De no tomarse medidas en el corto tiempo Puente Real pasará a la historia no por su antigüedad, arquitectura o porque durante la colonia y épocas más recientes fue el paso obligado de viajeros, sino porque se derrumbó ante la falta de mantenimiento preventivo y programas de reestructuración.

Cada vez que se presentan dificultades con las crecientes del río Chitagá y Cáraba o que alguien denuncie que le paso elevado cada vez está más deteriorado, se encienden las alarmas, pero solo queda en eso, ya que no ocurre nada con intervenciones de fondo por parte de los organismo municipales, regionales o nacionales.

El tema del puente volvió a tomar relevancia con motivo de las lluvias presentadas el jueves 2 de julio de este año, en donde el río se salió del cauce y amenazó con arrasar la estructura de Puente Real.

Antes de suscitarse la emergencia de mitad de año, el 1 de febrero de 2019 el concejal Yorman Suárez Hormaza había solicitado a las entidades culturales del departamento y de la nación recursos económicos para salvar la antigua estructura que está a punto de colapsar.

También la gestión la han hecho el alcalde, Jorge Rojas Pacheco y el resto de los diez miembros de la corporación coadministrativa del municipio.

Ante esa petición y los hechos más recientes el Ministerio de Cultura a través del director de patrimonio y memoria, Alberto Wilson White ofició el 16 de julio de 2020 al alcalde, Rojas Pacheco, como primera autoridad del municipio las acciones de primeros auxilios que debe emprender inmediatamente para prevenir daños mayores.

Las recomendaciones están relacionadas con apuntalar los sistemas estructurales, cerrar el puente provisionalmente para evitar el paso de personas y el desmonte de elementos puntuales que estén en riesgo de colapsar.

También le indican cuales son las fuentes de financiación para salvar la estructura.