En Labateca, 32 víctimas de la guerra se unieron hace dos años y le apostaron al cultivo de café. Ahora, tienen una empresa comunitaria en la que tuestan, muelen, empacan y comercializan el grano.

La actividad la vienen liderando desde la Asociación de Víctimas de Labateca y para la parte legal han contado con la asesoría del personero municipal, Luis Carlos Leal Parada. 

Actualmente están avanzando con el registro sanitario ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), para luego hacer presencia en los mercados nacionales.

“Es una iniciativa que genera empleo y pone en otro contexto a las víctimas”, dijo Leal.

Los asociados cuentan con una tostadora de café que les donaron y están a la espera de que la Alcaldía les entregue maquinaria y un espacio donde funcionará la sede. Lo más urgente es una trilladora y un molino grande para aumentar la producción.

La presidenta de la Asociación de Víctimas de Labateca, María Velandia, dijo que con aportes personales han conseguido los equipos que tienen actualmente.

“El café proviene de las fincas de los asociados, en donde la producción es orgánica. Se produce un café pergamino de alta calidad o excelso”.

Cuando no hay producción consiguen el café en la cooperativa del municipio. En la actualidad están empacando en bolsas de diferentes tamaños, una arroba semanalmente que venden entre los pobladores y visitantes.

Sobre el nombre del producto, la presidenta Velandia indicó que para hacerle honor a Labateca lo denominaron ‘Cafeslab’.   

“La misión es hacer conocer nuestro café a nivel nacional e internacional”, manifestó Velandia.

Ella, junto con sus compañeros, se ha capacitado sobre conocimiento y manejo del café a través del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena).