Conozca los signos y síntomas de la miocardiopatía y evite terribles desenlaces.
Cuando decimos «cardiomiopatía» (o «miocardiopatía») nos referimos a la «enfermedad del músculo cardíaco», una afección que daña la tonicidad muscular del corazón y reduce su capacidad para bombear sangre al resto del organismo.
De acuerdo con el Instituto del Corazón de Texas (EE. UU.), 1 de cada 5 adultos sufre de cardiomiopatía, pero la mayoría ni siquiera lo sabe. “La cardiomiopatía es una de las principales causas de insuficiencia cardíaca y el motivo más común para necesitar un trasplante cardíaco”, destacan expertos.
Averigüe los antecedentes médicos de su familia para determinar si corre riesgo de padecer esta enfermedad. Incluso si nadie en su familia sufre de cardiomiopatía, es importante que conozca los síntomas de advertencia:
Dificultad para respirar al hacer actividad física o, incluso, al descansar
Hinchazón en las piernas, los tobillos y los pies
Hinchazón del abdomen debido a la acumulación de líquido
Tos al estar recostado
Dificultad para dormir en posición horizontal
Fatiga
Latidos que se sienten rápidos, que palpitan fuertemente o como aleteos
Molestia o presión en el pecho
Mareos, aturdimiento y desmayos
Expertos de la Clínica Mayo indican que “los signos y síntomas tienden a empeorar a menos que sean tratados. En algunas personas, la afección empeora rápidamente; en otros, puede que no empeore durante mucho tiempo”.
Consulte al médico si tiene alguno de estos síntomas. Además, ya que el consumo excesivo de alcohol, el consumo de alimentos que no contienen las vitaminas adecuadas y la exposición a las toxinas pueden causar cardiomiopatía, es posible reducir el riesgo llevando un estilo de vida sano para el corazón.
Muchas veces se desconoce la causa de la miocardiopatía, pero, en algunas personas, es el resultado de otra afección (adquirida) o de la transmisión de uno de los padres (hereditaria).
Entre algunos comportamientos o afecciones médicas que pueden provocar una miocardiopatía, se incluyen los siguientes:
Presión arterial alta durante períodos largos
Daño en el tejido del corazón como consecuencia de un ataque cardíaco
Frecuencia cardíaca acelerada durante períodos largos
Problemas de las válvulas cardíacas
Infección por COVID-19
Determinadas infecciones, en especial las que causan inflamación del corazón
Trastornos metabólicos, como obesidad, enfermedad tiroidea o diabetes
Falta de vitaminas o minerales esenciales, como la tiamina (vitamina B1), en la alimentación
Complicaciones en el embarazo
Acumulación de hierro en el músculo cardíaco (hemocromatosis)
Formación de cúmulos de células inflamatorias (granulomas) en cualquier parte del cuerpo, como el corazón y los pulmones (sarcoidosis)
Acumulación de proteínas anormales en los órganos (amiloidosis)
Trastornos del tejido conectivo
Consumo de alcohol en exceso durante muchos años
Consumo de cocaína, anfetaminas o esteroides anabólicos
Uso de algunos medicamentos de quimioterapia y radiación para tratar el cáncer.