Aunque las universidades se esfuerzan por crear profesionales cada vez más competentes, existe una gran brecha entre los egresados que se convierten en empleados y quienes crean empresa.

A este público de jóvenes emprendedores quiso llegar Proempresas a través de su programa de Incubación de negocios que desde 2016 ha formado seis negocios de base tecnológica.

Así como el emprendimiento, la tecnología también es otro elemento poco aprovechado, incluso por negocios que llevan años de haberse conformado.

Mónica Fonseca, directora ejecutiva de Proempresas, explicó que estos emprendimientos surgen de proyectos de investigación de sus dueños, que en la mayoría de los casos son estudiantes universitarios.

“Son jóvenes que están en los grupos de investigación de las universidades y se presentan a convocatorias que nosotros hacemos”, expresó.

Desde 2016, las convocatorias al programa de incubación se abren dos veces al año. 

Luego de presentar las iniciativas se hace un trabajo de maduración, inversión y fortalecimiento de otros aspectos.

“Hay un impacto de trabajo con la academia, lo que hace que ellos desarrollen innovación y empiecen a aterrizar sus ideas que realmente pueden impactar en el desarrollo”

Jumasefo

Jumasefo, es una de las seis iniciativas que se encuentran activas y en crecimiento desde 2016. 

Su equipo de emprendimiento estaba conformado inicialmente por cuatro estudiantes de ingeniería de sistemas. Hoy, algunos de ellos ya son profesionales. 

Esta iniciativa se define como la fábrica de la diversión, es una empresa dedicada a la creación de videojuegos y juguetes didácticos para niños, basándose en sus necesidades de aprendizaje.

Luis Eslava, uno de los fundadores de Jumasefo, explicó que la idea surgió con la necesidad de despegar a los niños de los dispositivos móviles, que a muy temprana edad empiezan a usar con fines recreativos. 

Por tal motivo, este equipo de jóvenes propuso, en primer lugar, a “Juma” un juguete didáctico que les enseña a los niños bases de programación de una forma divertida y menos metódica para que aprendan a crear sus propios videojuegos educativos.

“Quisimos darles tecnología, pero en algo tangible, que ellos pudieran tocar”.

Se trata de un cubo elaborado en materiales reciclables, con partes electrónicas adentro con las cuales se pueden crear secuencias a través de retos. La idea es que si las secuencias quedan correctas alumbre una luz verde o roja si queda mal.

“El propósito de todo esto es liberar el potencial de cada uno de los niños”, expresó. 

El primer prototipo está pensado para niños de 3 a 6 años, y luego se espera crear otro modelo que sirva de 6 en adelante. 

“Queremos llegar a un momento donde recojamos el plástico para después sacar las partes del juguete en impresoras 3D a través de un filamento que también estamos creando”, expresó Eslava.

Durante el proceso con Proempresas, los emprendedores consiguen financiación a través de crowdfunding (financiación colectiva) o un ángel inversor que se interese en sus propuestas. 

Esta financiación sirve para crear los productos que van a ser lanzados al mercado nacional e internacional.

Juma, el producto estrella de Jumasefo, ya está en las últimas validaciones para venderse en aproximadamente 4 meses.

Para la primera producción se lanzarán entre 1.000 y 1.200 unidades que además de Colombia, estarán destinadas al mercado de Chile y Perú.

Modmob

La realidad virtual es una de las herramientas claves del diseño de mobiliario.

Otro proyecto que pasó los filtros de Proempresas, pero esta vez en 2017, es Modmob, un emprendimiento basado en la necesidad de aprovechar los espacios reducidos, para lo que realiza el diseño de mobiliario que se ajusta a las necesidades del cliente.

Esta empresa le apuesta a un ingrediente especial: la realidad virtual.

Jorge Ortiz, uno de los creadores de Modmob explicó que el hecho de que, las unidades básicas de viviendas, sean cada vez más pequeñas motivó a buscar una alternativa para darle mayor uso a los espacios.

“Desde hace mucho tiempo en Cúcuta ya se está presentando este fenómeno, pero en Bogotá y el resto del país, mucho más”, expresó.

Basados en un modelo de familia tradicional - con dos padres y dos hijos-, el equipo de arquitectos planteó la posibilidad de crear espacios multifuncionales que anteriormente no eran usados correctamente.

El comedor es uno de ellos, Ortiz señala que los niños normalmente lo usan para hacer sus tareas, pero cuando llega el momento de la cena tienen que trasladar todos los implementos escolares sin un espacio propio para ellos.

Sin embargo, hay áreas que requieren otro tipo de diseño, como las habitaciones.

Según Ortiz, las habitaciones de los padres se están convirtiendo en una sala de televisión, por lo que ya no es necesaria, durante el día, una cama.

Para eso, los arquitectos plantean un mueble que además de cama, pueda convertirse en sofá y sea mejor aprovechado.

“La idea es dignificar los espacios, para que las personas no sientan la precariedad”.

En cuanto al uso de la tecnología, Ortiz señaló que desde el inicio usaron planos en 2D, pero siempre quisieron implementar la tercera dimensión (3D), por eso se presentaron a la convocatoria de Proempresas.

“Ya se venía haciendo como algo improvisado, pero la convocatoria de presentar proyectos fue el impulso para estructurar bien la empresa”.

El grupo de arquitectos ya se había presentado anteriormente al Fondo Emprender del Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena), pero no lograron enganchar bien con el proceso que allí se venía realizando”.

Desde ese momento, surgió la oportunidad de presentarse a Proempresas, que además de capacitarlos y acompañarlos durante la creación de su empresa, les permitió adaptarse en tiempo y espacios de trabajo.