Al preguntarle si le diría ‘sí’ al embalse del Cínera, Juan Guillermo Zuluaga, titular del ministerio de Agricultura dijo: “Me gusta; no conocía el proyecto y debo reconocer que me gusta, pero tenemos que hacerlo realidad y que no sea un discurso de toda la vida”.

El motivo: la preocupación comunitaria por la reducción del caudal del río Zulia en 50 por ciento, según le informaron en el encuentro que sostuvo con los arroceros de la región, en días pasados.

“Ya identificaron que es una prioridad y ahora necesitan el apoyo del Gobierno Nacional”, dijo. “En lo que compete al ministerio de Agricultura van a recibir todo nuestro respaldo”.

El ministro agregó que la situación obliga a ejecutar “un plan de choque urgente, que seguramente significará inversiones enormes y un proyecto de largo aliento, que si no se inicia pronto va a ser más demorado”.

Para ello, comentó que se propiciará con Corponor, el ministerio de Ambiente, la Gobernación, entre otros, abordar el proyecto que “es urgente para recuperar este afluente que no solo le sirve a Norte de Santander sino que es un beneficio para la vida, el desarrollo y la economía del país”.

Vale recordar que el Cínera prevé un caudal para atender el crecimiento de la población sin inversión inicial excesiva.

La generación de energía contribuiría al pago de los costos de la presa de 140 metros, con la cual se logra la altura para suplir la presión.

Además, la regulación de caudales almacenaría agua para temporadas secas, y el volumen de agua se estima en 190 millones de metros cúbicos para el riego de 20 mil hectáreas.

La respuesta

Andrés Hoyos, representante para Norte de Santander de Fedegan y uno de los promotores de la iniciativa, resulta afortunado que el ministerio dé indicios de interés, y espera que por fin se materialice la idea.

“Esto es un tema de voluntad política en el que, infortunadamente, una propuesta localizada a escasos 12 kilómetros en línea recta del parque Santander no ha tenido eco”, afirmó.

Elkin Caballero, alcalde de El Zulia, dijo que el embalse es estratégico, pero también “una política pública que trascienda los próximos gobiernos regionales”.

Sugirió que los municipios contaminantes conformen una bolsa de recursos “así como se desarrolla el PAE, con aportes de todos, o como se destinaron recursos para el acueducto metropolitano, lo ideal es que entre todos trabajemos por no contaminar más el río y manejar los vertimientos”. 

El mandatario resaltó que del agua del río depende la vida en los próximos años, además de las actividades socioeconómicas locales.

“Si falta el agua habrá una gran crisis social”, dijo. “Hemos visto cómo en Cúcuta, Los Patios y Villa del Rosario se nota el impacto de la disminución del río Pamplonita”. 

De otro lado, se mostró preocupado por la recomendación de Corponor de evitar usar las aguas del río Zulia, por el daño al turismo.

“Lo hacen para prevenir, pero estigmatizan al municipio y perjudican una opción económica”, afirmó. “Vamos para tres meses sin que el río aclare su color, sumado a la contaminación de Cúcuta”.

Sin embargo, esta semana se desplazó una comisión a la vereda Playoncito (Arboledas) para encontrar el origen de la situación, y se confirmó que la quebrada El Raizón, que desemboca en el Zulia, lleva consigo el material de varios deslizamientos que tiñen el agua, y se descartó que hubiese actividad minera alguna, y que el fenómeno se debe a una condición naturales.

Pese a ello, el alcalde advirtió que la contaminación que genera Cúcuta será objeto de una acción popular “para actuar contra el municipio y las empresas que construyeron a diestra y siniestra sin medir la catástrofe que significaba enviar las aguas negras directamente al río”.