No se fue en avión, pero el sueño de volar lo cumplió, y se le sigue dando cada vez que viaja por asuntos laborales.

Desde que estaba en el colegio trabajaba animado en cualquier actividad de servicio social que proponían.

“Una vez tuvimos una jornada de 7 de la noche a 1 de la mañana. Compartimos chocolate y pan con las personas que habitaban en el Canal Bogotá. Esa fue una experiencia muy bonita que marcó mi vida”,  recuerda con emoción Ortega.

Luego de graduarse del colegio, participaba como líder juvenil luchando por sus derechos. Cuando fueron las elecciones para consejos juveniles, se lanzó y resultó elegido como presidente del Consejo Municipal de Juventud.

“Hicimos muchas labores en favor de la juventud”, señala sonriente. “Conseguimos becas para que los muchachos estudiaran sin excusas; también, lideré un grupo de 40 jóvenes en un colegió, y los capacité para que hicieran campañas sociales”.

Gracias a eso, y a pesar de haber salido del Consejo de Juventud, Ortega se ha podido reunir con los tres últimos alcaldes de la ciudad para presentarles sus proyectos en favor de la comunidad vulnerable y de los jóvenes.

Él, estudiante de Administración Pública, cree que es posible que eso lo lleve algún día a ser alcalde de esta capital. Ortega también soñó con ser maestro y lo logró a los 21 años enseñando inglés en un colegio.

Aunque quiso irse a distintas partes del mundo, le fue difícil económicamente; hasta que encontró en Brasil la oportunidad perfecta.

Pudo pagar el voluntariado con mucho esfuerzo, pero no le alcanzó para sus pasajes en avión. A partir de entonces, las cosas se le fueron dando.

Hoy, es el presidente local de la Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Económicas y Comerciales (Aiesec).

Darlin Ramírez | Practicante de periodismo

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