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‘Lucho’ dejó la celaduría para convertirse en exitoso bibliotecario
Luis Ernesto Granados tiene 14 años al frente de la Biblioteca Pública Eduardo Cote Lamus de Toledo.
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Eduardo Rozo
Sábado, 30 de Junio de 2018

Él, pasaba largas jornadas cumpliendo labores de vigilancia en el hospital de Toledo y en la empresa de acueducto. Repartía los recibos del agua y hasta partos ayudaba a atender en la Alcaldía, entidad a la que fue vinculado de planta en 1983.

Así, pasó 21 años Luis Ernesto Granados Contreras. Al vaivén de los cambios de administración en Toledo y de las afinidades políticas, en 2004, siendo alcalde Carlos Omar Delgado Bautista, fue reubicado en la Biblioteca Pública Eduardo Cote Lamus.

“El cambio fue drástico y mis compañeros celadores decían que no iba a ser capaz. Los de Planeación me asustaron y dijeron que me iba a calentar con la cantidad de proyectos y líos por solucionar”.

Sin embargo, el viejo Lucho, como es conocido en la población, no se amilanó y con tesón se demostró a sí mismo y a sus detractores que nada es imposible cuando se camina por la vida con seguridad.

Catorce años han pasado desde que asumió el cargo como bibliotecario y lo que se inició como un castigo, se convirtió en una de las experiencias más exitosas de promoción de lectura y de escritura en el departamento.

Delgado es actualmente asesor de la Alcaldía y uno de los colaboradores más activos del brillante Lucho.

La nueva sede está en el barrio Napoleón. Es amplia, cómoda y con buena iluminación.

Cuarto de los sueños

En un salón de la Casa de la Cultura funcionaba la biblioteca pública de Toledo. Una pequeña sala con olor a libros viejos, los mismos que Lucho inventarió, 3.800 en total.

El material fue organizado por secciones y esa fue su primera acción como bibliotecario, oficio para el que había sido nombrado sin siquiera saber manejar un computador o menos aún, cómo elaborar una ficha técnica para nuevos títulos literarios.

Lucho se puso como meta formarse y aprovechó los 2.480 libros que en 2004 envió el Ministerio de Cultura al municipio y empezó a dedicar gran parte de su día a la lectura.

A la par, empezó a participar en cuanto taller de formación se abría y a compartir experiencias con otros bibliotecarios. 

Su sueño cuando la visión de ser bibliotecario cambió, fue la de dejar atrás ese pequeño cuarto y convertir a la biblioteca en un centro cómodo, con ventilación, material didáctico y variedad de libros.

Además, de dotarlo con herramientas tecnológicas, pues para la época no había ni computadores ni televisores. Con el paso de los años Lucho se convirtió en un experto para manejar equipos de cómputo.

La promoción de lectura con las comunidades es disfrutada por Luis Ernesto Granados.

Las estrategias

Uno de los momentos que más recuerda Lucho fue cuando el Mincultura puso en marcha los programas de promoción de lectura con grupos específicos: primera infancia, adolescencia, jóvenes, adultos y adultos mayores.

A la par, la cartera cultural le ofreció capacitación y se ampliaron los servicios de extensión bibliotecaria, llegando a comunidades apartadas.

“Cuando trabajé con un grupo de docentes, académicos formados, me criticaron y descalificaron mi labor. Luego, cuando salieron del taller, me felicitaron y empezaron a motivar a los estudiantes para que fueran a la biblioteca”.

Así, con dedicación, Lucho logró incrementar las visitas. De los 12 niños que iban en 2004 diariamente, se pasó a 80 con la apertura de talleres y de jornadas lúdicas.

Otra de las estrategias que utilizó fue ir a la emisora, donde le abrieron un espacio para promocionar los libros. A esas iniciativas se suman las ludotecas, las jornadas de lectura en voz alta, el programa biblioteca-escuela y las tertulias literarias.

Tal es el éxito alcanzado por Lucho que en 2017, de acuerdo con las cifras de la Red Departamental de Bibliotecas, se tuvieron 22.937 visitas. En los cinco primeros meses de este año van 6.194.

La antigua biblioteca funcionó en un pequeño salón de la Casa de la Cultura de Toledo.     

La nueva sede

En 2016 se consolidó el sueño de tener una nueva sede, construida con apoyo del Ministerio de Cultura en el barrio Napoleón.

La gestión se inició en 2012, con la legalización del predio y el diseño del proyecto, que fue devuelto en varias ocasiones a ajustes y por ello quedó archivado.

En 2016, cuando asumió como alcalde Jairo Alberto Castellanos, se tuvo voluntad política y la idea se revivió. El 4 de julio se empezó la construcción y la entregaron el 28 de octubre de ese año.

“Pedí las vacaciones y curiosamente seguí trabajando porque la meta era inaugurarla. Con los jóvenes y colaboradores trasladamos todo el material, organizamos estantes y la felicidad me invadió el alma”, dijo Lucho.

El 22 de diciembre de 2016, fue el acto inaugural. Para Lucho la biblioteca fue su universidad y verla consolidada, el anhelado grado tras más de una década de intensa lucha. 

“Nunca había salido del pueblo, no conocía ni Cúcuta. Leyendo y viajando me han ayudado a tener otra visión del mundo, me han hecho crecer. La biblioteca es un espacio para autoformarse”.

Bibliotecario ejemplar

La coordinadora de la Red Departamental de Bibliotecas, Marlene Navas, definió a Lucho como un hombre que siempre está dispuesto a participar. “Le encanta escribir coplas y en los encuentros siempre tiene un espacio para contar sus historias”.

Sus logros son múltiples y entre ellos se destacan el haber logrado unir a las entidades del municipio de Toledo para que vean a la biblioteca como eje de transformación cultural. 

Además, ha representado al departamento en encuentros nacionales cumplidos en Paipa, en Bogotá y en Medellín. Los jóvenes que ha ayudado a formar en los clubes de lectura, se han convertido en estudiantes Pilo Paga.

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