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Los atentados en Cúcuta debilitan la seguridad y fortalecen a los grupos armados
Los ataques que se han dado en las últimas dos semanas revalidan la alta percepción de inseguridad.
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Categoría nota
Lunes, 28 de Junio de 2021

Desde el pasado martes 15 de junio, Cúcuta revivió, con tres atentados seguidos, los episodios de sus épocas más oscuras. Aunque los cucuteños ya se habían acostumbrado a las estadísticas al alza en homicidios y a tener una de las percepciones de inseguridad mas altas del país, por cuenta de los robos que se dan diariamente, después del atentado de ese día a la Brigada 30, la incertidumbre y la zozobra se han hecho más fuertes.

Y no es para menos. Ese martes, a las 3:15 p. m., dos explosiones que estremecieron gran parte de la capital de Norte de Santander y Los Patios, marcaron el inicio de una seguidilla de tres atentados en solo 10 días. Ese primer hecho fue dentro de la Brigada 30 del Ejército, donde activaron un carro bomba, cargado con pentrita, un poderoso explosivo que dejó 36 personas heridas y acabo con algunas instalaciones militares.

Seis días después de ese ataque, se dio otro contra varias patrullas de la Policía Metropolitana de Cúcuta (Mecuc) que fueron alertadas por una persona sobre unas extrañas cajas que abandonaron en la vía que conduce a El Zulia, más exactamente en el sector Cerro Pico.

Cuando un grupo de uniformados llegó a la entrada del barrio El Progreso a ver de qué se trataba, se dio cuenta de que una de las cajas tenía una antena y unos cables, ahí supieron que era una trampa y por fortuna alcanzaron a correr, pero una pareja que se movilizaba en un carro Renault Twingo, no corrió con la misma suerte, pues justo cuando la hicieron explotar, el hombre y la mujer recibieron toda la afectación, resultando heridos. Habitantes de esa zona también se vieron afectados.

Cuatro días después de este atentado, el pasado viernes 25 de junio, y sin que los cucuteños aún hubiesen recuperado del pánico que les ocasionaron los dos hechos anteriores, se dio otro suceso sin precedentes.

El helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana marcado con el número 007, que transportaba al presidente de la República, Iván Duque, los ministros del Interior, Daniel Palacios, y de Defensa, Diego Molano; el gobernador de Norte de Santander, Silvano Serrano; el alcalde de Cúcuta, Jairo Yáñez, y otros funcionarios, fue atacado a disparos desde el barrio La Conquista.

El mandatario y su comitiva regresaban de Sardinata, donde estuvieron todo el día en una jornada en el marco del programa Paz con Legalidad de Catatumbo Sostenible. El ataque se dio cuando intentaban aterrizar en el aeropuerto internacional Camilo Daza, de Cúcuta.

Precisamente, estos sucesos hacen recordar esa época trágica que se vivió en la capital nortesantandereana y el área metropolitana cuando se dio la arremetida paramilitar, donde las extintas Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) mantenían una guerra con el Eln y las Farc, cometiendo masacres y activando carros bomba o cualquier tipo de explosivos, dejando miles de víctimas.

Ataque contra la Brigada 30 del Ejército.

Las fallas de la seguridad

Distintos analistas consultados por La Opinión coinciden en que lo sucedido en Cúcuta es una clara señal de que los grupos armados están activos y empoderados a un nivel en el que pueden cometer estos hechos en los lugares supuestamente mejor custodiados.

Andrés Felipe Aponte González, investigador de la Fundación Ideas para la Paz (Fip), señaló que lo que viene pasando es una clara muestra que en Cúcuta no hay seguridad. “Imagínese, ni el Presidente se siente seguro, como estará el resto de personas. Pero eso no solo pasa allá (en Cúcuta), es en todo el país. Los indicadores de la percepción de inseguridad en Colombia están en niveles muy altos”.

Para el experto, lo sucedido también demuestra que los grupos armados ilegales están muy activos y con capacidad de producir un daño importante. “Además, hay muchas falencias por parte de las autoridades porque no saben bien quién comete estos hecho y con qué fin”.

Daniel Rico, otro experto en temas de seguridad y narcotráfico, sostuvo que claramente las fallas de seguridad que hay en la ciudad son muy grandes, al igual que en el esquema presidencial.

“Ante lo ocurrido en la Brigada, la seguridad presidencial debió tener asegurado todo el perímetro del aeropuerto. Además, deben tener estructuras de inteligencia alrededor de los sitios donde vaya a estar el Presidente”, manifestó Rico.

Según los expertos, otra falencia que quedó en evidencia con los atentados es que los esquemas de seguridad e inteligencia tanto de la Policía como del Ejército no están funcionando.

“Esos esquemas están siendo objeto de ataques sin ser expuestos, entonces ahí es donde se debe preguntar ¿qué está pasando? ¿Por qué no están funcionando como son? La inteligencia y contrainteligencia no están funcionando, dejando ver la vulnerabilidad que se tiene o solo se están dedicando a la protesta social, descuidando las otras labores”, explicó Aponte.

Ataque con cajas bomba contra la Policía.

¿Por qué culpar al Eln?

El investigador de la Fip aseguró que las autoridades están culpando al Eln porque es uno de los actores armados ilegales más fuertes en la zona, pero existiría la posibilidad de que no fuera esta guerrilla, sino otro grupo que contaría con apoyo de narcotraficantes.

“El Eln es el único grupo que últimamente ha usado ese tipo de acciones o ha recurrido a ellas, pero lo que hemos visto es que cuando ellos las cometen de inmediato se las adjudican públicamente, algo que no ocurrió en esta ocasión. Esto marca un punto de ruptura que no corresponde a lo que tradicionalmente ha hecho esta guerrilla”, señaló Andrés Aponte.

Y este experto en el tema se basa en asegurar que el Eln en los atentados que cometió hace un tiempo en Barranquilla y en la Escuela General Santander, en Bogotá, salió a decir que ellos los habían cometido. “Entonces, ¿Por qué no salir ahora a decir que fueron ellos? Eso es muy extraño”.

Sin embargo, Daniel Rico consideró que el Eln sí podría estar detrás de esos atentados y que la estrategia podría estar relacionada con generar presión para que el Gobierno se siente a negociar con los del Comando Central (COCE) del Eln.

“Ante eso, cuando se hable de un ataque del Eln se debe especificar de qué sección o estructura se está hablando, porque este grupo es casi que federado, sin mucha jerarquización entre ellos. Lo que ha ocurrido en el pasado es que alguna sección, especialmente la de ‘Pablito’, que está en contra de la negociación, quieren boicotear el proceso con este tipo de atentados, hablando especialmente con lo ocurrido en la Brigada 30 del Ejército”, explicó Rico.

Para este experto, lo ocurrido en la guarnición militar fue algo muy bien preparado, pero el ataque al helicóptero del presidente Duque fue algo de oportunidad. “Si hubiese sido algo preparado, créame que le pegan con un RPG (lanza cohetes), que de esas armas hay muchísimas en Venezuela. Entonces si hubieran querido, lo hacen con preparación y recursos, que el Eln tiene mucho de eso. Lo del presidente solo fue un hostigamiento de oportunidad”.

Añadió: “el Eln tiene como objetivo atentar contra la infraestructura del Ejército o la Policía bajo el criterio que son blancos y que no están violando el derecho internacional humanitario, porque no son población civil”.

Sobre lo que dijo este grupo guerrillero respecto de que ellos no tenían nada que ver con el atentado a la Brigada 30, el experto indicó que el Eln suele salir negar la autoría de algunos atentados y otros hechos “como secuestros y narcotráfico y después las autoridades descubren que ellos si están vinculados en ellos. Entonces hay dos cosas, el COCE tiene como estrategia negar todo y hay muchas cosas que pasan dentro de ese grupo que el Comando Central no controla”.

Sobre unos posibles autoatentados, de los que hoy se hablan por las redes sociales, Andrés Aponte sostuvo que no cree en esa teoría. “Esto nace por lo mismo de cómo la ciudadanía se va creando una imagen ante las altas cifras de percepción de inseguridad que tiene este Gobierno”.

El experto de la Fip también consideró que no cree que algunos grupos actúen por fuera de los lineamientos del Comando Central del Eln, por eso cree que todo lo que ellos hagan deben comunicarlo a sus máximos jefes.

“En estos ataques no hay un indicio serio que haya sido este grupo, solo se habla bajo especulaciones. El Estado no ha podido establecer de verdad quién fue. En esa zona de Cúcuta y Norte de Santander hay muchos actores armados y no sería nada raro que fuera alguno de esos grupos que han aprendido de las acciones del Eln. Acá lo que queda claro es que las situaciones de inseguridad se le salió de las manos a este Gobierno”, explicó Andrés Aponte.

Disparos contra el helicóptero presidencial.

¿Intervención por parte de Venezuela?

Pero también hay quienes consideran que estos hechos habrían sido patrocinados por el gobierno venezolano o algunas personas que hacen parte de él.

Para Jorge Mantilla, politólogo y experto en criminología, ante el riesgo de una intervención extranjera o de un estallido de violencia interna para derrocar al presidente Nicolás Maduro, el gobierno de Venezuela decidió estrechar su relación con los grupos armados ilegales de Colombia, en lo que se conoce como una guerra por interpuestas personas, o una guerra “subsidiaria” (en inglés, “proxy war”).

Esta guerra indirecta debe interpretarse como una manera de ampliar las capacidades defensivas en un eventual escenario de escalada militar en la frontera.

“Desde el punto de vista estratégico, esta forma de guerra es barata y efectiva, pues combina la capacidad de hacer daño de sectores irregulares dedicados al crimen organizado con el radicalismo de sectores como el de Iván Márquez o el Eln, experimentados en el oficio de la guerra”, señaló Mantilla.

Agregó: “esta estrategia ha desestabilizado la frontera y multiplica la presencia de grupos ilegales, creando confusión en la Fuerza Pública en Colombia. Mientras es innegable que el Estado perdió control territorial en la zona de frontera y en el área metropolitana las versiones de las fuentes oficiales sobre el atentado contra la Brigada 30 y contra el Presidente son tomadas con incredulidad”.

Sin embargo, según este experto, hay que esperar que las investigaciones surjan efecto, pero no se debería descartar la participación indirecta de elementos de la inteligencia venezolana en este tipo de hechos.

Daniel Rico por el contrario, no considera que en esas acciones este metido el gobierno de Venezuela, “porque ellos ya no ven como un peligro a Colombia y le están apostando a una transición con el próximo gobierno, porque saben que a Duque solo le queda un año y lo que quieren es restablecer las relaciones”.

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