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¿Lo pueden ver y escuchar todo el día?
En la red social Facebook saben con qué personas hablamos y toda la información que subimos o borramos.
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Colprensa
Colprensa
Sábado, 21 de Abril de 2018

En 2017 se empezó a rumorar que algunos televisores escuchaban a sus usuarios sin que estos se percataran. 

En realidad, lo hacían hackers y el dispositivo era solo el medio a través del cual lo lograban, gracias a las vulnerabilidades que descubrieron en el sistema.

Esa historia se convirtió en un escándalo de seguridad y los errores tuvieron que ser corregidos para cerrarle el camino a quienes se aprovecharon del problema. 

No solo ha pasado con televisores, también con juguetes, como osos de peluche -de los que tienen cámara y micrófono-, y otro tipo de aparatos del llamado Internet de las Cosas, esos que se comunican entre sí gracias a sensores.

El experto en tecnología Dylan Curran acaba de alertar en una columna publicada en The Guardian de los peligros que se corren al permitir que algunas apps tengan acceso a la cámara y al micrófono del equipo. 

La sugerencia de Curran básicamente es poner una cinta sobre las cámaras de los celulares, algo que Mark Zuckerberg, sí, el creador de Facebook, hace con su computador.

Sobre ese tema hay una gran discusión por estos días, señala Camilo Gutiérrez, jefe del laboratorio de investigación de Eset Latinoamérica. Cuenta que técnicamente es posible. 

Las apps pueden tener acceso a la cámara y el micrófono, sobre todo si el usuario le da permiso de hacerlo al instalarla y “si está diseñada para tomar el control”, señala el especialista.

Felix Krause, profesional en código de iOS, el sistema operativo de Apple, afirma que una vez se le concede a una app como Facebook o Instagram el uso de la cámara y el micrófono, estos pueden “grabarte en cualquier momento en el que la aplicación esté en primer plano (siendo usada en ese momento) y tomar fotos y videos sin decírtelo”.

Son las advertencias de Krause las que expone Curran en su artículo para argumentar el constante peligro de exposición que corren los usuarios.

En ciertos casos, necesarias 

Si bien las aplicaciones que no son maliciosas como Snapchat, Instagram y WhatsApp, a las que Gutiérrez caracteriza como legítimas, requieren autorizaciones para disponer de esas herramientas -cámara y micrófono-, el experto señala que en sus políticas y condiciones de uso dejan claro qué harán con la información a la que tendrán acceso, y el fin no es espiar.

Instagram, por ejemplo, pide disponer de la cámara y el micrófono, entre otras características de los equipos. Pero, el propósito del micrófono es grabar los audios que acompañan los videos, no escuchar a los usuarios de una forma maliciosa o sin que estos hayan activado el botón que permita quedar con un registro.

Igualmente, la licencia para que utilice la cámara es solo con el fin de que puedan tomarse fotos directamente desde la app.

El vocero de Eset comprende que estas preocupaciones surjan por estos días en los que se asegura que la información no está protegida y corre peligro en Internet, y en los que hay cierta paranoia entre los usuarios de redes sociales y apps.

Sin embargo, aclara que, así se estén dando permisos para acceder a herramientas que podrían vulnerar la privacidad, hasta ahora no hay evidencia de que algo así esté sucediendo, que la información se use con malas intenciones.

“Técnicamente es posible, pero de ahí a que lo hagan hay un gran trayecto. Los desarrolladores no tienen ese tipo de funcionalidades declaradas en las políticas de sus aplicaciones”, agrega el experto.

Gutiérrez también aclara que las consultas que se hacen con más constancia en los buscadores y en redes sociales, así como los “Me gusta” que se ponen y los intereses que se han dado a conocer en la web, son las principales claves para que plataformas como Facebook, Google o Instagram sepan qué anuncios mostrar a sus usuarios, y no lo que escuchan por los micrófonos de celulares, porque de eso no hay conocimiento.

Finalmente, señala que son los usuarios los que deciden si utilizan una aplicación que solicite autorización para usar su cámara. Igualmente, son ellos quienes pueden revisar los permisos que dan y decidir si abren la puerta a un paparazzi insospechado.

Facebook nos conoce

“El contenido de los mensajes entre personas no se utiliza para la orientación de anuncios, ni escuchamos las llamadas de voz y video”, señalaron recientemente voceros de la red social Facebook, lo cual deja en evidencia el poder de ‘manipular’ cualquier dispositivo.  

Esta red social de Mark Zuckerberg también sabe cuántos “me gusta” damos a las páginas, a qué famosos seguimos y los eventos a los que queremos ir. 

No es casualidad que en su muro le aparezcan los tenis que tanto quiere o que Facebook le sugiera dar clic a una revista virtual que parece como hecha para usted: esos datos sobre intereses específicos son los que vende la red social a las empresas que buscan segmentar la publicidad para llegar a determinado público.

Hasta ahí, los datos que tiene Facebook parecen responsabilidad exclusiva de los usuarios (si no quiere seguir entregando datos, pues no le dé “me gusta” a nada, ni suba fotos ni hable con sus amigos por el chat).

Sin embargo, por más pasivo que sea un usuario, la aplicación sigue recogiendo datos. Facebook sabe su ubicación exacta, el número de su IP y el tipo de dispositivo. Y si ya hay alguna foto con la cara suya en la red social, nada qué hacer: un algoritmo guardó las coordenadas de su rostro y por eso es que sus amigos pueden etiquetarlo con un solo clic.

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